"Quiero ser el campe¨®n m¨¢s viejo de la historia"
En un minuto le da tiempo a deshacerse de la corbata que oprime su cuello de toro, a descolocar al camarero con una broma ("?Fumador? S¨ª") y a disipar toda duda: el terrible inicio de curso no le ha desmoralizado. Pedro Mart¨ªnez de la Rosa ha regresado a la f¨®rmula 1 tras ocho temporadas como probador de McLaren. Con 39 a?os es, despu¨¦s de Michael Schumacher (41), el veterano de la parrilla. L¨¢stima que el C29, el calamitoso b¨®lido de Sauber, le haya permitido completar solo dos de ocho carreras. Aunque no se le ve impaciente en su visita a Madrid.
Lo suyo hubiera sido un restaurante japon¨¦s (es "devorador de sushi" desde que corri¨® en la F-3000 nipona de 1995 a 1997), pero solo tiene un rato entre reuniones con patrocinadores antes de volar a Suiza, donde vive (y tributa). El m¨®vil, sobre la mesa, vibra cada dos minutos. Ni caso. Solo se tensa al salir a la azotea para el retrato: siente algo de v¨¦rtigo.
El piloto ha vuelto a competir en f¨®rmula 1 tras ocho a?os como probador
La casa agasaja con un plato de jam¨®n, pero ¨¦l apenas picotea una loncha. Debe mantener su peso, 74 kilos (77 con casco, mono y botas), o habr¨ªa que ajustar el monoplaza. Est¨¢ en forma. En las ¨²ltimas pruebas f¨ªsicas super¨® a su compa?ero Kobayashi, 16 a?os menor. No entiende que los pilotos se incorporen cada vez antes: "El que entra con 20, est¨¢ quemado a los 30. Yo soy m¨¢s r¨¢pido ahora. He trabajado con grandes mec¨¢nicos, s¨¦ exprimir el coche".
Debut¨® en Arrows en 1999. Hab¨ªa triunfado en las categor¨ªas inferiores. 11 a?os despu¨¦s a¨²n no ha tenido un coche decente, "una oportunidad en condiciones". A¨²n cree que puede ganar. "Mi fortaleza es que soy optimista. Quiz¨¢s ingenuo, ?yo qu¨¦ s¨¦!". Y le da un sorbo a su coca-cola light. En 2006 termin¨® segundo en Hungr¨ªa, como sustituto de Juan Pablo Montoya. Habr¨ªa sido un hito espa?ol... de no existir Fernando Alonso. ?Se siente eclipsado? "Hay que agradecerle que ha tirado del carro".
Entre cucharadas de gazpacho, recuerda que en 2009 no pis¨® una pista. Por el nuevo reglamento solo pod¨ªa entrenar en el simulador. Casi se rinde. En enero, Peter Sauber, propietario del equipo suizo, le sorprendi¨® con una oferta. Ahora cobra "tres veces menos" que como probador, pero es feliz.
De la Rosa no se parece a otros compa?eros. Est¨¢ casado con su novia de siempre. Tiene tres hijas. Veranea en Mallorca. Atiende por la calle a los seguidores. Y no fanfarronea: "Es importante no pensar que eres el mejor, y aprender de los dem¨¢s". Ha vivido la explosi¨®n popular de la F-1. Y lo que queda. "Va a surgir un piloto chino... y una mujer. Es el pr¨®ximo reto".
Da buena cuenta de la lubina, fin¨ªsima; deja las patatas al horno. ?Qu¨¦ le ha faltado, ambici¨®n? "Estar en el lugar y el momento adecuados", resume. Quien dude de su gen competitivo, que le vea sudar en bicicleta contra sus amigos: "No me gusta perder. Nunca".
De postre, un zumo. El tatin no le llama: "Uf, cu¨¢nto az¨²car". De la Rosa sigue fiel a su dieta, sus man¨ªas (subir al coche con el pie derecho) y supersticiones (una estampita de sor Francinaina Cirer en el casco). El domingo corre en Valencia. Sin pensar en el futuro. "Queda mucho... quiero ser el campe¨®n m¨¢s viejo de la historia. Fangio gan¨® con 45. ?A¨²n vamos bien!".
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