Nieve tallada, belleza en flor
De los 368 estilos de ¨®pera china que hab¨ªa al final de la Guerra Civil (1950), un centenar han ido desapareciendo o carecen ya de artistas suficientes para completar el elenco de una representaci¨®n. Incluso la ?pera de Pek¨ªn, celeb¨¦rrima desde que Mei Lanfang, especialista en papeles femeninos, deslumbrara a Stanislavski y a Brecht durante las primeras actuaciones internacionales de su compa?¨ªa, corre peligro de convertirse en conserva cultural para turistas, debido a la occidentalizaci¨®n de las costumbres y a que los sueldos de los actores no son lo que fueron.
Al borde del agua, montaje que re¨²ne a 37 alumnos destacados, profesores y m¨²sicos de la Escuela de la ?pera de Pek¨ªn, ofrece una oportunidad ¨²nica de gozar de un arte sutil, esencial, extremadamente codificado y espectacular, donde el drama estilizado, la intensidad l¨ªrica, la precisi¨®n acrob¨¢tica, el sentido coreogr¨¢fico y la tradici¨®n pl¨¢stica se funden en armon¨ªa. Patrick Sommier, su director art¨ªstico, nos abre un representativo abanico de personajes, situaciones y habilidades a trav¨¦s de siete escenas independientes separadas por secuencias en las cuales los alumnos se ejercitan como si estuvieran en clase mientras sus profesores cuentan an¨¦cdotas sobre las giras en los a?os de la Revoluci¨®n Cultural, cuando actuaban en cauces de r¨ªos secos ante un p¨²blico de labradores sentados en las copas de los ¨¢rboles.
AL BORDE DEL AGUA
Escuela de la ?pera de Pek¨ªn. Presidente de la escuela: Wang Mingduo. Luz: Pierre Setbon. Direcci¨®n art¨ªstica: Patrick Sommier. Teatros del Canal. Sala Verde. Del 3 al 6 de junio.
Hay escenas con combates cuerpo a cuerpo apenas sin contacto f¨ªsico
La selecci¨®n de escenas es representativa. La primera, reencuentro m¨¢gico entre un asesino y el fantasma de su amante muerta, es un prodigio de estilizaci¨®n: el escenario vac¨ªo representa a la vez el campo y el interior de su casa. Como en nuestro teatro ¨¢ureo, la escenograf¨ªa aqu¨ª es verbal y cin¨¦tica o, todo lo m¨¢s, se sobreentiende a partir de un c¨®digo: una silla colocada sobre otra representa un edificio; una silla sobre una mesa, la cima de una monta?a. En muchas escenas hay combates cuerpo a cuerpo limpios, sin contacto f¨ªsico apenas, de una precisi¨®n alucinante, como el que mantiene una hero¨ªna contra nueve soldados que simbolizan un ej¨¦rcito completo.
Comparado con los programas que la compa?¨ªa titular de la ?pera de Pek¨ªn ofreci¨® en el teatro Monumental en 1983, Al borde del agua es un espect¨¢culo de c¨¢mara, intimista y did¨¢ctico, porque muestra a los actores maquill¨¢ndose, dando clase o comentando la sumisi¨®n que el alumno debe tradicionalmente al maestro. La dureza de los entrenamientos en r¨¦gimen de pupilaje es extrema, como han recordado en ocasiones las estrellas del cine de artes marciales Yuen Biao y Jackie Chan: el primero comenz¨® en esta escuela con solo cinco a?os.
Puesto a ser did¨¢ctico, Sommier podr¨ªa haber incluido alguna breve explicaci¨®n de los c¨®digos pl¨¢sticos y cin¨¦ticos que se manejan, aunque su desconocimiento no merme el disfrute del espect¨¢culo. Resulta superflua, en cambio, porque est¨¢ sin engarzar, la segunda y ¨²ltima intervenci¨®n del narrador, a pesar del buen oficio del actor Eusebio L¨¢zaro.
El conjunto de las escenas que se nos ofrece es ejemplo de farsa bien echa, sujeta a un c¨®digo tan exacto como el del ballet cl¨¢sico o como los que rigieron en su d¨ªa en nuestro teatro cl¨¢sico y en la commedia dell'arte, perdidos durante el Siglo de las Luces y recreados con cierta fortuna a lo largo del siglo XX. Un espect¨¢culo este de visi¨®n obligada para profesionales y para el aficionado inquieto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.