Cuando el denunciante es el acusado

El consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, se mete en todos los charcos. Ayer acudi¨® a los juzgados de la plaza de Castilla para interponer una querella contra el secretario general de los socialistas madrile?os, Tom¨¢s G¨®mez. Le acusa de denuncia falsa porque el l¨ªder socialista ha pedido la imputaci¨®n de 44 altos cargos de la Comunidad de Madrid que validaron facturas o dieron el visto bueno a contratos irregulares del Gobierno regional con la trama G¨¹rtel.

Un informe de la Unidad de Auxilio Judicial de la Agencia Tributaria, incluido en el sumario del caso, revela que la Comunidad vulner¨® al menos 105 veces las normas de contrataci¨®n para favorecer a empresas de la trama corrupta. Entre las irregularidades destacan el fraccionamiento de contratos, adjudicaciones a dedo sin convocar concurso o ama?arlas haciendo concurrir a empresas del mismo grupo. Por eso, G¨®mez acusaba a los 44 altos cargos que intervinieron en esos contratos (entre los que figura el vicepresidente Ignacio Gonz¨¢lez, 15 directores generales, dos jefes de gabinete, ocho secretarios generales, seis subdirectores generales y un funcionario fallecido sobre quien retir¨® la denuncia) de ser "colaboradores necesarios", y les atribuye un delito de "prevaricaci¨®n y de negociaciones prohibidas a funcionarios".

Ante este panorama, a Granados, como responsable de la funci¨®n p¨²blica, le toc¨® presentar la querella del Gobierno regional. El consejero defendi¨® a los funcionarios: "G¨®mez ha hecho algo irreparable, que es denunciar de manera injusta y sin fundamento a 45 funcionarios de Madrid, y eso tiene que tener respuesta por parte del Gobierno regional. No pedimos indemnizaci¨®n, sino que aclare la cuesti¨®n, ya que no puede ser que este se?or establezca un manto de sospechas contra 45 personas honorables".

Granados, el denunciante, acumula varias acusaciones a sus espaldas. Una juez investiga a cinco empleados de su consejer¨ªa por el caso de espionaje a altos cargos del PP en Madrid, adversarios dentro del partido de Esperanza Aguirre. Mientras Granados se empe?a en negar el espionaje, un informe policial ha constatado que la letra manuscrita de los partes de seguimiento se corresponde con la de un trabajador de su departamento.

El consejero tambi¨¦n fue protagonista hace tres a?os cuando el coche de su esposa, un Mini Cooper, apareci¨® calcinado en el aparcamiento de su casa. El veh¨ªculo estaba a nombre de una constructora. Poco despu¨¦s, Granados tuvo que aclarar los detalles de la venta de un chal¨¦ en Marbella a un constructor af¨ªn. El mismo al que poco despu¨¦s le vendi¨® unas parcelas que hab¨ªa heredado. El consejero tambi¨¦n tuvo que responder de las visitas de su esposa a las obras de una vivienda de 1.000 metros cuadrados que no adquiri¨®. Granados coloc¨® en 2008 a su mujer en el Consejo de Administraci¨®n de Caja de Madrid de Pensiones, gestora de fondos de pensiones.