Ni bonito ni querido
El Decreto Ley "por el que se adoptan medidas extraordinarias para la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico" constituye, en muy buena medida, el mejor ejemplo del fracaso de una forma de hacer pol¨ªtica econ¨®mica. Y lo es en un doble sentido, que viene a coincidir con los dos elementos que, agregados, elevaron (desde el super¨¢vit del 1,9% del PIB en 2007) el d¨¦ficit p¨²blico espa?ol hasta el 11,4% de nuestro PIB: el componente c¨ªclico, y el componente estructural. El componente c¨ªclico del d¨¦ficit, el que deriva directamente de una contracci¨®n de la econom¨ªa nacional, es el relacionado con la ca¨ªda de los ingresos impositivos y el incremento del gasto (por ejemplo, prestaciones por desempleo). Son los llamados "estabilizadores autom¨¢ticos"; a los que hay que sumar el conjunto de decisiones discrecionales extraordinarias que el Gobierno adopt¨® para hacer frente a la crisis: los 13.000 millones de euros del Plan E; cuya rentabilidad econ¨®mica y social es, como m¨ªnimo, muy cuestionable, a la luz de sus resultados en t¨¦rminos de empleo y crecimiento.
El Gobierno central ya le debe a la Xunta 420 millones de euros por la Ley de Dependencia
El denominado d¨¦ficit estructural es el que persistir¨ªa en nuestra econom¨ªa incluso aunque alcanz¨¢semos la situaci¨®n de pleno empleo y se debe, por tanto, a razones diferentes de la coyuntura econ¨®mica. De acuerdo con los datos manejados en el Ministerio de Hacienda, m¨¢s de la mitad del d¨¦ficit espa?ol (en torno al 6,2% del PIB) es estructural. Es decir, tiene su causa en un mix compuesto por la asignaci¨®n ineficiente de recursos por parte de la Administraci¨®n; en las rigideces del mercado de trabajo; en las tendencias al alza del gasto sanitario, social y en pensiones; en las ineficiencias detectadas en los recursos p¨²blicos dedicados a la promoci¨®n econ¨®mica (subvenciones); en decisiones con vocaci¨®n de permanencia tomadas en relaci¨®n con los impuestos; y en la carga derivada de un endeudamiento p¨²blico creciente, en un contexto de tipos de inter¨¦s bajos que solo pueden tender a subir. Suprimir el impuesto del Patrimonio (2.100 millones de euros recaudados en 2007); o suprimir la publicidad en TVE (500 millones euros/a?o); o no reformar el mercado energ¨¦tico (6.000 millones de euros en primas en 2009), o el laboral, como lleva tiempo demandando el Banco de Espa?a (que fue por ello criticado por alg¨²n ministro), son decisiones que inciden en el d¨¦ficit estructural.
El Decreto de medidas urgentes tiende a atajar el componente c¨ªclico del d¨¦ficit, sin lograrlo del todo, a un gran coste econ¨®mico y con grandes incoherencias redistributivas personales (jubilados) y territoriales (?deben recortar sus gastos en la misma medida las comunidades que superan el 2% del d¨¦ficit y las que, como Galicia, han conseguido cerrar 2009 con el 1%?). Lo m¨¢s grave de la situaci¨®n actual es que a¨²n queda por abordar la cuesti¨®n del d¨¦ficit estructural. Pensemos, sin ir m¨¢s lejos, en los gastos derivados de la aplicaci¨®n de la Ley de Dependencia, uno de los programas de gasto mejor intencionados y m¨¢s apoyados en Cortes en la pasada legislatura: el Gobierno central, obligado a pagar el 50% de las prestaciones, ya le debe a la Xunta 420 millones de euros de los a?os 2008 y 2009; y el gobierno auton¨®mico est¨¢ asumiendo este a?o el 70% de las pagos al cada vez mayor n¨²mero de dependientes gallegos, en buena medida gracias a los recursos liberados por el plan de austeridad de la Xunta. Pero el gasto, dada la tendencia al envejecimiento de nuestra poblaci¨®n, no va a dejarse de incrementar en los pr¨®ximos a?os. Este es el segundo gran fracaso de la pol¨ªtica econ¨®mica de Zapatero: no s¨®lo fueron poco acertadas las medidas que adopt¨® para luchar con la crisis a corto plazo, sino que a¨²n queda lo m¨¢s importante por abordar, lo estructural, las reformas imprescindibles para hacer sostenible financieramente el Estado del Bienestar: la reforma laboral, la del sector el¨¦ctrico, la fiscal, la a¨²n incipiente del sector financiero, la administrativa y de la funci¨®n p¨²blica, el establecimiento de estrategias econ¨®micas de futuro que condicionen la actividad subvencional, o la ordenaci¨®n de las competencias y del gasto p¨²blico territorializado. Reformas que dif¨ªcilmente podr¨¢ impulsar sin amplios consensos pol¨ªticos, sociales y territoriales que, en las actuales circunstancias, parece dif¨ªcil, cuando no imposible, que el actual gobierno pueda lograr.
En uno de sus hermosos relatos cortos, de t¨ªtulo Feliz, ?ngeles Mastretta refleja la frustraci¨®n de una mujer que deseaba que su marido le dijese "bonita", y que su amante le dijese "querida". Tras el Decreto, Zapatero pretendi¨® que quienes est¨¢n a su derecha le llamasen "bonito", y quienes est¨¢n a su izquierda le dijesen "querido". A la mujer del relato de Mastretta le result¨® imposible; as¨ª que los dej¨® a los dos, se compr¨® un espejo grande y las obras completas de Mozart, y "nunca fue m¨¢s feliz que aquel verano azul". ?Le gustar¨¢ Mozart a Zapatero?
Pedro Puy es portavoz parlamentario del Partido Popular de Galicia
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