Contra la moral
Los bares llenos, todos colgados del televisor, un camarero con tres banderas de Francia hechas con tiritas pegadas en la frente y las mejillas y un silencio de plomo cuando termin¨® el partido. Paradoja: la derrota ante Sud¨¢frica tal vez amaine la tormenta de insultos que llueve hace d¨ªas sobre los jugadores franceses; suele a la ira suceder el des¨¢nimo o un dolor de verdad: "las furias y las penas", que dec¨ªa Quevedo. Perezosos, animales, cretinos, descerebrados, son algunos calificativos que los jugadores galos recibieron desde la expulsi¨®n de Anelka y el psicodrama posterior. Francia, ¨²ltima en el Grupo A y fuera del Mundial.
"Hay que averiguar por qu¨¦ ha sucedido esto", se desga?itaba el locutor de TF1. Pero la introspecci¨®n ha comenzado ya: pol¨ªticos, intelectuales, personalidades del f¨²tbol y de ¨¢reas muy ajenas se la han pasado dando explicaciones en los diarios, las radios, por TV. Se habl¨® de la arrogancia de los jugadores franceses, de su individualismo y falta de esp¨ªritu de conjunto, de la composici¨®n multi¨¦tnica del equipo, aunque no es tanta, con un tufillo a racismo. El fil¨®sofo Alain Finkiel- kraut fue tajante: "Esto es un reflejo de la sociedad en crisis". Y no pocas opiniones confluyeron en el mismo delta. Si as¨ª fuere, y m¨¢s all¨¢ de la calidad de los equipos, habr¨¢ que pensar que Uruguay, M¨¦xico, Argentina, Chile, Eslovenia, Ghana, Paraguay y Brasil son pa¨ªses con sociedades perfectas, sin hambre, sin analfabetismo, sin desocupados ni gente sin techo, todo el mundo sano y en pleno desarrollo. Descartes no habr¨ªa ido tan lejos.
Mme. Roselyne Bachelot, ministra de Salud y Deportes, pronunci¨® palabras muy dram¨¢ticas. "Ya nada volver¨¢ a ser como antes", increp¨® a los jugadores; "quiz¨¢s ustedes ya no ser¨¢n h¨¦roes para nuestros muchachos. Ustedes han da?ado la moral de Francia". Esta semana, miles de muchachos llenaron las calles de Par¨ªs celebrando la llegada del verano y la Fiesta de la M¨²sica. Saltaban, gritaban, aplaud¨ªan, acompa?aban con la cabeza, los hombros y otras partes del cuerpo el ritmo de los conjuntos de rock que se explayaban en cada esquina. Hubo mucha alegr¨ªa, mucha cerveza. Nadie hablaba de f¨²tbol.
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