Los gatos y la libertad
Su casa ol¨ªa a gato y su escritura, a libertad. Nunca se cas¨® con nadie, salvo con esas dos pasiones suyas. Hace ya muchos a?os lleg¨® a confesar: "Sin mis libros me ser¨ªa imposible vivir y sin mis gatos, tambi¨¦n. Los libros no a¨²llan ni los gatos proporcionan sabidur¨ªa, por eso no podr¨ªa elegir. Preferir¨ªa entonces vivir sin m¨ª". Y as¨ª fue: el d¨ªa que los m¨¦dicos le quisieron apartar de sus muchos gatos para preservar sus pulmones, sus amigos supieron que tambi¨¦n lo estaban condenando a muerte.
Lo mismo hubiese pasado si a alg¨²n incauto se le hubiese ocurrido alejar a Carlos Monsiv¨¢is de la libertad. Nunca la traicion¨®. Y cuando tuvo que elegir entre la libertad y los suyos, siempre la eligi¨® a ella. No tuvo empacho en criticar a Cuba por su homofobia o a L¨®pez Obrador cuando el candidato de la izquierda a la presidencia de M¨¦xico en 2006 decidi¨® ocupar la calle para protestar por su derrota. Siempre huy¨® del abrazo de los poderosos, pero supo estar junto a sus viejas amistades, como la cantante Chavela Vargas, cuando su voz se fue apagando y los famosos amigos de ocasi¨®n la abandonaron. Jam¨¢s fue bien peinado o con corbata, pero su pelo blanco y su sonrisa eran lo m¨¢s elegante de cualquier reuni¨®n. Y, sobre todo, lo m¨¢s querido...
Porque los mexicanos amaban a Carlos Monsiv¨¢is. Lo le¨ªan en los libros y en los peri¨®dicos, lo escuchaban en conferencias y en la radio, lo ve¨ªan en la televisi¨®n, pero su omnipresencia en la vida p¨²blica o su sabidur¨ªa total no lo convirtieron en un escritor famoso, sino en un escritor querido. Es dif¨ªcil explicar fuera de M¨¦xico la pasi¨®n que Carlos Monsiv¨¢is o Jos¨¦ Emilio Pacheco despiertan. El pasado diciembre, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, uno y otro vivieron un momento que los hizo inmensamente felices. Junto a Sergio Pitol se hicieron una foto muy parecida a la que, justo 50 a?os antes, les hab¨ªan tomado en la ciudad de M¨¦xico. A Pacheco, emocionado, se le atraves¨® un presagio: "Esta ser¨¢ la ¨²ltima vez que...". Ayer, desgraciadamente, la muerte le complet¨® la frase.
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