Las mil y una ofensas

El cineasta egipcio Yousry Nasrallah -que empez¨® como asistente de direcci¨®n de Youssef Chahine- cita Las mil y una noches como referente directo del entramado de historias que articula su ambiciosa Mujeres de El Cairo. Si, para Sherezade, la ficci¨®n oral era una estrategia de supervivencia, para los personajes femeninos de esta pel¨ªcula el testimonio oral de sus experiencias, convenientemente canalizado a trav¨¦s del lenguaje, enf¨¢tico y sensacionalista, de un talk show, es una estrategia de visibilidad.

En el consecuente giro final de la propuesta, el programa televisivo revelar¨¢ ser algo m¨¢s que un simple marco para la denuncia: la conductora del espacio no tendr¨¢ otro remedio que convertirse en parte del espect¨¢culo, una v¨ªctima m¨¢s en un contexto donde las ra¨ªces culturales y la coyuntura pol¨ªtica desembocan en un mismo abismo, el que separa lo masculino de lo femenino sea cual sea el estrato social de los individuos implicados. Con una sofisticada puesta en escena af¨ªn al plano secuencia, una voluntad de mensaje tatuada en la frente y las deliberadas tonalidades de un melodrama con ciertos aspectos de culebr¨®n televisivo, Mujeres de El Cairo logra paliar su exceso de metraje con fluidez narrativa, capaz de seducir al espectador occidental menos bregado en exotismos.