La reforma de los mercados financieros
Existe un amplio consenso acerca de la necesidad de reformar los mercados financieros internacionales. El sector financiero ha sido el principal causante de la crisis global actual, que se origin¨® en el sistema financiero estadounidense, extendi¨¦ndose luego al resto de pa¨ªses del mundo, para convertirse finalmente en una crisis de la econom¨ªa real con un impacto particularmente negativo en Europa.
Los Gobiernos de los pa¨ªses desarrollados han hecho esfuerzos fiscales importantes entre 2007 y 2010 para sostener sus sistemas financieros, evitando quiebras bancarias que podr¨ªan haber llevado a un colapso econ¨®mico generalizado. A la vez, pusieron en marcha planes de est¨ªmulo de la demanda agregada, que hab¨ªa ca¨ªdo dr¨¢sticamente como consecuencia de la falta de confianza y el mal funcionamiento de los mercados de cr¨¦dito.
El poder econ¨®mico ya no est¨¢ en manos de los Gobiernos y, por tanto, de los ciudadanos
Los ciudadanos del mundo esperan que sus l¨ªderes muestren la determinaci¨®n necesaria
Estos esfuerzos fiscales, esenciales para la recuperaci¨®n en una primera fase, unidos a la reducci¨®n de los ingresos p¨²blicos debido a la menor actividad econ¨®mica, han disparado los niveles de d¨¦ficit y de endeudamiento p¨²blico hasta niveles muy elevados. Este ha sido el caso principalmente de Europa, pero tambi¨¦n de EE UU, si bien ambos est¨¢n dando respuestas distintas del problema.
En el caso de la Uni¨®n Europea, las turbulencias financieras de abril y mayo de 2010, desencadenadas por la crisis de la deuda p¨²blica griega y la especulaci¨®n contra la deuda emitida por otros Estados miembros, han llevado a la UE a iniciar un proceso de consolidaci¨®n fiscal. As¨ª, todos los pa¨ªses europeos est¨¢n adoptando planes de control y recorte del d¨¦ficit p¨²blico, como el anunciado por el Gobierno de Espa?a, que tiene el objetivo de devolver el d¨¦ficit del 11% al 3% del PIB entre 2010 y 2013. Por otro lado, la UE se ha visto obligada a establecer con car¨¢cter de urgencia un fondo de 750.000 millones de euros como se?al clara a los mercados financieros de la voluntad de los Gobiernos de contrarrestar cualquier ataque especulativo contra el euro.
Es vital que este proceso de consolidaci¨®n se lleve a cabo a un ritmo adecuado, ya que una consolidaci¨®n excesivamente r¨¢pida podr¨ªa llevar a una ralentizaci¨®n de la econom¨ªa, o incluso a una doble recesi¨®n. Para mitigar los efectos adversos de la reducci¨®n de la demanda agregada se deber¨¢ prestar una atenci¨®n particular a la estructura de los gastos, as¨ª como al sistema impositivo. Asimismo, estas medidas deber¨¢n acompa?arse de una estrategia clara para la econom¨ªa sostenible, con reformas que introduzcan incentivos para mejorar el control de la deuda, la equidad intergeneracional y la sostenibilidad medioambiental, as¨ª como una mayor agilidad, cohesi¨®n y productividad en los mercados financiero y laboral, en l¨ªnea con las que el Gobierno espa?ol est¨¢ poniendo en marcha.
En EE UU tambi¨¦n existe un debate sobre la consolidaci¨®n fiscal, si bien la Administraci¨®n Obama es consciente de los riesgos de un recorte prematuro de los gastos. En el Congreso, el apoyo a una ley de empleo fuerte e incluso la extensi¨®n de los beneficios por desempleo, cuando cientos de estadounidenses est¨¢n llegando al final del periodo de percepci¨®n de los subsidios, parece limitado. Los problemas de los mercados hipotecarios, entre otros, han llevado a los analistas a ser pesimistas en cuanto a la pronta vuelta al pleno empleo.
Aunque el ajuste fiscal de la UE era una medida sensata que en principio deber¨ªa haber satisfecho a los mercados, con su desarrollo ha surgido una nueva amenaza: los potenciales efectos negativos de los recortes de los gastos p¨²blicos sobre el crecimiento podr¨ªan traducirse en unos coeficientes deuda p¨²blica/PIB m¨¢s elevados y, por tanto, en un empeoramiento de la calificaci¨®n de la deuda p¨²blica.
