Adi¨®s al amigo americano

Dennis Hopper, actor gigante de naturaleza rebelde que renaci¨® de sus cenizas tras a?os de excesos y de ascender a los cielos de Hollywood con su obra magna, Easy rider, falleci¨® ayer en Los ?ngeles v¨ªctima de un c¨¢ncer de pr¨®stata cuya existencia se conoci¨® en octubre. Hace apenas dos semanas cumpl¨ªa 74 a?os y el pasado marzo hac¨ªa su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica en el Hollywood Walk of Fame. Fue el d¨ªa en que se inaugur¨® la estrella que lleva su nombre y que, como suele ocurrir cuando el coraz¨®n de quien le da nombre deja de latir, hoy se convertir¨¢ en el lugar de peregrinaje de sus admiradores.

"Vosotros me disteis una vida que jam¨¢s hubiera podido tener siendo un chaval de Dodge City, Kansas", dijo frente a cientos de ellos durante aquella ¨²ltima aparici¨®n estelar. Fr¨¢gil y menudo pero de muy buen humor, aquel d¨ªa lleg¨® acompa?ado de algunos de sus amigos m¨¢s fieles, como Jack Nicholson, al que dirigi¨® y junto al que protagoniz¨® Easy rider, la pel¨ªcula con la que el esp¨ªritu rebelde de la contracultura de finales de los a?os sesenta qued¨® finalmente tatuada sobre el celuloide. "Nadie se hab¨ªa visto a s¨ª mismo en las pel¨ªculas hasta entonces. La gente fumaba porros y tomaba LSD por todo el pa¨ªs, pero en el cine segu¨ªan viendo a Doris Day y a Rock Hudson", dijo Hopper de aquel filme, con el que se llev¨® el premio al mejor director novel en el Festival de Cannes en 1969.

Toda la juventud se reconoci¨® por fin en aquella 'road movie'

Llevaba a?os sobrio, pero le segu¨ªan dando papeles de hombres al l¨ªmite

"El impacto de Easy rider, sobre los cineastas y sobre la industria fue s¨ªsmico", escribi¨® el periodista Peter Biskind en 1998 en su libro Moteros tranquilos toros salvajes. La generaci¨®n que cambi¨® Hollywood (publicado en Espa?a por Anagrama). El triunvirato protagonista, que tambi¨¦n inclu¨ªa a Peter Fonda, renegaba de Hollywood. "Para ellos aquella pel¨ªcula fue la demostraci¨®n de que pod¨ªas batir a la industria en su propio terreno, pod¨ªas drogarte, expresarte y adem¨¢s, ganar dinero", escribi¨® Biskind.

Sin embargo, Hopper, que se hab¨ªa criado en una granja en Kansas y que se apasion¨® por la interpretaci¨®n en el colegio despu¨¦s de mudarse con su familia a San Diego, no fue capaz de mantener el equilibrio entre las drogas y su vida profesional. Sus primeros pasos como actor los hab¨ªa dado junto a James Dean en Gigante y Rebelde sin causa a mediados de los cincuenta. "Me consideraba el mejor actor del mundo hasta que vi actuar a Dean", dijo de ¨¦l a?os despu¨¦s de su muerte, algo que calific¨® como "una de las tragedias de mi vida".

Pero sin duda Hopper vivi¨® muchas m¨¢s. Sus m¨¦todos de interpretaci¨®n, basados entre otras cosas en lo que aprendi¨® de Dean, le causaron problemas con muchos directores en Hollywood. Por eso a finales de los cincuenta decidi¨® mudarse de Los ?ngeles a Nueva York, donde se puso a estudiar con Lee Strasberg y donde comenz¨® a trabajar como fot¨®grafo. Ese era otro de sus talentos.

Entre 1961 y 1967 fotografi¨® a muchos de los que comenzaban a brillar como estrellas, de Paul Newman a Tina Turner (recientemente public¨® un libro con aquellas fotos). Tambi¨¦n entonces arranc¨® su pasi¨®n por el arte contempor¨¢neo, lo que le llev¨® a convertirse en uno de los coleccionistas m¨¢s envidiados y admirados, puesto que adem¨¢s, se convertir¨ªa en amigo ¨ªntimo de gente como Andy Warhol o Claes Oldenburg.

Fue tras dirigir Easy rider cuando su vida dio un vuelco. A las drogas que ¨¦l y su generaci¨®n reivindicaban se uni¨® la megaloman¨ªa, y pronto la qu¨ªmica comenzar¨ªa a jugarle malas pasadas. Pese a convertirse en el director m¨¢s c¨¦lebre de Hollywood, su siguiente pel¨ªcula, The last movie, estrenada en 1971, fue un fracaso absoluto y tard¨® m¨¢s de 15 a?os en poder volver a dirigir: el filme Colors, en 1988.

Particip¨® en m¨²ltiples pel¨ªculas de bajo presupuesto para poder mantener su ultrat¨®xico tren de vida pero solo renaci¨® profesionalmente, y de forma moment¨¢nea, tras su paso por El amigo americano, de Win Wenders, y, sobre todo, Apocalypse now, de Francis Ford Coppola. Durante la d¨¦cada de los setenta se hab¨ªa acelerado su descenso a los infiernos, llegando a necesitar 30 cervezas diarias y tres gramos de coca¨ªna solo para funcionar. Su cerebro explot¨® mientras viajaba ciego de peyote por una selva mexicana, en la que fue encontrado corriendo desnudo y donde intent¨® subirse a un avi¨®n en marcha. Fue ese el episodio que le hizo replantearse la vida: en 1983 entr¨® en una cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n.

Llevaba sobrio desde entonces, aunque en la ficci¨®n los directores siguieran busc¨¢ndole papeles de hombres al l¨ªmite, como el de padre alcoh¨®lico que interpret¨® en el filme Hoosiers, en 1986, por el que recibi¨® una candidatura al Oscar o el imborrable psic¨®pata de Terciopelo azul, de David Lynch. Todos los bordaba.

En la vida privada, en cambio, su dif¨ªcil car¨¢cter le caus¨® problemas, aunque siempre mantuvo amigos fieles. Sus mujeres en cambio, no le aguantaron. Se cas¨® cinco veces, tuvo cuatro hijos y pese a su enfermedad, a¨²n estaba enfrascado en un agrio y doloroso divorcio de su ¨²ltima esposa, Victoria Duffy. Como en la mayor¨ªa de sus pel¨ªculas, en la vida de Dennis Hopper tampoco hubo final feliz.