Esas peque?as cosas
La Democracia Feijoniana derrama sus l¨¢grimas de cocodrilo por la pol¨ªtica despedazada a la vez que Rodr¨ªguez Miranda, el sult¨¢n de las dietas, imparte lecciones de ¨¦tica subido a su gigantesca altura moral, o los inspectores de la Xunta pegan patadas en las puertas buscando pruebas de acusaciones antes convenientemente voceadas a los cuatro vientos. Entre los linajes nacionalistas, virreyes y coroneles que hace ya demasiado tiempo que debieran haberse ido a sus casas matan o mueren por unas fronteras que s¨®lo ellos creen importantes. Los socialistas se embarullan en otra batalla por el dudoso honor de demostrar qui¨¦n es m¨¢s corrupto, m¨¢s cacique o m¨¢s feo. La pol¨ªtica gallega imita a Groucho Marx. Saliendo de la m¨¢s absoluta nada, se encarama a las m¨¢s altas cotas de la miseria. A nadie con mando en plaza parece preocuparle los grandes problemas que realmente nos afectan, esas peque?as cosas que decidir¨¢n nuestra suerte o desgracia durante las d¨¦cadas inciertas que se avecinan.
El bipartito ten¨ªa un modelo de gesti¨®n de los servicios p¨²blicos. La derecha cree tener un gran negocio
Sin buena pol¨ªtica, no hay buen gobierno. Pero el veneno de la p¨²trida campa?a que llev¨® a Feij¨®09 a Monte P¨ªo ha emponzo?ado a esta generaci¨®n. A quienes ganaron porque ya no saben hacer otra cosa, a quienes perdieron porque s¨®lo les mueve el ansia angustiosa de ajustar cuentas. Habr¨¢ que esperar a la siguiente quinta. As¨ª que olvid¨¦monos por ahora de la urgente regeneraci¨®n democr¨¢tica, necesaria para nuestra vida p¨²blica como el aire para respirar. Vayamos a lo pr¨¢ctico. Hablemos de dinero y sobre el provenir de nuestro d¨¦bil y lateral sistema productivo en el mundo competitivo e imprevisible de esta econom¨ªa global que ya nadie sabe bien c¨®mo funciona.
El dilema que deber¨ªa ocuparnos consiste en decidir de qu¨¦ vamos a vivir, qu¨¦ le vamos a vender al mundo para que no nos olvide, c¨®mo vamos a captar esa inversi¨®n exterior tan vital. Se acaba el ciclo de nuestro modeli?o, basado en el Xacobeo, el asfalto y los pxoums a la carta por cuenta de los fondos europeos. Alguien deber¨ªa preocuparse de dise?ar e implementar las bases para un nuevo modelo que afronte el reto de invertir nuestra p¨¦rdida constante de competitividad, indague en el enigma de nuestra productividad menguante y subsane nuestra evidente falta de formaci¨®n y habilidad para entendernos con un mundo a cada segundo m¨¢s complejo. O el Gobierno o la oposici¨®n debieran afanarse en la oferta de nuevas pol¨ªticas que maximicen la eficiencia de la econom¨ªa gallega, abran nuevos nichos de mercado para sus productos invirtiendo en innovaci¨®n, desarrollo e investigaci¨®n y aprovechen la ligera ventaja competitiva que pose¨ªamos en campos como la formaci¨®n universitaria, las nuevas energ¨ªas, el cultivo del mar o las tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n. Pero lo ¨²nico constatable es que andamos como siempre, recontando peregrinos y encomend¨¢ndole el PIB al Ap¨®stol.
Galicia se encamina hacia un grave d¨¦ficit de sostenibilidad de su sistema de provisi¨®n de bienes p¨²blicos, salvado de momento por una financiaci¨®n estatal que se est¨¢ volviendo parte del problema. El bipartito ten¨ªa un modelo de gesti¨®n de los servicios p¨²blicos. La derecha cree tener un gran negocio entre manos, pese a gobernar un pa¨ªs envejecido y de rentas y pensiones bajas. Mientras se discute si era consorcio o es agencia, o se practican exorcismos rituales ante el altar de la diosa privatizaci¨®n, la cruda realidad muestra que nuestro pa¨ªs navega hacia la insostenibilidad. Mientras en otras partes modifican sus pol¨ªticas fiscales para hacer contribuir m¨¢s a todos seg¨²n su capacidad, o se reclama el retorno de figuras abolidas en plena fiebre del ladrillo como el impuesto de patrimonio o de sucesiones, aqu¨ª nuestro gobierno promete bajadas de impuestos a diestro y siniestro y al tiempo exige e imparte cursillos de solidaridad por el mundo adelante. Qu¨¦ gran momento para que alguien en la oposici¨®n se ocupara en explicarnos cu¨¢les son sus pol¨ªticas para gestionar el segundo gran dilema del pa¨ªs: qui¨¦n va a pagar Galicia durante los pr¨®ximos a?os, qui¨¦n y por qu¨¦ va a sostener un bienestar que estamos hipotecando sin tomarnos siquiera la molestia de leer la letra peque?a.
antonlosada.blogspot.com
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