Espect¨¢culos que alimentan
Las compa?¨ªas Armadillo, El Pont Flotant, La Quadra M¨¤gica y Teatro delle Ariette cocinan durante sus actuaciones e invitan a cenar al p¨²blico
"Cari?o, ?salimos a cenar o al teatro?" Ahora que toca apretarse el cintur¨®n, se agradece que haya quien ofrezca ambas cosas por el mismo precio. No me refiero a los restaurantes con espect¨¢culo, sino a algunos artistas que invitan al p¨²blico a compartir mesa y reflexiones, en una atm¨®sfera ¨ªntima agradable. En sus manos, el teatro vuelve a ser ese ritual pagano originario donde la comunidad se reencuentra, se reconoce (o no) y comulga si le place.
En el ¨²ltimo mes actuaron en Madrid cuatro compa?¨ªas que concilian los fogones con el arte dram¨¢tico. El Pont Flotant, de Valencia, y La Quadra M¨¤gica, de Barcelona, cocinan y sirven sendas macropaellas durante sus espect¨¢culos respectivos. El Teatro delle Ariette ofrece un buen plato de verduras con salsa de yogur cultivadas por ellos mismos en su huerta del valle del Marzatore, unos tagliatelle frescos de s¨¦mola del trigo de su cosecha molido en un molino de agua, pan reci¨¦n amasado, salchich¨®n casero y queso. Armadillo Teatro brinda un men¨² sorpresa diferente en cada representaci¨®n, en su casa taller del distrito de Usera.
Con la crisis, se agradece que haya ambas cosas por el mismo precio
Un ritual pagano donde la comunidad se reconoce (o no)
En Teatro da Mangiare, espect¨¢culo autobiogr¨¢fico de Stefano Pasquini, Paola Berselli y Maurizio Ferraresi, la comida, para 22 personas, ocupa un papel central. Sus int¨¦rpretes son, desde hace dos d¨¦cadas, hortelanos y granjeros. Un desenga?o pol¨ªtico les llev¨® a retirarse a la campi?a italiana, donde empezaron a hacer un teatro enraizado en el medio natural. En ? finito il tempo delle lacrime sacan a escena a los animales de su granja, y en Teatro di Terra, que estrenar¨¢n en Espa?a este a?o, cuentan historias germinales a ras del suelo, mientras se cuece la polenta.
Terminada la cena, el tr¨ªo de Delle Ariette abre la tertulia: un espectador que se ha pasado la funci¨®n de hoy entera jugando con el cuchillo de trinchar levantado a la altura de su barbilla (sujet¨¢ndolo entre el pulgar y el ¨ªndice de ambas manos), hace unas observaciones tan agudas como extra?as, se levanta y se va. En cuanto traspasa la puerta, el resto descargamos una carcajada un¨¢nime: nos ten¨ªa en vilo.
Ejercicios de amor es un autorretrato sentimental en donde los chicos de El Pont Flotant nos devuelven al colegio en busca de la inocencia perdida, nos colocan en torno a una hoguera de campamento, juegan a casarse vestidos de novia y especulan sobre lo que les traer¨¢ el d¨ªa de ma?ana. Entremedias, nos llevan a ver como un amigo suyo, maestro paellero, se pone manos a la obra en otro lugar de la Sala Cuarta Pared, donde acabamos comulgando con un arroz estupendo con conejo, pollo, bachoqueta y garrof¨®n. Al final, entre la coreograf¨ªa b¨¢sica pero divertida de una versi¨®n bachata de Como yo te amo que se marcan los actores y los efectos ben¨¦ficos que el vino ejerce sobre los espectadores, todos parecemos una panda que en vez de al teatro se fue de verbena.
M¨¢s conceptual, Ascensi¨®n, de Armadillo Teatro, es una sucesi¨®n de di¨¢logos dramatizados y de acciones pict¨®ricas que desembocan en cena y tertulia (se representa de nuevo a la vuelta del verano en la casa taller de Ra¨²l Marcos, en el barrio de Usera). Durante dos horas, Juan Barranco y Marcos filosofan, discuten, juegan al f¨²tbol y rememoran episodios de la vida de San Francisco de As¨ªs y un combate hist¨®rico entre Mohamed Al¨ª y George Foreman, mientras se golpean con los guantes de boxeo untados de pintura. Al final, el p¨²blico pasa del taller a la casa, donde un actor amigo diferente cada tarde cocina el mejor plato de su recetario. El arroz con chipirones en su tinta de Luis Moreno estaba para chuparse los dedos.
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