Una monta?a rusa sin fin
La crisis econ¨®mica y pol¨ªtica europea lleva el nerviosismo a los mercados
La Bolsa padeci¨® (otra vez m¨¢s) una semana de infarto. La crisis econ¨®mica y pol¨ªtica europea empuja a los inversores a vivir en un perpetuo alambre dentro de un contexto marcado por la volatilidad extrema. El balance semanal para el Ibex arroja una subida del 0,99% que deja las p¨¦rdidas en 2010 en el 21,21%. En la sesi¨®n del viernes, el selectivo coquete¨® con sus m¨ªnimos anuales, aunque en el tramo final del d¨ªa la entrada de dinero desencaden¨® un rebote que salv¨® los muebles.
En el mercado (o m¨¢s bien en el discurso pol¨ªtico) se ha instalado definitivamente un discurso maniqueo: cuando la Bolsa cae, son los perversos especuladores los culpables; cuando la Bolsa sube, se debe a los c¨¢ndidos inversores. As¨ª las cosas, los nervios est¨¢n a flor de piel. Prueba de esta sensibilidad extrema es que entre el m¨¢ximo y el m¨ªnimo intrad¨ªa del Ibex durante la semana hay una diferencia superior al 7%.
Europa (y el euro) como proyecto parece vivir una profunda crisis que si en un principio se vio como coyuntural, amenaza con convertirse en estructural. Los abultados d¨¦ficits y endeudamientos acumulados por la mayor¨ªa de los Estados miembros durante los ¨²ltimos a?os para combatir la recesi¨®n ahora pasan factura. Los Gobiernos, entre ellos el espa?ol, articulan a toda prisa medidas de ajuste para encauzar sus finanzas p¨²blicas y, de paso, calmar a los mercados. El problema es que los efectos de las medidas, al retraer el consumo y la inversi¨®n, supondr¨¢n todo un reto para el todav¨ªa d¨¦bil crecimiento econ¨®mico de estos pa¨ªses.
Si a este dif¨ªcil panorama se le a?ade que dentro de la uni¨®n monetaria han aflorado tensiones entre sus miembros, la cosa se complica a¨²n m¨¢s. La decisi¨®n de Alemania de imponer restricciones a las ventas a corto en descubierto sobre sus entidades financieras y sobre la deuda p¨²blica ha soliviantado a¨²n m¨¢s a los inversores. En primer lugar, por su car¨¢cter unilateral, y en segundo, porque a los mercados les espanta cualquier medida que implique mayor regulaci¨®n.
En este contexto, todas las miradas se centran en el euro. La divisa europea ha vivido tambi¨¦n una semana de gran volatilidad. Las dudas sobre la capacidad de Europa para resolver sus problemas hundieron al euro hasta niveles de 1,22 d¨®lares. Algunos mensajes esperanzadores y rumores de intervenci¨®n, sin embargo, propiciaron un rebote al final de la semana y el euro escal¨® por encima de la cota de 1,25 d¨®lares, muy lejos, eso s¨ª, del cambio de 1,45 d¨®lares que ten¨ªa a principios de enero.
A la espera de que escampe el temporal, los inversores parecen decididos a refugiarse en activos m¨¢s seguros como el d¨®lar, el oro y la deuda p¨²blica alemana. La rentabilidad del bono alem¨¢n a 10 a?os, por ejemplo, ha tocado esta semana su m¨ªnimo hist¨®rico.
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