F¨²tbol guerrero
La prensa holandesa caldea el ambiente con el recuerdo de la victoria en la Guerra de Flandes
Las guerras de los m¨¢s rancios ancestros de nuestros antepasados reaparecen en torno a la final del Mundial de f¨²tbol. La prensa holandesa no ha podido sustraerse a los s¨ªmiles b¨¦licos, y el choque entre Espa?a y Holanda se presenta como una batalla ficticia. L¨®gicamente, el ajuste de cuentas hist¨®rico, espejo de la justicia popular, ser¨ªa el triunfo de la selecci¨®n oranje en Johanesburgo. Servir¨ªa de remache a la victoria contra las tropas de Felipe IV en la Guerra de Flandes, en 1648. nrc.next, la edici¨®n matutina del vespertino NRCHandelsblad, un diario serio, y De Pers, distribuido de forma gratuita, han dedicado sus p¨¢ginas a un desquite que parece interminable.
El primero recuerda al lector en portada que vencieron en la Guerra de los 80 A?os, nombre oficial de la contienda para los holandeses. "En 2010 tambi¨¦n podremos hacerlo", concluye tranquilizador el rotativo. El titular es bronco. La letra peque?a que le acompa?a, a¨²n m¨¢s ¨¢spera. "Ganar a Espa?a no tiene por qu¨¦ ser dif¨ªcil. Solo hay que albergar sentimientos de venganza. A un enemigo quieres vencerle", afirma. Una foto en blanco y negro ilustra el deseado desquite. Muestra a un hincha de la final perdida contra Alemania en 1974. Su gesto melanc¨®lico refleja el segundo mensaje de esta final. En cierto modo, Espa?a le ha robado a Holanda la posibilidad de medirse de nuevo con los germanos. De ah¨ª que John Kroon, autor del art¨ªculo que acompa?a la primera p¨¢gina, cierre el ciclo guerrero con una arenga ir¨®nica. "Espa?a, el pa¨ªs del duque de Alba (de nuevo los tercios de Flandes). El de la Guerra de los 80 A?os. ?No deber¨ªamos hacer algo?".
De Pers aborda contundente la final del Mundial. Ofrece a sus lectores seis razones "para odiar a Espa?a". Son ¨¦stas: "Maltratan a los animales; consideran un h¨¦roe al duque de Alba; mandan okupas a ?msterdam que causan destrozos; han descalabrado la econom¨ªa europea; maltratan a las mujeres y han llegado a la final del Mundial". Curiosamente, la Holanda y Espa?a actuales no se reconocer¨ªan en estos espejos deformantes. Sus relaciones diplom¨¢ticas y comerciales son excelentes y el turismo, en ambas direcciones, sigue en buena forma. Entre tanto alarde hist¨®rico inoportuno, los que de verdad est¨¢n dando una lecci¨®n soldadesca de la buena, son las tropas holandesas destacadas en Afganist¨¢n. Con ayuda de la Federaci¨®n Holandesa de F¨²tbol, han organizado su propio campeonato mundial. Servir¨¢ para recaudar fondos para obras caritativas. En su caso, el escenario ser¨¢ un aut¨¦ntico Campo de Marte trasladado de ¨¦poca e intenciones.
Para cuando todo haya pasado, el pragmatismo reinar¨¢ de nuevo en la tierra del consenso.
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