Ese tipo que lo tiene todo
Tengo razonables dudas de que el muy inteligente guionista y escritor William Goldman sea el autor de una empalagosa y triunfante secuencia de la magn¨ªfica Dos hombres y un destino, en la que Paul Newman y Katharine Ross pasean en bicicleta en medio de vaquitas y arbolitos mientras que les arrulla la melanc¨®lica canci¨®n de Burt Bacharach Raindrops keep fallin' on my head. Ese aroma a videoclip, antes de que se inventaran los v¨ªdeos musicales, tiene forzosamente que ser una imposici¨®n de productor o de publicista, l¨²cidamente convencidos de que esa juguetona imagen del t¨ªo m¨¢s guapo que ha dado el cine ser¨ªa un regalo irresistible para todo el universo femenino y parte del masculino.
Shepard es un ganador que ha creado inolvidables perdedores
Descartando ese pegote, la historia del vitalista, sexy y m¨¢s que simp¨¢tico Butch Cassidy y del ce?udo aunque encantador Sundance Kid, imaginada brillantemente por Goldman y dirigida con maestr¨ªa por Roy Hill, describiendo los atracos a bancos y trenes de dos bandidos con los que resulta muy grato identificarse, el implacable acoso que sufren a cargo de los agentes de la Pinkerton, el sugerido m¨¦nage ¨¤ trois con una maestra que decide largarse antes de verlos muertos, la tragic¨®mica huida de estos genuinos hijos del Far West a la ex¨®tica Bolivia y la encerrona final que les monta el Ej¨¦rcito a estos dos vividores sin vocaci¨®n de Che Guevara, est¨¢ contada con un deslumbrante sentido del humor y de la aventura. Aunque acabe retratando el fracaso y la muerte de dos golfos tan entra?ables, no hay huellas ni tributos en Dos hombres y un destino a esa denominaci¨®n tan sobada y enf¨¢tica de western crepuscular. Hay en ella m¨¢s alegr¨ªa que amargura, m¨¢s comedia que drama.
Me informan de que Mateo Gil se ha propuesto resucitar al legendario Butch Cassidy en su exilio boliviano. Leg¨ªtima aunque tambi¨¦n problem¨¢tica tarea, ya que la seducci¨®n de Paul Newman coloc¨® muy alto el list¨®n, cre¨® un personaje memorable. Gil tiene la ventaja de que las leyendas est¨¢n abiertas a todo tipo de interpretaciones, que el nuevo tratamiento de ese personaje admite un santo o un diablo (incluso ambas cosas a la vez), un modelo de energ¨ªa o un existencialista cansado, un vividor o un superviviente.
Lo que est¨¢ fuera de duda es que ha elegido a un protagonista con aureola, con curr¨ªculo, con apariencia y fondo. Todo en ese individuo tan mol¨®n llamado Sam Shepard despierta envidia. Posee un rostro y un f¨ªsico que te remite a las presencias aut¨¦nticamente magn¨¦ticas y s¨®lidas de la historia del cine. Es una referencia fija del mejor teatro estadounidense. Tambi¨¦n ha escrito una prosa memorable, evocadora, l¨ªrica. Algo comprobable en ese libro inclasificable y magn¨ªfico titulado Cr¨®nicas de motel. Dylan no solo le permiti¨® que husmeara por su fascinante y herm¨¦tico universo en Rolling thunder: con Bob Dylan en la carretera, sino que tambi¨¦n compuso con Shepard la intemporal canci¨®n Brownsville girl. Fue el hombre que ten¨ªa lo que hay que tener, el m¨ªtico aviador Chuck Yeager en Elegidos para la gloria. Es un ganador que ha escrito conmovedores retratos de perdedores. Y adem¨¢s, comparte desde hace treinta a?os su vida con la siempre preciosa Jessica Lange. No se puede pedir m¨¢s.
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