Movimientos s¨ªsmicos en el sector p¨²blico
La situaci¨®n econ¨®mica remueve cosas que parec¨ªan atadas y bien atadas. Y genera tensiones que pueden utilizarse para avanzar en cambios, discutidos desde hace a?os, pero que no era f¨¢cil poner en pr¨¢ctica por la fuerza de la costumbre y los intereses creados. Los expertos aseguran que es mejor emprender reformas estructurales en el sector p¨²blico cuando las cosas van bien, cuando se tiene legitimidad pol¨ªtica y social, y cuando el margen ante las pr¨®ximas elecciones es significativo. Nada de ello ocurre ahora. Las cosas van mal. La legitimidad est¨¢ bajo m¨ªnimos. Y las contiendas electorales de comunidades aut¨®nomas y municipios, afectados frontalmente por las medidas de ajuste, est¨¢n a la vuelta de la esquina. Y a pesar de ello, todo el mundo sabe que es cuando las cosas van mal, sobre todo si van mal en todas partes, cuando se abren oportunidades para generar cambios que en otra coyuntura ser¨ªan impensables o poco entendidos como necesarios.
Necesitamos cirug¨ªa fina y no terapia de choque, pero la presi¨®n genera la necesidad de actuar deprisa y corriendo
Todo ello viene a cuento por la huelga de funcionarios p¨²blicos de ayer provocada por el recorte salarial, pero est¨¢ asimismo conectado con los debates sobre reducci¨®n de cargos, simplificaci¨®n administrativa, supresi¨®n de entes y consorcios en el sector p¨²blico, y con relaci¨®n a la pol¨¦mica sobre el copago en la sanidad p¨²blica. La fuerte reducci¨®n de ingresos de las administraciones est¨¢ obligando a todo ello. Puedes subir la carga impositiva, pero es evidente que tienes que operar tambi¨¦n sobre las que son tus partidas principales de gasto, y ah¨ª est¨¢n los costes de personal, las pensiones y el gasto sanitario. ?Sobra gente en las administraciones p¨²blicas? Los datos de la funci¨®n p¨²blica en Espa?a est¨¢n situados en cifras parecidas a las de Alemania, Italia y Austria, y con menos funcionarios por habitante que en Francia, Suecia y Finlandia. Pero ?tenemos servicios p¨²blicos comparables a los de estos pa¨ªses? Si miramos las cifras del Estado, las comunidades aut¨®nomas y los gobiernos locales, tampoco la distribuci¨®n general parece extra?a, si atendemos a que las comunidades aut¨®nomas acumulan los servicios m¨¢s intensivos en personal, como son la educaci¨®n y la sanidad. M¨¢s bien lo que parece es que sigue habiendo demasiada gente en la Administraci¨®n central del Estado, tras la gran descentralizaci¨®n generada, y que falta gente en las administraciones locales, dada la creciente presi¨®n que reciben. Y sobre todo, que sabemos muy poco de la relaci¨®n entre trabajo desarrollado y resultados obtenidos.
Si no sobra gente, ?qu¨¦ tenemos que hacer? Seguramente, el tema clave es equilibrar mejor el tipo de gente que se necesita y su distribuci¨®n, as¨ª como una mejor relaci¨®n entre trabajo, trabajadores y resultados. Veamos algunos ejemplos. En algunas comunidades aut¨®nomas, precisamente las que m¨¢s proporci¨®n tienen de funcionarios por habitante, hay muchos servidores p¨²blicos en los niveles menos cualificados. Ah¨ª tenemos indicadores precisos de que algo sucede. ?Sobran profesores de universidad? Seguramente no, pero lo que s¨ª est¨¢ claro es que est¨¢n mal distribuidos y que en ciertos casos no sabemos muy bien lo que hacen. Todos saben que si quieren incorporar a alg¨²n joven talento en el centro correspondiente, al no poder esgrimir elementos relacionados con la investigaci¨®n que justifiquen su contrataci¨®n y que, incluso, financien su lugar de trabajo, han de justificar docencia para poder contratarlo. Y as¨ª, tenemos muchos profesores, pero no todos justifican su funci¨®n investigadora. Los ayuntamientos necesitan m¨¢s recursos y m¨¢s personal, pero no se puede atender esa justa demanda sin tener en cuenta el minifundismo municipal que sufrimos. Por tanto, conviene descentralizar la Generalitat y traspasar funcionarios, pero en ¨¢mbitos de servicios territoriales m¨¢s funcionales y en codirecci¨®n ayuntamientos-Generalitat. El copago en sanidad es menos necesario para reducir gastos que para disciplinar la demanda, pero ello tiene que ver tambi¨¦n con formas de gesti¨®n que incentivan la frecuentaci¨®n.
Necesitamos cirug¨ªa fina y no terapia de choque. Pero la mezcla de presi¨®n internacional, cajones vac¨ªos y cortoplacismo medi¨¢tico genera la necesidad de hacer deprisa y corriendo, y en plan grueso, lo que requerir¨ªa poner en marcha programas de ajuste y de renovaci¨®n m¨¢s profundos y estructurales, con buenos sistemas de informaci¨®n y evaluaci¨®n. La huelga puede servir para decir que lo que est¨¢ en marcha no es la soluci¨®n. Pero no estar¨ªa mal que los sindicatos nos ayudasen tambi¨¦n a orientarnos en lo que s¨ª deber¨ªamos hacer. Si no es as¨ª, su legitimidad ir¨¢ descendiendo tanto como la de los pol¨ªticos.
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