El ajuste obliga a las Fuerzas Armadas a prescindir de 6.000 soldados

Las Fuerzas Armadas, que hoy celebran su d¨ªa grande en Badajoz, bajo la presidencia del Rey -en su primer acto p¨²blico tras la operaci¨®n-, van a sufrir en sus carnes el ajuste presupuestario para reducir el d¨¦ficit. Y no solo en los programas de armamento, que ya han soportado el grueso del recorte de 141 millones de euros este a?o, o en las n¨®minas de los militares, que se reducir¨¢n una media del 5%. La decisi¨®n del Gobierno de cubrir solo una de cada diez vacantes en la Administraci¨®n tendr¨¢ dr¨¢sticas consecuencias sobre el volumen de efectivos de los ej¨¦rcitos.

La cifra de soldados y marineros, que en los ¨²ltimos seis a?os ha crecido m¨¢s de un 20%, pasando de 70.598 en 2004 a 86.648 en enero pasado, se reducir¨¢ a solo 80.000 en 2013. Es decir, se perder¨¢n 6.000 soldados, el equivalente a casi una brigada y media; un 7% menos de los que hay ahora.

La reducci¨®n se har¨¢ de forma escalonada, por la v¨ªa de limitar la convocatoria de nuevas plazas, no renovar contratos temporales o restringir el acceso a la condici¨®n de tropa permanente o de larga duraci¨®n. Ello obligar¨¢ a ajustar las plantillas de las unidades, pues los compromisos internacionales en L¨ªbano, Afganist¨¢n, Bosnia o el Cuerno de ?frica obligan a mantener de forma permanente unos 3.500 militares en el exterior, con los necesarios relevos.

El recorte se produce cuando a¨²n no se han alcanzado las plantillas previstas por los cuarteles generales, aunque s¨ª se han cubierto los m¨ªnimos. La ley de la Carrera Militar (2007) fij¨® una horquilla de entre 130.000 y 140.000 uniformados, con un m¨¢ximo de 50.000 cuadros de mando y entre 80.000 y 90.000 soldados y marineros. La decisi¨®n del Gobierno supone ce?irse al m¨ªnimo legal establecido. Para Defensa es m¨¢s f¨¢cil actuar sobre los efectivos de tropa que sobre los cuadros de mando, ya que su volumen se determina en ciclos plurianuales y depende de las plazas que se convoquen cada curso para entrar en las academias militares, por lo que los ajustes solo tienen efecto a medio plazo. La cifra total se ha mantenido en torno a los 46.000 en los ¨²ltimos a?os, aunque con un ligero aumento de los suboficiales (unos 28.000) en perjuicio de los oficiales (unos 17.000). A¨²n as¨ª, este a?o se ha suprimido el acceso directo a la academia de suboficiales, reservando todas las plazas para promoci¨®n interna.

No es la primera vez que las Fuerzas Armadas afrontan una severa cura de adelgazamiento. El final de la mili obligatoria, del que ahora se cumple una d¨¦cada, provoc¨® una crisis de vocaciones que solo empez¨® a superarse en 2005, con la Ley de Tropa y Mariner¨ªa, que incluy¨® incentivos.

La crisis econ¨®mica provoc¨® una avalancha de solicitudes, triplicando en dos a?os (2007-2009) el n¨²mero de aspirantes a la tropa profesional (de 43.036 a 126.971). Los ej¨¦rcitos que tuvieron que rebajar las exigencias se han vuelto m¨¢s selectivos, ya que el n¨²mero de solicitantes por plaza ha pasado de menos de dos a casi ocho. Pero mujeres e inmigrantes, los colectivos que salvaron la profesionalizaci¨®n del Ej¨¦rcito en los momentos cr¨ªticos, se han visto perjudicados. Las primeras han pasado de ser el 16,2% de los reclutas incorporados a menos del 10% en tres a?os y los segundos, del 18,3% al 4,5%.