Una espiral perversa
La debilidad del crecimiento y la ausencia de un pacto pol¨ªtico explican la nueva rebaja de la deuda
Casi al mismo tiempo que el premio Nobel de Econom¨ªa Joseph Stiglitz ped¨ªa liquidar la autoridad de las agencias de calificaci¨®n, por haber sido incapaces de prever los fraudes en los mercados y por su descarado comportamiento proc¨ªclico, que agrava las crisis e intensifica la euforia financiera, la agencia Fitch rebajaba la calificaci¨®n de la deuda espa?ola desde AAA hasta AA+ con perspectivas de estabilidad. Es la segunda rebaja en la calificaci¨®n producida este a?o, despu¨¦s de la de Standard's & Poors, y tendr¨¢ consecuencias para la econom¨ªa espa?ola. Por una parte, resta eficacia al plan de recorte de gastos aprobado por el Gobierno, puesto que puede encarecer el servicio de la deuda y, adem¨¢s, augura nuevos deterioros burs¨¢tiles de los activos espa?oles a partir del lunes.
El dictamen de Fitch entiende que la tasa de crecimiento del PIB es insuficiente para atender el endeudamiento agregado (privado y p¨²blico) y apunta inequ¨ªvocamente a la contradicci¨®n, aparentemente insalvable, en la que se encuentra la econom¨ªa espa?ola, una de las que los inversores se?alan como m¨¢s d¨¦biles del ¨¢rea euro. Para mantener la solvencia de su deuda, Espa?a tiene que aplicar un ajuste de su gasto p¨²blico; ese recorte merma las posibilidades de recuperaci¨®n, y esa debilidad se convierte en motivo de m¨¢s desconfianza en los mercados. La propia rebaja en la calificaci¨®n lastrar¨¢ un poco m¨¢s las posibilidades de reactivaci¨®n.
Ayer mismo, el Gobierno, en un ejercicio de realismo encomiable, acompas¨® su cuadro macroecon¨®mico al impacto del ajuste del gasto p¨²blico y de la subida de impuestos. Rebaj¨® las proyecciones de crecimiento en cinco d¨¦cimas en 2011 y cuatro d¨¦cimas en 2012 y 2013 y elev¨® las tasas de paro previstas para estos a?os, de forma que este a?o ser¨¢ cinco d¨¦cimas superior a lo previsto (hasta el 19,4%) y el pr¨®ximo aumentar¨¢ en cuatro d¨¦cimas sobre las previsiones, hasta el 18,9%. Son proyecciones que confirman un periodo prolongado de crecimiento insuficiente antes de llegar a la recuperaci¨®n.
Pero no conviene enga?arse. Fitch recoge en su decisi¨®n el rechazo de los inversores hacia el desorden de la pol¨ªtica espa?ola y la incapacidad del Gobierno y la oposici¨®n para ponerse de acuerdo en las l¨ªneas b¨¢sicas de actuaci¨®n para superar la fase recesiva. Parece inconcebible que el primer partido de la oposici¨®n no acepte que Espa?a ha perdido una parte importante de su riqueza en la crisis que estall¨® en 2007, que esa p¨¦rdida obliga a un ajuste general de rentas y que la gravedad del momento exige dejar en segundo plano los intentos de llegar al Gobierno pasando por encima de cualquier otra consideraci¨®n; parece insensato que los Gobiernos aut¨®nomos se opongan sistem¨¢ticamente a este ajuste de rentas, se nieguen a apoyar pol¨ªticamente la posici¨®n del Gobierno y arrastren los pies para obstaculizar la reforma de las cajas de ahorros en nombre de reivindicaciones de campanario; y parece disparatado que se atice la amenaza de una huelga general, si se aprueba una reforma laboral por decreto si los agentes sociales no son capaces de pactarla por su cuenta y responsabilidad.
La situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola empeora, cierto, pero la insolvencia pol¨ªtica tambi¨¦n cotiza en los mercados. PP, CiU o PNV son tan responsables del deterioro de la credibilidad de las finanzas p¨²blicas como el Gobierno. La trayectoria de esta espiral perversa solo puede romperse si se mantienen los planes de ajuste del gasto, se aprueba (con pacto o sin ¨¦l) una reforma laboral que cimiente la recuperaci¨®n econ¨®mica en el empleo estable y no en los contratos precarios, se procura a medio plazo un reforzamiento de la estructura de ingresos del Estado y se cuenta, de una vez, con el respaldo pol¨ªtico de la oposici¨®n pol¨ªtica a la austeridad.
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