Parece, a la vista de los ¨²ltimos acontecimientos, que el poder econ¨®mico ya no est¨¢ en manos de los Gobiernos democr¨¢ticos y, por tanto, de los ciudadanos, sino en manos de los a menudo caprichosos mercados financieros que originaron la crisis. Es, por tanto, cada vez m¨¢s urgente que los Gobiernos del mundo se coordinen dentro del G-20 y reaccionen contra estas tendencias. No se puede aceptar que un volumen importante de operaciones financieras no se conozca ni est¨¦ regulado, al llevarse a cabo fuera de los mercados organizados. Por otro lado, el sector financiero no paga impuestos acordes con sus beneficios, con los bonos que reciben sus ejecutivos ni con las externalidades negativas que, como est¨¢ quedando patente, su actividad puede conllevar.
El ejemplo m¨¢s claro de los problemas del sistema de incentivos y la falta de regulaci¨®n existentes en los mercados financieros son los CDS en descubierto (naked credit default swaps), producto que permite a los inversores contratar un seguro sobre el posible impago de un bono de deuda p¨²blica de un pa¨ªs sin tener la propiedad de ese bono. Como la historia ha demostrado hace siglos en el transporte mar¨ªtimo, cuando para un inversor resultaba legal contratar un seguro sobre un barco que no era de su propiedad, el inversor ten¨ªa un claro inter¨¦s en hacer que el barco se hundiera. Muchos barcos desaparecieron entonces por esa causa, hasta que la norma se reform¨®. Igualmente, en el caso de los CDS, si la instituci¨®n que contrata el seguro sobre el impago de la deuda es un gran fondo de inversi¨®n o una agencia de rating que puede tener influencia en el mercado de deuda p¨²blica, su inter¨¦s es lograr que el pa¨ªs se hunda y se produzca el impago.
Adem¨¢s de reformar la regulaci¨®n de los mercados y productos financieros, tambi¨¦n es conveniente que el G-20 se plantee la introducci¨®n de impuestos sobre los mercados financieros, para cambiar los incentivos adversos existentes, haciendo que los operadores financieros compensen a las empresas por las externalidades negativas que en ocasiones generan sus actividades.
En un informe elaborado por la Fundaci¨®n IDEAS, presentado en Madrid el 28 de mayo de 2010, se analizaban varias alternativas de impuestos a los mercados financieros. Seg¨²n este estudio, el instrumento que mejores propiedades muestra es el impuesto sobre transacciones financieras, basado remotamente en la vieja idea de la tasa Tobin, pero aplicado a todas las transacciones y no solamente en los mercados de divisas. Esta tasa, con un tipo impositivo muy bajo, de alrededor del 0,05%, reducir¨ªa el volumen de operaciones especulativas a corto plazo y, por tanto, la volatilidad del mercado, a la vez que recaudar¨ªa un volumen de ingresos considerable, entre 1.600 y 6.300 millones de euros al a?o solo en Espa?a.
El debate sobre la introducci¨®n de impuestos financieros est¨¢ abierto y m¨¢s vivo que nunca, lo que ya representa un progreso importante. No obstante, las palabras deben llevarse a la pr¨¢ctica. Los l¨ªderes reunidos en la cumbre del G-20 en Toronto deber¨¢n superar las presiones internas de sus sistemas financieros para poner en marcha un sistema impositivo en los mercados financieros que sea a la vez eficiente y justo. Ya se han dado pasos significativos en este sentido. As¨ª, los miembros de la UE han acordado recientemente mantener una posici¨®n com¨²n en la cumbre con respecto a la introducci¨®n de un impuesto sobre la banca, que adoptar¨¢n independientemente de los resultados de la cumbre en el seno de la UE, as¨ª como con respecto el establecimiento de un impuesto sobre las transacciones financieras muy parecido al propuesto por IDEAS.
El resultado de las negociaciones que est¨¢n teniendo lugar este fin de semana puede marcar una gran diferencia para el futuro. Todos los ciudadanos del mundo est¨¢n pendientes y a la espera de que sus l¨ªderes muestren la determinaci¨®n necesaria para acometer las reformas que el sistema claramente necesita, eliminando algunos de los problemas que han desencadenado la crisis y evitando de este modo que se repitan en el futuro. De lo contrario, los costes pol¨ªticos y econ¨®micos ser¨¢n cuantiosos. -
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