El petardo de El Ejido
Tras ocho meses alejado de su actividad profesional por cuestiones personales, Juan Enciso ha vuelto a su despacho. Para que luego digan que la c¨¢rcel no rehabilita, o que los reclusos tienen dificultades para reinsertarse en el mercado laboral. Enciso, a las 14 horas de cruzar el umbral de la prisi¨®n, ya ten¨ªa trabajo. Y que trabajo: alcalde de El Ejido, donde se encontraba en situaci¨®n de excedencia involuntaria. Ha dicho que no piensa dimitir. Normal, no est¨¢ la situaci¨®n en Espa?a como para perder un puesto de trabajo con un a?o de contrato pendiente. Y menos ahora, cuando el Gobierno acaba de aprobar despidos m¨¢s baratos para empresas en crisis. Y el Ayuntamiento de El Ejido lo est¨¢.
En este pa¨ªs, gracias a la defensa jur¨ªdica de la presunci¨®n de inocencia podemos poner un zorro al cuidado del corral de las gallinas. Pero volvamos a Enciso. El alcalde fue detenido en una operaci¨®n contra una trama de corrupci¨®n acusada de blanquear m¨¢s de 150 millones de euros de las arcas municipales. La instrucci¨®n de un caso tan complejo va a durar, por lo que le dar¨¢ tiempo a presentarse a las pr¨®ximas elecciones. Y lo que es peor, a ganarlas.
Su salida de prisi¨®n fue la cr¨®nica de un petardo anunciado. Lo de petardo que cada uno lo tome como quiera. Yo me limito a informar. Petardo, seg¨²n la Real Academia Espa?ola, tiene varias acepciones. Un petardo es un tubo relleno de p¨®lvora que al prenderle fuego produce una detonaci¨®n. Y de eso hubo a la salida de Enciso de la c¨¢rcel. Petardo tambi¨¦n es una persona o cosa pesada, aburrida o fastidiosa. Y de eso, tambi¨¦n hubo. Petardo es, igualmente, una estafa, enga?o o petici¨®n de algo con ¨¢nimo de no devolverlo. Y eso es lo que se est¨¢ investigando. Petardo, de forma coloquial, tambi¨¦n es un porro. Pero no estoy en condiciones de afirmar si se ha llegado a esta situaci¨®n porque alguien se ha fumado uno.
Enciso, para no seguir en prisi¨®n y volver a ser el alcalde, ha tenido que pagar una fianza de 300.000 euros. Eso quiere decir que si no los hubiera pagado, estar¨ªa en la c¨¢rcel con el alcaide, que tiene un nombre parecido pero que no es lo mismo. Sobre ¨¦l pesan los delitos de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos, falsedad, cohecho y tr¨¢fico de influencias, todo relacionado con las posibilidades delictivas que le permiten la reincorporaci¨®n a su cargo.
En t¨¦rminos jur¨ªdicos Enciso todav¨ªa no ha hecho nada, por lo que no hay instrumento legal para impedir su vuelta a la alcald¨ªa. La prisi¨®n preventiva no es m¨¢s que un mal menor ante la sociedad, que est¨¢ limitada en el tiempo para no hacer un mal mayor al reo. No existir¨ªa si la justicia fuera r¨¢pida, por lo que no es m¨¢s que una anomal¨ªa por las imperfecciones del sistema. Luego est¨¢ el sentido com¨²n, pero ese no est¨¢ legislado todav¨ªa. La vuelta de Enciso a su despacho es tan legal como la reincorporaci¨®n de un guarda forestal al Infoca tras pasar dos a?os en prisi¨®n preventiva por quemar un bosque. Pendiente de juicio, el presunto pir¨®mano est¨¢ en su derecho incorporarse al bosque tras pasar por una gasolinera.
Para estas anomal¨ªas hab¨ªa una cosa que se llamaba ¨¦tica. Y otra que respond¨ªa al nombre de moral. Si uno no la ten¨ªa, la sol¨ªan tener los dem¨¢s. En el PAL de El Ejido, el partido de Enciso, estos valores escasean. Y como disfrutan de mayor¨ªa absoluta, la oposici¨®n no puede desbancar al alcalde. Insistiendo en la presunci¨®n de inocencia y a la espera del juicio del caso Malaya, a los 95 imputados la fiscal¨ªa les ha pedido una multa que supera los 4.000 millones de euros. El d¨ªa que la paguen, salimos de la crisis. Mientras esto ocurre, aprovechemos las habilidades econ¨®micas de estos personajes para que nos hagan un entramado de ingenier¨ªa financiera con el que enga?ar a Alemania sobre las cuentas del Estado. De momento, en t¨¦rminos jur¨ªdicos, los curr¨ªculos de algunos est¨¢n inmaculados.
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