Santos promete unir a Colombia
El presidente electo alaba a ?lvaro Uribe pero se desmarca de asuntos relevantes de su gesti¨®n - El vencedor dice que luchar¨¢ contra el clientelismo pol¨ªtico
Era novato en las urnas, pero Juan Manuel Santos, de 58 a?os, se convirti¨® el domingo en el presidente m¨¢s votado de la historia de Colombia. Nueve millones de sufragios (69%) -y el respaldo del 80% del Congreso- otorgan a este economista y ex ministro de Defensa de ?lvaro Uribe un amplio margen de maniobra. Quiz¨¢s por eso, Santos dej¨® traslucir en su discurso su voluntad de actuar con autonom¨ªa, sin compromisos con el pasado ni con las viejas pr¨¢cticas del clientelismo pol¨ªtico. Gobernar¨¢, dijo, "para todos", e inst¨® a los colombianos a superar "odios y divisiones" y a trabajar juntos por una naci¨®n "justa, educada y pr¨®spera". Su mensaje se encontr¨® con la mano tendida de su rival, el matem¨¢tico Antanas Mockus, que ofreci¨® una relaci¨®n "constructiva" con el nuevo Gobierno. M¨¢s de 3,5 millones de votos (27,5%) consolidan la base del Partido Verde, que ech¨® a andar hace apenas seis meses. Por eso, los de ayer fueron unos comicios en los que, realmente, no hubo derrotados.
Santos asegura que para la guerrilla de las FARC el tiempo se ha agotado
Sin mencionarle, invita al venezolano Ch¨¢vez a mejorar las relaciones
Tres partidos del Mundial y los impenitentes aguaceros en todo el pa¨ªs hac¨ªan temer una abstenci¨®n catastr¨®fica, que finalmente se mantuvo en los par¨¢metros tradicionales: un 55%, cinco puntos m¨¢s que en la primera votaci¨®n, el 30 de mayo.
La unidad, eje de la campa?a de Santos, vertebr¨® su alocuci¨®n en la noche del domingo, en una celebraci¨®n multitudinaria con bailes folcl¨®ricos y una escenograf¨ªa grandiosa, que recordaba a las convenciones pol¨ªticas estadounidenses. "El reloj de la historia marca la hora de la unidad nacional, de la concordia entre los colombianos", dijo. E inmediatamente expres¨® su respeto por Mockus, al que defini¨® como un rival "de altura que puso a pensar a Colombia en el valor de la vida, de la transparencia y de la legalidad". "No renunciar¨¦ a que usted y su equipo nos acompa?en", a?adi¨®.
Santos reivindic¨® la herencia de Uribe, que deja el cargo el 7 de agosto tras ocho a?os en el poder, y reconoci¨® el peso que ha tenido su popularidad en los aplastantes resultados. "?Este tambi¨¦n es su triunfo, presidente Uribe!", grit¨®, y en ese momento el coliseo pareci¨® venirse abajo con ovaciones atronadoras. Y se comprometi¨® a desarrollar los avances en "seguridad democr¨¢tica, confianza inversionista y cohesi¨®n social", pilares de la gesti¨®n uribista.
Pero al mismo tiempo, Santos dej¨® claro que volar¨ªa con sus propias alas, dispuesto a deshacerse de los lastres de su antecesor. De entrada, hay un sutil desmarque en la invitaci¨®n a superar la crispaci¨®n pol¨ªtica, agudizada en el ¨²ltimo a?o por el empe?o de Uribe de optar a una segunda reelecci¨®n, que finalmente frustr¨® la Corte Constitucional.
Tambi¨¦n lo hubo en su pronunciamiento sobre las relaciones con el poder judicial. "Buscar¨¦ reparar la armon¨ªa entre los poderes p¨²blicos", dijo, en alusi¨®n al enfrentamiento constante que han mantenido Uribe y los magistrados. Santos anunci¨® una reforma para "trazar linderos". De su Gobierno, dijo, la justicia podr¨¢ esperar "respeto, colaboraci¨®n y autonom¨ªa". Pero tambi¨¦n lanz¨® una advertencia a un aparato judicial salpicado por la corrupci¨®n y la politizaci¨®n. "De los jueces, Colombia espera imparcialidad y prontitud en sus decisiones".
Otro momento clave de su discurso fue el dedicado al Ej¨¦rcito. Como ministro de Defensa, Santos logr¨® triunfos contundentes contra la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con golpes que diezmaron a los cuadros guerrilleros y rescataron a importantes rehenes. Pero tambi¨¦n tuvo que tragarse sapos como los falsos positivos y la ejecuci¨®n de j¨®venes marginales por parte de militares que los hac¨ªan pasar por guerrilleros.
Santos apoyar¨¢ a las fuerzas de seguridad "para seguir consolidando la presencia del Estado en cada cent¨ªmetro del territorio". "Pero les exigir¨¦ que cumplan su misi¨®n dentro del respeto absoluto a las garant¨ªas constitucionales y a los derechos humanos. No habr¨¢ impunidad", advirti¨®, "a quienes se aparten del honor militar y policial".
Acto seguido, lanz¨® un ultim¨¢tum a las FARC, que lleva m¨¢s de 40 a?os ensangrentando el pa¨ªs. "Se les acab¨® el tiempo. Colombia est¨¢ saliendo de su pesadilla de secuestros y violencia. Mientras insistan en m¨¦todos terroristas, no habr¨¢ la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de di¨¢logo y los seguiremos enfrentando con toda la firmeza".
Tambi¨¦n recibieron advertencias los partidos. Santos cuenta con el respaldo de casi todo el espectro pol¨ªtico, y eso se traduce en una mayor¨ªa absoluta en el Congreso, emanado de los comicios de marzo. Su coalici¨®n -el oficialista Partido de la U (Unidad Nacional), conservadores, liberales y Cambio Radical- copa el 80% de los esca?os. Adem¨¢s de una amplia gobernabilidad, esta alianza le permitir¨¢ liberarse de los pactos clientelares que sol¨ªan atar a los Gobiernos para poder sacar adelante sus iniciativas. Con los partidos, anunci¨®, mantendr¨¢ "una relaci¨®n institucional", alejada "del clientelismo".
Y su ¨²ltimo mensaje tuvo dos destinatarios a los que no mencion¨® por su nombre: los presidentes de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, y Ecuador, Rafael Correa. Las relaciones de Colombia con sus vecinos pasan por momentos cr¨ªticos a cuenta del apoyo que las FARC ven¨ªan recibiendo en esos pa¨ªses. "Tenemos dos alternativas: mirar con amargura al pasado o abrir caminos al futuro", dijo Santos. "Los invito a abrir caminos por el bien de nuestros pueblos". Ch¨¢vez, que en la primera vuelta insult¨® y amenaz¨®, esta vez ha guardado silencio.
El imperio de la ley
- Instituciones. "Buscar¨¦ reparar la armon¨ªa entre los poderes p¨²blicos", afirm¨® Santos en alusi¨®n al conflicto entre el presidente Uribe, que deseaba una segunda reelecci¨®n, y los jueces.
- Fuerzas Armadas. Santos asegur¨® que el Ej¨¦rcito tendr¨¢ presencia en todo el pa¨ªs, pero respecto al asesinato de j¨®venes a los que los militares hac¨ªan pasar por guerrilleros, el presidente electo prometi¨®: "El Ej¨¦rcito no tendr¨¢ impunidad".
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