La Alemania del arco¨ªris
La selecci¨®n es un reflejo de la multirracial sociedad germana
?Y dale con la Segunda Guerra Mundial! Y con el triunfo de 1966. Los ingleses segu¨ªan ayer en Bloemfontein cantando las canciones de siempre, las que recuerdan la Segunda Guerra Mundial, y la mitad de ellos vest¨ªa -sin darse cuenta de lo triste del gesto- la camiseta roja de la selecci¨®n inglesa que gan¨® el Mundial en Wembley hace 44 a?os.
Lo asombroso, lo que a los ingleses no les interesaba especialmente ver, es lo radicalmente diferente que es Alemania como sociedad comparada no solo con 1945, sino tambi¨¦n con 1966. Si una selecci¨®n ofrece un reflejo de una sociedad, Alemania es hoy casi tanto una naci¨®n del arco¨ªris como la multirracial Sud¨¢frica. Inconcebible en aquellos tiempos no tan lejanos en los que la superioridad racial teutona era la ideolog¨ªa dominante, hoy, la plantilla de la selecci¨®n alemana cuenta con 11 jugadores cuyos padres o abuelos nacieron fuera de Alemania. Entre los 11 que empezaron el partido de ayer hab¨ªa uno de origen ghan¨¦s, otro tunecino, otro polaco y otro turco (en el banquillo hab¨ªa un brasile?o nacionalizado y un jugador llamado Mario G¨®mez).
Inglaterra ha cambiado de manera m¨¢s gradual desde 1966. Hace tiempo, desde los a?os 70 para ser exactos, que no es una sorpresa ver un jugador negro -incluso un capit¨¢n- en la selecci¨®n. A diferencia de algunos jugadores negros franceses, cuya relaci¨®n con el pa¨ªs que representan contiene matices ambiguos, los de Inglaterra sienten la bandera y el himno con igual pasi¨®n que los descendientes directos de las tribus anglosajonas del siglo X. A nadie se le cruza por la cabeza la idea de que David James o Jermaine Defoe sean menos ingleses que John Terry o Steven Gerrard. El grado de asimilaci¨®n se ve¨ªa en el campo ayer. Hab¨ªa un grupo de aficionados de origen indio, hombres y mujeres, con los colores de la bandera de San Jorge pintados en la cara y con cuernos anglosajones en la cabeza.
M¨¢s que un partido de f¨²tbol, un Inglaterra-Alemania en un Mundial es un acontecimiento hist¨®rico en el que, m¨¢s all¨¢ de las guerras reales, hay bastante historia de encuentros violentos entre los aficionados. En el Mundial de 2006 hubo un enfrentamiento entre hooligans de ambos bandos que, curiosamente, fue frenado por una unidad de polic¨ªas sudafricanos destacados en Alemania para coger experiencia con vistas a este Mundial.
No hubo ninguna necesidad. Los leones ingleses han estado mansos y cordiales, aunque m¨¢s ruidosos que ninguna otra afici¨®n extranjera. En un bar de Bloemfontein el s¨¢bado por la noche, un grupo de ingleses cantaba una de sus canciones nost¨¢lgicas, Dos guerras mundiales y un Mundial, hasta que entr¨® un grupo de alemanes. Se callaron, sonrieron, les dieron la mano y les invitaron a unas cervezas. Los polic¨ªas alemanes e ingleses estaban gratamente sorprendidos por el buen rollo.
Tal vez tenga que ver con el efecto civilizador de la mezcla de razas y culturas, fen¨®meno, por cierto, que todav¨ªa no se da en la selecci¨®n espa?ola, en la que lo que a veces todav¨ªa llama la atenci¨®n no es que un jugador de origen ghan¨¦s o turco sienta los colores nacionales, sino que los sienta un vasco o un catal¨¢n.
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