Segunda parte
El soldado israel¨ª Galad Shalit cumple estos d¨ªas cuatro a?os de secuestro en manos del grupo Hamas. Su caso, todo sea dicho, no despierta las mismas pasiones que otros similares. Hemos sabido por una escueta prueba de vida que est¨¢ bien de salud, pero un poco disgustado por el papel de la selecci¨®n francesa en el Mundial. ?l tiene la doble nacionalidad francoisrael¨ª y en cuestiones futbol¨ªsticas se inclina por los bleus. Los futbolistas a menudo ignoran, desde sus exclusivas torres de marfil y fama, que un mont¨®n de gente diversa obtiene placer y cierta satisfacci¨®n con el triunfo de su equipo. Sin duda es la raz¨®n principal por la que ganar un partido, reconocido el deporte de masas como un espect¨¢culo de entretenimiento, es provocar la alegr¨ªa general en sus seguidores.
A mitad de torneo, cuando el Mundial comienza su segunda fase y los partidos son peque?as muertes inconsolables, saber que los dos finalistas del pasado campeonato est¨¢n fuera produce sensaciones encontradas. Todo el mundo sabe que la motivaci¨®n, el sacrificio, la entrega, son muchas veces proporcionales al grado de frustraci¨®n de un jugador. El premio casi siempre entontece. Todos los entrenadores que han sufrido a jugadores franceses o italianos que llegaban con la etiqueta de campeones mundiales se han enfrentado a la misma desidia, a una cierta superioridad, a un insoportable escamoteo de la entrega.
En cierto modo, lo sucedido ten¨ªa algo de cat¨¢strofe anunciada, por m¨¢s que siempre uno se agarre al pedigr¨ª y a la experiencia para resolver las situaciones complicadas. Pero esto no puede durar siempre. Italia quiso frotar la l¨¢mpara m¨¢gica durante 10 minutos desesperados en el final de su ¨²ltimo partido y no siempre el genio est¨¢ disponible para tus caprichos urgentes.
Una competici¨®n tan acelerada como el Mundial casi siempre cambia de cara en su segunda fase. Todo lo jugado, lo mostrado, lo apuntado, importa poco frente a la gran dramatizaci¨®n de cada cruce. Los dos equipos en liza comprenden sus posibilidades ag¨®nicas y los tres partidos de la fase previa sirven tanto a los equipos como a un cantante componiendo nuevas canciones le sirven sus antiguos grandes ¨¦xitos.
Hay equipos que han mostrado su potencial con claridad, pero frente a un rival que admit¨ªa la superioridad, sin urgencia de poner toda la carne en el guiso. Ahora llega la fiesta. Cada d¨ªa una tabla para partir en dos de un golpe. Para algunos el verdadero Mundial. Para italianos y franceses una tortura televisada. La tremenda sensaci¨®n de que el pasado se adue?¨® de tu aura y se hace con ella anillos para lucir, pero que no brillan tanto como el ¨²ltimo, el que est¨¢ por ganarse. El curr¨ªculum est¨¢ por hacerse, de nada valen los diplomas en la pared. A la velocidad que va todo, subir y bajar son casi la misma trayectoria. En estos partidos se hacen los jugadores que marcan distancia y se robustecen los equipos con adn ganador. Al d¨ªa despu¨¦s, comienza la gesti¨®n del ¨¦xito. Pocos la sobreviven saludablemente.
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