Los bomberos y los m¨¦dicos
Los bomberos madrile?os y los m¨¦dicos de la Comunidad de Madrid est¨¢n hoy en el candelabro, como con tanta fortuna dijo en su d¨ªa la Miss Espa?a Sof¨ªa Mazagatos mandando a hacer g¨¢rgaras al Ni¨¢gara al modesto candelero, al que solo aspiran quienes han hecho voto de pobreza. Quien aspira al ¨¦xito econ¨®mico, como, por ejemplo, Sof¨ªa Mazagatos o la hoy llamada princesa del pueblo, Bel¨¦n Esteban, cuya biograf¨ªa no autorizada, Bel¨¦n Esteban. Una chica de San Blas y poco m¨¢s, firmada por Juli¨¢n Fern¨¢ndez, arrasa en los quioscos, ascienden de un modo natural del candelero al candelabro, que est¨¢ asociado al lujo de las mesas de los magnates y a la piedad de las pr¨®speras sinagogas jud¨ªas.
Atreverse a rajar a un semejante para arreglarle una aver¨ªa requiere el arrojo de un torero
Los bomberos son ya noticia desde hace unos d¨ªas. Quien cruza por delante de su sede de la calle de Rufino Blanco, 2, en la esquina con Alcal¨¢, 154 y pegada a la plaza de Manuel Becerra, puede leer este cartel que transcribo literalmente, incluso sin signos de puntuaci¨®n, como si se tratara de una l¨¢pida funeraria romana: "Atenci¨®n Ciudadanos / Bomberos bajo M¨ªnimos / Tienen 10 Bomberos / Para una poblaci¨®n de: / 463.058 Habitantes / ???SU SEGURIDAD EST? EN PELIGRO!!!". Pero quien lee este cartel lo m¨¢s probable es que se quede indiferente porque no ve muy probable que se le incendie la casa y los incendios de las casas ajenas, por no ser precisamente propias, salvo a los bomberos que reclaman una mejor dotaci¨®n del cuerpo y que, en la extinci¨®n de los incendios, incluso llegan a poner en peligro su vida, a los restantes ciudadanos los dejan m¨¢s bien indiferentes.
A finales de julio se cumplir¨¢ un a?o de la llegada de una descomunal humareda al cielo de la Comunidad de Madrid procedente del incendio que arras¨® 4.000 hect¨¢reas del abulense valle del Ti¨¦tar. Por residir por aquellas fechas en Cuevas del Valle, uno de los municipios afectados por el incendio, viv¨ª por primera vez en mi vida un incendio que produc¨ªa un aut¨¦ntico p¨¢nico. Siempre he sentido la mayor admiraci¨®n y la m¨¢s alta estima por los bomberos. Pero, a partir de aquellos d¨ªas del incendio del valle del Ti¨¦tar, que se cobr¨® la vida de dos personas y caus¨® los mayores estragos en los bosques, por los bomberos siento la veneraci¨®n que, en mi infancia y adolescencia, sent¨ªa por Dios, la Virgen y los innumerables m¨¢rtires de Zaragoza. Los bomberos, como los jugadores de nuestra selecci¨®n nacional de f¨²tbol que ha inundado de alegr¨ªa y de banderas de Espa?a las calles de Madrid, son nuestros h¨¦roes. ?No es una verg¨¹enza que nuestros bomberos no cuenten con m¨¢s recursos, es decir, que estemos tan insuficientemente protegidos frente a los incendios y otras cat¨¢strofes que puedan afectarnos?
Hablemos ahora de los m¨¦dicos que, al promulgarse la nueva ley del aborto, son noticia. De entrada, los m¨¦dicos, en l¨ªneas generales, causan muchos m¨¢s beneficios que males a la sociedad. Los m¨¦dicos -y, sobre todo, los cirujanos- tienen un gran m¨¦rito: son valientes. Una persona que se atreve a rajar a un semejante para arreglarle una aver¨ªa no anda lejos del arrojo de un torero. Los m¨¦dicos salvan muchos miles de vidas humanas aunque tambi¨¦n es verdad que, en alguna ocasi¨®n, como humanos que son, se les va un poco la olla y se olvidan dentro del cuerpo del paciente incluso el propio bistur¨ª con el que el m¨¦dico hab¨ªa iniciado la faena quir¨²rgica que termina como faena taurina.
?Y c¨®mo van a actuar los m¨¦dicos de la Comunidad de Madrid a la hora de aplicar la nueva ley del aborto? Un art¨ªculo publicado en EL PA?S, el mi¨¦rcoles pasado, D¨ªa de San Ferm¨ªn, por M. R. Sahuquillo y E. G. Sevillano nos anuncia que Madrid remitir¨¢ las interrupciones del embarazo a cl¨ªnicas privadas. Por tanto, no hay que hacerse ilusiones con que los hospitales p¨²blicos cumplan la ley e interrumpan los embarazos que se ajusten a las cl¨¢usulas legales. Como ha declarado el consejero de Sanidad, el m¨¦dico que se niegue a practicar abortos, naturalmente, no tendr¨¢ que practicarlos. ?Por qu¨¦ los bomberos, como profesionales, me parecen superiores a los m¨¦dicos?: porque nunca apelan a la objeci¨®n de conciencia. Los bomberos son m¨¢s sanos. ?Se imagina alguien a un bombero diciendo que no enchufa una manguera porque su conciencia se lo proh¨ªbe? En cambio, hay todav¨ªa cientos de m¨¦dicos en Espa?a que dicen que no enchufan la manguera de la interrupci¨®n del embarazo porque su conciencia, criada a los pechos del profeta b¨ªblico Jerem¨ªas, no se lo permite. A estos m¨¦dicos tan escrupulosos habr¨ªa que recomendarles que hagan pr¨¢cticas de abortos de incendios en colaboraci¨®n con los bomberos. Esta gente con el cerebro pose¨ªdo por los delirios de los profetas b¨ªblicos necesita urgentemente una manguera en las manos, que les sacuda las telara?as heredadas de la sagrada Biblia.
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