Fuera de juego
Algunas ¨®peras no resisten bien la versi¨®n en concierto. Sin escena, se desvanece su esencia musical, ya que no son otra cosa que puro teatro hecho m¨²sica. El jugador es una de ellas. Escrita por un joven e irreverente Sergu¨¦i Prok¨®fiev de apenas 24 a?os, a partir de la novela hom¨®nima de Dostoievski, pide a gritos la escena para atrapar al espectador. No lo ha entendido as¨ª el Liceo al escoger para su estreno en el teatro la opci¨®n concertante, formato que se ha revelado insuficiente para apreciar con plenitud sus valores. Prok¨®fiev pone la m¨¢s ¨¢cida e incisiva de las m¨²sicas para mover teatralmente a un exasperante grupo de par¨¢sitos que buscan fortuna en el casino de Ruletenburgo, imaginario balneario alem¨¢n, en el a?o 1915. Pero s¨®lo logr¨® estrenar El jugador en Bruselas en 1929, en versi¨®n francesa, y en la Rusia sovi¨¦tica no pudo verse hasta 1963, 10 a?os despu¨¦s de su muerte.
Alexandr Anissimov sac¨® buen partido de la OBC en su regreso al Liceo
Hay golpes de genio, como las intervenciones de Babulenka, la abuela, a quien sus familiares creen moribunda, que llega por sorpresa al casino para fundirse el patrimonio: Elena Obraztsova sac¨® tajada del papel a base de tablas y temperamento. Pero faltaba la escena, lo que dej¨® fuera de juego a los personajes en muchas ocasiones, dejando sin relieve el episodio del casino, donde el coro, en su ¨²nica intervenci¨®n, jalea la suerte de Alexei al hacer saltar la banca. Imponente labor de Alexandr Anissimov, director de gran oficio que sabe conjugar la fluidez narrativa y la opulencia sinf¨®nica de la partitura. Mantuvo vivo el latir teatral de una obra dialogada, sin arias al uso ni voluntad cantabile, de ritmo diab¨®lico y cegador virtuosismo orquestal, y sac¨® buen partido de la Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC): en su regreso al Liceo, se ha revelado como un conjunto de d¨²ctil y poderoso sonido, un instrumento bien engrasado, de texturas claras y atento al detalle, sin perder empaque, brillantez y potencia.
La ubicaci¨®n de la orquesta en el escenario favorece a unas voces m¨¢s que a otras. Impresion¨® por su pasta vocal, de aut¨¦ntico bajo, Vlad¨ªmir Ognovenko en el papel del general, el mejor de un extenso reparto en el que sorprendi¨® gratamente el tenor Mija¨ªl Vekua en el exigente papel de Alexei: s¨®lidos medios y muchas agallas al hincarle el diente a un personaje confiado inicialmente a su colega Misha Didyk, quien, tras la retirada por enfermedad de Ben Heppner, se ha hecho cargo del papel estelar de La dama de picas, de Chaikovski. Bien Olga Guryakova en el papel de Polina, una manipuladora de armas tomar; notable Stephan R¨¹gamer (marqu¨¦s), y solventes Olga Savova (Blanche) y Joan Mart¨ªn-Royo (Mr. Astley).
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