"Si no existiera, la tendr¨ªamos que inventar"
Silvia Dorschnerova ejerce de delegada desde 2002 y ahora participa en su tercer Mundial tras trabajar con Camacho y Luis
Oficialmente, es la delegada del equipo espa?ol, pero, en realidad, Silvia Dorschnerova Weis (Moenchengladbach, Alemania,no dice su edad) es algo m¨¢s. Para los futbolistas, casi una madre, siempre pendiente de que no les falte nada. "Se desvive por ellos y... por nosotros", advierte Paloma Antoranz, la jefa de prensa de la federaci¨®n. Silvia siempre tiene a mano un mimo o un dato, tanto da. "Es muy cari?osa. Y muy alemana: puro orden; todo lo tiene siempre a mano y su memoria es privilegiada", asegura Jos¨¦ Manuel Ochotorena, el entrenador de los porteros de la selecci¨®n. "Es tranquila, tenaz, disciplinada...", insiste Miguel Guti¨¦rrez, el fisioterapeuta, que vive con ella los partidos en el banquillo desde el Mundial de 2002.
Para Silvia, este es su tercer Mundial en los banquillos. "Mira si es buena que no se ha vuelto loca despu¨¦s de trabajar con [Jos¨¦ Antonio] Camacho y Luis [Aragon¨¦s]", dice una voz an¨®nima desde la cocina de Vicente del Bosque, que advierte: "No pierde nunca los papeles pase lo que pase en el partido". Ser¨¢ por eso que, cuando en Viena rompi¨® a llorar, hasta los m¨¢s fr¨ªos colaboradores de Luis soltaron una l¨¢grima.
Elaborar su perfil no es f¨¢cil porque no colabora: siempre amable, declina la idea de compartir un minuto con el periodista. "No soy nadie, no tengo nada que decir", miente. Tal vez su discreci¨®n le impida abrir la boca para explicar la m¨¢s m¨ªnima an¨¦cdota, pero es alguien fundamental, aunque solo sea porque lleva en la federaci¨®n desde 1982. Form¨® parte del comit¨¦ organizador del Mundial disputado en Espa?a, como traductora. Juli¨¢n del Amo, durante a?os secretario general y delegado de la selecci¨®n absoluta, fue listo y la convirti¨® en su mano derecha. "Es como Juli¨¢n, versi¨®n alemana y hablando idiomas", dice Hierro, que la conoci¨® como futbolista y la disfruta ahora como director deportivo. "Si no existiera, la tendr¨ªamos que inventar", apunta el malague?o al hablar de quien desde hace casi 30 a?os ha servido igual para un barrido que un fregado porque su capacidad de trabajo y su efectividad parecen incomparables.
Pol¨ªglota, adem¨¢s de castellano, habla ingl¨¦s, franc¨¦s, alem¨¢n y algo de checo, algo muy ¨²til en su trato con los ¨¢rbitros, con los que mantiene una sorprendente y cordial relaci¨®n. "No sabes c¨®mo la quieren", avisan.
El nombre de Silvia genera una reacci¨®n de afecto y respeto dif¨ªcil de explicar. Puede que para los aficionados solo sea la se?ora que aparece entre los suplentes cuando las c¨¢maras enfocan al banquillo. Para La Roja es algo m¨¢s, mucho m¨¢s, que la delegada del equipo.
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