Van Persie desaf¨ªa al m¨¦todo
El delantero centro de Holanda reclama siempre su cuota de protagonismo en una selecci¨®n pr¨¢ctica que ahora defiende el resultado sobre el buen juego
Nadie en la selecci¨®n de Holanda habla del juego sino del marcador. A muy pocos les interesa recordar los cl¨¢sicos duelos contra Brasil de 1994 o 1998, ni mucho menos las tandas de penaltis en las series finales. A la mayor¨ªa le da igual que a Johan Cruyff no le guste el f¨²tbol oranje. Hasta Arjen Robben, la figura del equipo, comparece ante la prensa para proclamar: "Todos recordamos qu¨¦ pas¨® con Holanda en los anteriores Mundiales. La gente nos exige que demos espect¨¢culo y yo respondo que ya no hay espect¨¢culo. Queremos ser campeones".
Ning¨²n ejemplo mejor que el de la pasada Eurocopa: Holanda despach¨® a Italia y Francia con goleadas estupendas para caer derrotada despu¨¦s por la Rusia de Hiddink. A Holanda le han salido colmillos y un gen competitivo que no se recuerda en tiempos de Van Basten o Dick Advocaat. Ahora manda Bert van Marwijk, ayudado por Frank de Boer y Philip Cocu, y se supone que su paso por equipos como el Borussia Dortmund le ha servido para imponer una disciplina t¨¢ctica y una tensi¨®n competitiva que no se les supon¨ªa a los divertidos holandeses.
Robben: "Ya no hay espect¨¢culo porque queremos ser campeones"
Holanda solo ha concedido dos goles en este Mundial, ambos de penalti, y el portero, Maarten Stekelenburg, se ha puesto como una fiera cuando ha tenido que recoger la pelota de la red, nada extra?o si se tiene en cuenta que la selecci¨®n oranje acumula 23 partidos sin perder, desde septiembre de 2008. Aparentemente, Van Marwijk ha domesticado al equipo en la cancha despu¨¦s de partirlo en dos: hay seis jugadores que defienden y cuatro que atacan, con Van Bommel, su yerno, en la sala de m¨¢quinas. El doble pivote con De Jong parece hoy irrenunciable en Holanda.
Incluso las figuras han asumido que conviene proteger a Stekelenburg y que el t¨ªtulo solo se conseguir¨¢ con una buena defensa del campo propio. El problema es c¨®mo se reparten la cancha contraria los delanteros. La voz cantante la lleva Robin van Persie desde su llegada a Sud¨¢frica. "Hay que apostar por el Big Four", proclam¨®, para despu¨¦s enumerar a los cuatro atacantes que deben formar la alineaci¨®n: Robben, Van der Vaart, Sneijder y, por supuesto, el propio Van Persie. Ni palabra de Kuyt o Huntelaar, ni mucho menos del joven Elia.
Van Persie se ha pedido el puesto de punta y, adem¨¢s, no admite que le cambien en los partidos cuando entiende que se dan las mejores condiciones para marcar goles. El lunes pasado, por ejemplo, desafi¨® a su seleccionador en Durban cuando le quit¨® en el minuto 80 por Huntelaar, "porque necesit¨¢bamos un jugador de refresco para continuar presionando a Eslovaquia". Y Van Persie se lo tom¨® a mal: ret¨® con la mirada al t¨¦cnico cuando se cruzaron y, de acuerdo con la cadena Nos, le solt¨®: "No es a m¨ª a quien deb¨ªas quitar, sino a Wesley". Wesley es Sneijder.
Lesionado en un tobillo durante la mayor parte de la temporada, el delantero del Arsenal se la juega en el Mundial y, de momento, solo ha podido marcar un gol. El seleccionador y sus compa?eros le defienden, le animan y le disculpan despu¨¦s de que haya dicho p¨²blicamente que no era verdad que hubiera pedido al t¨¦cnico que sacara del campo a Sneijder. Van Persie ya discuti¨® con Wesley en la pasada Eurocopa 2008, cuando le discuti¨® que fuera el lanzador de tiros francos, y ahora vuelve a reclamar un especial protagonismo como delantero centro titular de la selecci¨®n.
Aunque el seleccionador reuni¨® a los dos para evitar nuevos contenciosos, no le ser¨¢ f¨¢cil cuadrar la alineaci¨®n porque Van der Vaart, ausente contra Eslovaquia, ya est¨¢ presumiblemente recuperado, y Robben es el jugador que marca las diferencias. "No se preocupen porque no hay ninguna guerra en la selecci¨®n", responde Van Marwijk. "No hay conflicto de egos". Van Persie siempre fue un rebelde, en la escuela y en la calle, y por supuesto en la cancha. Jugador de una excelente calidad t¨¦cnica, conduce y regatea con velocidad, igual por el eje que por las dos bandas.
Hijo de un padre escultor y una madre pintora, personaje bohemio y transgresor, ya se las tuvo con Marwijk en el Feyenoord, antes de recalar en el Arsenal de Wenger. Ahora reclama una mayor cuota de protagonismo en una Holanda muy mecanizada y, de momento, m¨¢s fiable que nunca. La hinchada holandesa, al igual que su seleccionador, no tienen dudas de que finalmente su equipo va a por la Copa en Sud¨¢frica, de manera que las calles de ?msterdam aparecen pintadas de oranje cada d¨ªa que hay partido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.