El extra?o mundo de Eva Hibernia
Da gusto leer el teatro de Eva Hibernia. Fuso Negro, Una mujer en transparencia y La Am¨¦rica de Edward Hopper, las obras suyas que conozco, tienen en com¨²n un halo de irrealidad, un extra?o pulso po¨¦tico y una punta de suspense que mantiene la atenci¨®n. Parecen escritas en la cama, en duermevela, con la luz filtr¨¢ndose de frente por la persiana.
La luz es fundamental en la docena de cuadros del pintor estadounidense hom¨®nimo en los que se inspiran las 12 escenas de La Am¨¦rica de Edward Hopper: una luz veraniega que amarillea los muros de las casas y agosta el imaginario de sus habitantes. En Compartment C, Car 193, lienzo de partida, una mujer rubia lee un libro, sola en el compartimento de un expreso, mientras por su ventanilla pasa, inadvertido, un paisaje probablemente m¨¢s interesante.
LA AM?RICA DE EDWARD HOPPER
Autora y directora: Eva Hibernia. Int¨¦rpretes: Alicia Gonz¨¢lez La¨¢ y Joaqu¨ªn Daniel. Vestuario: Romana Redlova. Espacio sonoro: Marc Mart¨ªn. Caracterizaci¨®n: David Manau. Luz: Quico Guti¨¦rrez. Escenograf¨ªa: Jon Berrondo. Teatro Espa?ol, sala peque?a. Hasta el 25 de julio.
Hibernia pone a esta mujer en escena en situaci¨®n id¨¦ntica, la imagina escritora y coloca a su lado a un compa?ero sentimental al que ella propone jugar a crear historias y a vivirlas en primera persona. En las escenas siguientes, cada uno de ellos se bifurca en varios personajes que se entrecruzan a su vez en un laberinto de ficciones. Vera juega a ser sucesivamente Sherezade, reina de los relatos, y Miranda, jud¨ªa errante, mientras que Tom¨¢s se transforma unas veces en doble de s¨ª mismo y otras en el padre de Miranda. ?Complicado? Menos de lo que parece.
La Am¨¦rica de Edward Hopper es un juego entre realidad y ficci¨®n pactado por dos amantes para no caer en la rutina, pero podr¨ªamos interpretarlo tambi¨¦n como el ensue?o de la viajera del compartimento C del coche 193 o como el relato que Hibernia decide sobrescribir en el libro en blanco que Hopper pone en sus manos. En todo caso, la obra le¨ªda funciona 10 veces mejor que en la puesta en escena de su autora.
En el libreto, Vera y Tom¨¢s andan al borde del abismo, se sorprenden de verdad con cada una de las mutaciones que sufren, se sienten profundamente desconcertados con los saltos en el espacio tiempo que se suceden entre escenas y son otros a cada momento. En el escenario, en cambio, est¨¢n pl¨¢cidamente instalados en un c¨®modo pasatiempo: son c¨®mplices absolutos del juego que se traen entre manos. Se les ve venir. Parece como si Hibernia directora no se hubiera atrevido o no hubiera sabido seguir hasta el final las intuiciones de Hibernia autora, a quien, puestos a pedirle, no vendr¨ªa mal que podara citas redundantes como la de Cantando bajo la lluvia. Alicia Gonz¨¢lez La¨¢ rezuma encanto en el papel protagonista, y Joaqu¨ªn Daniel cumple en el suyo.
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