El ¨¢ngel de Vicente
Cuando conoces a Vicente del Bosque te preguntas por qu¨¦ hay tantos entrenadores que hacen que el f¨²tbol parezca m¨¢s complicado de lo que realmente es. Coincid¨ª con ¨¦l en el banquillo en dos finales de Liga de Campeones, en 2000 y 2002, y nunca se transform¨® en los momentos m¨¢s dif¨ªciles. Sigui¨® siendo el mismo hombre humilde y cauto que supo comportarse con grandeza incluso en los momentos m¨¢s oscuros. ?l no cambia. Es homog¨¦neo. Lo he visto en momentos de gran felicidad y en momentos en los que estaba muy nervioso. Siempre lo llev¨® por dentro. No se desorden¨® ni por exceso ni por defecto. No expres¨® ni la alegr¨ªa ni la enorme preocupaci¨®n que pudo sentir en alg¨²n momento. No porque se esforzara especialmente por autocontrolarse, sino porque es su forma de ser. El banquillo es su h¨¢bitat y all¨ª est¨¢ igual de tranquilo que en cualquier parte. Su prudencia le conduce a no hacer cosas que se salgan de contexto. Es capaz de darle a sus decisiones un sentido natural. Todo el trabajo de Del Bosque inspira una sensaci¨®n de inevitable normalidad.
Sin autoritarismo, el librillo de Del Bosque es tan antiguo como la inteligencia
En el banquillo, tiene un ayudante perfecto. Se sienta a su izquierda y se llama Toni Grande. Vicente le consulta continuamente por lo bajini en los partidos y despu¨¦s decide. Toni le ayuda a hacer las modificaciones t¨¢cticas necesarias. Toni es un tipo entra?able. Un sabio c¨¢lido que hace equipo porque se acerca a los jugadores y genera buenos sentimientos. De su utilidad han dado fe Heynckes, Hiddink y Fabio Capello. Todos le emplearon como hombre de confianza en el banquillo del Madrid.
Toni Grande no es el ¨²nico que le echa una mano. El preparador f¨ªsico, Javier Mi?ano, y Paco Jim¨¦nez, el ojeador de los rivales, componen un equipo familiar. Entre todos crean un ambiente protector frente a las incomprensiones externas. Son la ayuda ideal en caso de dificultades. Seguro que despu¨¦s de la derrota ante Suiza, fueron esenciales para que los jugadores soportaran la presi¨®n mejor.
Hay entrenadores con fama de modernos y entrenadores con etiqueta de cl¨¢sicos. ?Qu¨¦ es la modernidad? ?Escanear rivales? Estudiar a los adversarios es importante pero en la alta competici¨®n lo decisivo es la psicolog¨ªa. En esto Del Bosque es un maestro. Su manejo de los grupos humanos es fabuloso porque tiene un gran coraz¨®n. Se hace querer no por sus palabras sino por su forma de actuar. Ni en las situaciones m¨¢s desfavorables se sale de su cauce. Nunca le vi salirse de tono con los jugadores. Nunca le vi perturbarse por las cr¨ªticas que le hicieron. Las absorbi¨® con humildad y jam¨¢s recurri¨® a la energ¨ªa o al autoritarismo para imponer su criterio. Es capaz de conseguir los mismos resultados que otro que da pu?etazos sobre la mesa. Su librillo es tan antiguo como la inteligencia. Otros presentan librillos m¨¢s llamativos y futuristas, pero cuando los abres est¨¢n en blanco.
Recuerdo que en las noches de celebraci¨®n de t¨ªtulos ¨¦l acud¨ªa a reunirse con sus familiares, que siempre le acompa?aban en el campo. Del Bosque afianza su personalidad en su familia, en su esposa y en sus hijos, sobre todo en su hijo ?lvaro, que tiene s¨ªndrome de Down. Es un chico extraordinario. El afecto que siente por ?lvaro y por las personas que quiere le proporciona esa estabilidad. Yo siempre pens¨¦ que ?lvaro es su ¨¢ngel. El ¨¢ngel que le proporciona esa fuerza. Ese extra?o equilibrio emocional.
Alfonso del Corral estuvo durante 30 a?os en el Real Madrid, como jugador de baloncesto y como m¨¦dico.
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