?Madrid, tr¨¢game!
... Y en Gran V¨ªa otro agasajo postinero con permiso de la municipalidad. La Gran V¨ªa est¨¢ de fiesta un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n. ?Qui¨¦n dijo crisis? Esta vez se trataba de un karaoke, reconocido m¨¦todo de tortura oriental, convocado por una firma de autom¨®viles que abonar¨ªa sus buenos cuartos para utilizar el emblem¨¢tico escenario de Callao. Todos los escenarios posibles de la Gran V¨ªa son emblem¨¢ticos y seculares y se alquilan para toda clase de eventos l¨²dico-publicitarios en lo que algunos consideran una solapada campa?a de peatonalizaci¨®n.
La eventopeatonalizaci¨®n comienza por el alquiler exhaustivo de espacios p¨²blicos para disuadir a los insolidarios automovilistas que se empe?an todav¨ªa en seguir paseando sus veh¨ªculos por el centro de la populosa y popular urbe.
Hay que movilizarse para reivindicar los boquerones en vinagre, y la tortilla de patatas
Degradada y abandonada en los a?os setenta y recuperada en los ochenta por la moda juvenil, la Gran V¨ªa de hoy es el mayor centro comercial y de ocio al aire libre de la ciudad, avenida de las franquicias, de los musicales y de las comidas r¨¢pidas, y su peatonalizaci¨®n parece tan urgente como antip¨¢tica tanto para los conductores irredentos como para algunos comerciantes que no tienen suficiente con la turbamulta de paseantes y posibles clientes que pululan por sus aceras.
El falso karaoke (el p¨²blico coreaba pero no protagonizaba las canciones que los patrocinadores hab¨ªan seleccionado) fue un fiasco, solo 200 corifeos que antes de acceder al espect¨¢culo eran conminados a firmar un papel cediendo sus derechos de imagen para la grabaci¨®n de un v¨ªdeo publicitario; 200 figurantes, voluntaria y gratuita comparsa para participar en una flash mob, colectivo instant¨¢neo convocado a trav¨¦s de las redes para acumular gente, cuanta m¨¢s gente mejor y que sirve lo mismo para un roto solidario que para un descosido publicitario.
Para motivar a la alegre comparser¨ªa, la organizaci¨®n hab¨ªa contratado a 40 animadores y cantantes profesionales que encauzaron la interpretaci¨®n de populares himnos generacionales, con mensaje y estribillo. "Enamorados de la moda juvenil, de las chicas, de los chicos y los maniqu¨ªs", toda una propuesta de valores a compartir por una generaci¨®n de compradores y consumidores compulsivos que, debilitados sus bolsillos por la coyuntura econ¨®mica, se apunta a un bombardeo con tal de que sea gratis y repartan pegatinas.
Entre fasto y fiesta casi pas¨® desapercibida la detenci¨®n, en uno de los hoteles de la avenida, de un veterano estafador de nacionalidad boliviana, cuya extradici¨®n hab¨ªa solicitado el FBI. Ra¨²l Crist¨®bal L¨®pez, vecino de la Gran V¨ªa practicaba el viejo truco de la pir¨¢mide para esquilmar a sus compatriotas que hallaban una excelente coartada en la presunta participaci¨®n de las finanzas vaticanas en la operaci¨®n. Con Dios y sus banqueros en la retaguardia aquello parec¨ªa una inversi¨®n divina y adem¨¢s, las sobras del ¨¢gape financiero se repartir¨ªan entre los ni?os pobres cumpliendo el nada evang¨¦lico precepto de "A Dios rogando y con el mazo dando".
Como alternativa pac¨ªfica al karaoke, el provisor Ayuntamiento y la providencial Comunidad organizaban esos d¨ªas diversos eventos gastron¨®mi-cos como la sexta edici¨®n de la Feria de la Tapa que se celebra en el misteriosamente llamado Palacio de Deportes de Madrid, espacio multiusos donde se puede hacer cualquier cosa menos deporte.
La Feria de la Tapa, se celebra para "preservar la cultura de la tapa" una de nuestras m¨¢s acendradas se?as de identidad cultural que se remonta, seg¨²n los mentores del evento a la Edad Media.
Hay que movilizarse para reivindicar los boquerones en vinagre, la tortilla de patatas y los bocadillos de calamares. El otro festival gastron¨®mico municipal que reivindica comidas de m¨¢s fundamento y especialidades regionales se llama: ?C¨®mete Madrid! pero podr¨ªa haberse llamado "Tr¨¢gate Madrid", eso s¨ª, con cerveza para pasar el mal trago pues las principales marcas cerveceras colaboran gozosamente en estos actos culturales y patri¨®ticos.
Abrumado por tal variedad de opciones, decido sentarme a leer el peri¨®dico en mi terraza favorita de la peque?a plaza de Carlos Cambronero, la terraza con m¨¢s pendiente de Madrid, un espacio muy agradable en cuanto superas el v¨¦rtigo inicial. Pero no es una buena opci¨®n, la Polic¨ªa Municipal acaba de tragarse la terraza, muebles incluidos, despu¨¦s de tres a?os de funcionamiento siempre bajo la espada de Damocles del silencio administrativo y de la arbitrariedad municipal. Ahora tendr¨ªa que hablar de la Operaci¨®n Guateque, de sus fraudes y de sus trampas. Pero no me quedan l¨ªneas, ni ganas de fiesta.
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