Tan hueca como el sofisticado Serge
Gente que profesa amor al c¨®mic y de paladar refinado para degustarlo me habla con veneraci¨®n de la obra de Joann Sfar, estrella permanente del tebeofranc¨¦s que ha decidido ampliar su curr¨ªculo art¨ªstico contando una historia a trav¨¦s de la c¨¢mara. No conozco sus historietas, pero inevitablemente me temo que esa experiencia sea similar a la de G¨¦rard Lauzier, el ca¨²stico, c¨ªnico y temible creador de esa serie de tebeos titulados Cosas de la vida, implacables e impagables radiograf¨ªas de progres deprimidos, burgueses ilustrados, gente empe?ada en mentirse a s¨ª misma y a los dem¨¢s, que perdi¨® toda la gracia y el talento al empe?arse en dirigir pel¨ªculas. Frank Miller tampoco estuvo inspirado al adaptar neciamente al cine su legendario Spirit. No conozco casos venturosos en los que grandes dibujantes y guionistas del c¨®mic hayan demostrado que su arte tiene prolongaci¨®n haciendo pel¨ªculas.
GAINSBOURG
Direcci¨®n: Joann Sfar.
Int¨¦rpretes: Eric Elmosnino, Laetitia Casta, Doug Jonnes, Lucy Gordon, Ana Mouglalis, Mylene Jampanoi.
G¨¦nero: biopic. Francia, 2010.
Duraci¨®n: 130 minutos.
Joann Sfar ha prescindido de sus criaturas gr¨¢ficas en su bautizo cinematogr¨¢fico. Prefiere hacer un biopic sobre el difunto Serge Gainsbourg, se?or con notable aura no ya musical, sino tambi¨¦n en el arte de la seducci¨®n, la provocaci¨®n, la transgresi¨®n. Sfar intenta bucear en esa personalidad supuestamente compleja y volc¨¢nica, atormentada y autodestructiva, seductora y arrogante, visceral y sofisticada, regada de alcohol y de iron¨ªa, con facilidad para lograr esc¨¢ndalos prestigiosos. Pero est¨¢ claro que los grandes m¨²sicos y cantantes del siglo XX, a excepci¨®n del intenso y fascinante retrato de Charlie Parker que le dedic¨® Clint Eastwood en Bird, no tienen suerte con el cine. Era plano y redentor el acercamiento a Ray Charles, bobamente sicod¨¦lico el de The Doors, olvidable el de Johnny Cash a pesar del veraz Joaquin Phoenix.
En Gainsbourg es encomiable el parecido f¨ªsico entre el biografiado y el actor que le da vida. Tambien ofrece ligeras expectativas el arranque, describiendo a ese osado cr¨ªo jud¨ªo que sue?a pero no olvida buscarse la supervivencia en la Francia ocupada por los nazis. El suspense sobre la evoluci¨®n del criatura tan peculiar dura poco. Aparece abusivamente el maligno alter ego de Gainsbourg, encarnado en un esp¨ªritu cubierto con una m¨¢scara y transparentemente insoportable. Abundan las pretensiones l¨ªricas, la supuesta mordacidad, el nihilismo, la fatigosa pose canalla, las prescindibles contradicciones, las situaciones tragic¨®micas o esperp¨¦nticas, el simbolismo y la alegor¨ªa para que resulte cre¨ªble y apasionante la existencia de ese patito feo tan sensual, magn¨¦tico y creativo que obtuvo sexo y amor de las mujeres m¨¢s deseadas. En vano. Todo resulta afectado, repetitivo, cargante.
S¨¦ que este personaje posee infinitos adoradores entre la intelectualidad existencialista y golfa. A m¨ª su personalidad, su jeta y la mayor¨ªa de sus canciones (la preciosa La javanaise supone la excepci¨®n) me provocan algo cercano a la grima. Solo me gustan sus amantes. Por lo tanto, me da igual que hagan una mediocre pel¨ªcula sobre su vida. Pero me pondr¨ªa enfermo si eso ocurriera con Brassens, ese poeta glorioso y libertario imprescindible, alguien que hubiera sido inmejorablemente comprendido por el cine de Renoir, por un esp¨ªritu gemelo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.