"Me siento liberada al dejar atr¨¢s a Hannah Montana"
Taconazos fin¨ªsimos de 15 cent¨ªmetros m¨¢s propios de Lady Gaga que de la fresca ni?a country a la que nos ten¨ªa acostumbrados. Un escote por el que asoma el sost¨¦n de encaje negro. Ojos ultramaquillados en los que es imposible meter m¨¢s r¨ªmel. Miley Cyrus, 17 a?os, se ha hartado del look de tierna adolescente. Viste de mujer fatal aunque los detalles la delatan: se tambalea al andar, cita varias veces a su "mejor amiga" y repite "?alucinante!" (awesome).
Estamos en la terraza del hotel Villa Magna, en el paseo de la Castellana. Nos rodean un mont¨®n de mesas vac¨ªas: nos han reservado el espacio, aunque un miembro de su s¨¦quito bloquea la puerta por si las moscas. Miley est¨¢ estrat¨¦gicamente sentada de espaldas a la calle, para evitar que el pu?ado de fans que hace guardia en la puerta del hotel la reconozca. De ojos enormes y generosas mejillas rosadas, la actriz de Tennessee, hija del cantante de country Billy Ray Cyrus, est¨¢ relajada. Este fin de semana ha actuado en Lisboa -"Es genial, tan distinta a Estados Unidos"-y el pr¨®ximo domingo lo har¨¢ en Rock in Rio Madrid.
La ni?a estrella que fue imagen de Disney reivindica ahora su lado 'sexy'
?Alucinante, sushi!, exclama la actriz cuando nos traen la bandeja con maki sushi (arroz y verdura envueltos en alga). Pero enseguida pierde el inter¨¦s por la comida. Juguetea con las pulseras de sus brazos, regalo, la mayor¨ªa de ellas, de su "mejor amiga". ?Qui¨¦n es? "Mi estilista", contesta, y uno toma consciencia de que no debe ser f¨¢cil meterse en su piel.
Cyrus dej¨® los estudios y est¨¢ inmersa en la promoci¨®n de su ¨²ltimo disco, con un t¨ªtulo (Can't be tamed: indomable) tan revelador como su primer videoclip: la cantante con alas negras y un ce?ido body bailando en actitud provocadora con hombres y mujeres (se subi¨® a Internet hace menos de un mes y ya roza los 15 millones de visitas). Es su forma de darle una patada al mundo Disney y sus anillos de castidad que, al igual que otras estrellas adolescentes, luci¨® como una reivindicaci¨®n de la virginidad: "Un d¨ªa dej¨® de parecerme moderno". "Era una presi¨®n, siempre me preguntaban por el anillo, y me lo quit¨¦. Ese tipo de decisiones no hay por qu¨¦ publicitarlas, se llevan dentro. Un d¨ªa le promet¨ª a mi madre que no me vender¨ªa y siempre me tendr¨ªa respeto. Eso es lo importante".
As¨ª que atr¨¢s queda la serie Hannah Montana y la imagen de ni?a bien que ha interpretado durante los ¨²ltimos cinco a?os. "Me siento liberada", dice la actriz, que se expresa con fuerte acento americano. "Grabamos el ¨²ltimo episodio hace un mes... No, dos semanas. Buf, es que una semana en mi vida parece un mes. Despu¨¦s de cinco a?os me siento feliz de dejarlo atr¨¢s. Ahora tengo que encontrar el equilibrio entre crecer y no pasarme demasiado. Quiero que mis fans se sigan sintiendo identificados conmigo... De todos modos, siempre miro adelante", a?ade. "He aprendido a no leer los comentarios negativos en Internet", dice recordando el aluvi¨®n de cr¨ªticas que recibi¨® por defender los matrimonios gays. "Me gusta ser libre y que los dem¨¢s lo sean. Si a m¨ª no me afecta, ?por qu¨¦ me iba a importar?", sonr¨ªe, y se vuelve loca cuando se entera de que el barrio gay de Chueca est¨¢ a un paseo del hotel. "?Dios, quiero ir!".
A los 20 minutos, el hombre que hace guardia en la puerta viene a por Cyrus, que apenas ha picoteado cinco maki sushis (no sin antes extraer de cada uno el trocito de aguacate). Ha sido visto y no visto. Y una sale de ah¨ª directa a por un bocadillo.
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