Clases de yoga como reclamo
La asociaci¨®n RedUNE cataloga a la comunidad hinduista de Granada como "secta destructiva"
"El grado de manipulaci¨®n llega a tal punto que no te puedes ni permitir pensar mal del maestro porque t¨² misma te marcas el castigo". El testimonio de Nerja Rodr¨ªguez, una joven canaria que vivi¨® dos a?os en la comunidad hinduista de la Dharma V¨¦dica de Espa?a, contrasta bastante con el de otra chica que convive actualmente en el monasterio que esta entidad religiosa tiene en Granada. "Soy una persona adulta y tengo todo el derecho del mundo a tener mis creencias religiosas y a que se me respete. Trabajo fuera y estoy aqu¨ª voluntariamente".
Su familia, que apenas la ve y cree que est¨¢ siendo manipulada y explotada, acusa al supuesto gur¨² de "esclavizar" a la joven. En contacto con los padres de otras chicas, todas mayores de edad, han acudido al Defensor del Ciudadano de Granada, Melchor S¨¢iz-Pardo, que ha dado traslado del caso a la fiscal¨ªa. La asociaci¨®n para la prevenci¨®n de manipulaci¨®n sectaria RedUNE la considera "secta destructiva para la personalidad". Su presidente, Juantxo Dom¨ªnguez, reconoce que los contactos con familiares de supuestas v¨ªctimas se mantienen desde hace tiempo pero ahora llegan algunos directos, de ex adeptos. En Granada lleva afincada esta asociaci¨®n cerca de 30 a?os pero los afectados est¨¢n por todo el pa¨ªs.
La organizaci¨®n est¨¢ asentada en la ciudad desde hace 30 a?os
La escuela de yoga, en este caso, parece ser el reclamo sobre todo para estudiantes, aunque sus responsables dicen que es una "instituci¨®n no lucrativa" cuyo objeto es "la difusi¨®n y el fomento" de las sabidur¨ªas que provienen de la cultura y el conocimiento de los vedas y su tradici¨®n milenaria (dharma, yoga, ayurveda, tantra, etc¨¦tera). El l¨ªder, Antonio Javier Ruiz Plazas, se autodenomina maestro, seg¨²n RedUNE. Su nombre v¨¦dico es Shri Swami Shankara Tilakananda y se form¨®, seg¨²n la asociaci¨®n, en la India bajo la tutela de otro monje hind¨². En 1978 se convirti¨® en monje-maestro.
"Quieres complacerle en todo y encima eso crea una competitividad entre las mujeres que a ¨¦l le encanta", explica Nerja. Otra de las chicas que ha pasado por el centro destaca "su inteligencia y su labia". Le recomendaron una de sus consultas de "asesor¨ªa vital" donde, seg¨²n los testimonios, ejerce de psic¨®logo, aunque no consta que est¨¦ colegiado en Espa?a. "Estaba mal, ten¨ªa depresi¨®n y ¨¦l te va conociendo hasta que te maneja". Ahora esta joven, que prefiere no dar su nombre, contin¨²a estudiando en la universidad. "Llegas a pensar que eres una mala persona si no haces lo que dice". Hasta tal punto quer¨ªa "manejarme", a?ade, que "quiso liarme con otra chica del centro y me hizo una encerrona".
Hacer lo que dice implica, seg¨²n las versiones de ex adeptos, pagar aunque ni siquiera asistas a clase. "Mis padres me retiraron el dinero (600 euros mensuales por una cama y una comida al d¨ªa) y la presi¨®n que yo sufr¨ªa por su parte para que pagara provocaba en m¨ª una lucha que me daba miedo", recuerda Nerja. Por eso sali¨® una semana convencida de que iba a regresar, pero no lo hizo. Aunque menos, tambi¨¦n hay hombres. Marek Petrilak es un eslovaco de 35 a?os que el pasado septiembre decidi¨® abandonar la casa de yoga. "Conoc¨ªa la pr¨¢ctica, fui a un curso de verano y fui captado", detalla. No tiene duda de que fue "manipulado" durante tres a?os. "Todo lo ten¨ªas que solicitar a la direcci¨®n y no hab¨ªa ning¨²n contacto con el exterior". Como estaba formado en estas disciplinas, daba clases, pero "no ve¨ªa el dinero que me pagaban, que eran unos 1.000 euros". Era para la casa y pese a ello "acumulaba al mes una deuda de unos 600". Eso le hizo replantearse el futuro. "Eso y algunas cositas m¨¢s". Siempre le iba a deber dinero y cada vez m¨¢s. "La vida era muy dura a nivel f¨ªsico y psicol¨®gico", resume. Dicen que dorm¨ªan unas cuatro horas y siempre ten¨ªan que limpiar.
Camino hacia la autorrealizaci¨®n
Una sola aparici¨®n p¨²blica de la vicepresidenta y portavoz de la comunidad, Tara Shakti Chaitanya, ha sido la respuesta. En la casa de yoga, con los s¨ªmbolos sagrados de su fe (la cabeza rasurada, marca en la frente y say¨®n) ley¨® un comunicado con el que neg¨® todas las acusaciones, apel¨® a la "inteligencia" de cada persona y destac¨® que el suyo es un camino de "autorrealizaci¨®n". Se niegan a contestar preguntas y dicen que la falsedad de las afirmaciones vertidas en su contra es muy "f¨¢cilmente demostrable". Por eso han presentado una querella contra los que, seg¨²n ellos, est¨¢n detr¨¢s de un blog de denuncia al que cada d¨ªa se suman nuevos testimonios. Se quejan de persecuci¨®n. El maestro, ausente en la comparecencia, est¨¢ "muy afectado", aclar¨® la portavoz.
Los que han salido del centro tras a?os de estancia suelen recibir tratamiento posterior. Hay varios especialistas en contacto con ellos, entre los que se encuentra el psic¨®logo Jos¨¦ Miguel Cuevas, que ha recibido el testimonio de familiares y de seguidoras del guruji, como le llaman cari?osamente. En todas las versiones coincide la excesiva devoci¨®n que tienen a su jefe. Cuevas advierte de la "vulnerabilidad" de cualquier persona en un momento de baja autoestima para ser manipulado, aunque sea mayor de edad. Algunas familias est¨¢n en contacto con abogados para decidir si acuden a los tribunales.
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