¡°Muchos inmigrantes y algunos espa?oles tendr¨¢n que buscar empleo en otro pa¨ªs¡±
Miguel Boyer Salvador (nacido en 1939 en San Juan de Luz, Francia, durante el exilio de sus padres) se ha ganado un hueco en la historia de Espa?a. Es un hombre reflexivo con fuerte carisma, cuyas opiniones suelen tenerse muy en cuenta, no exentas a veces de cierta pol¨¦mica. Fue diputado del PSOE y ministro de Econom¨ªa y Hacienda con Felipe Gonz¨¢lez; se dio de baja por controversias sobre la incorporaci¨®n al euro. Asesor¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y se incorpor¨® a la Fundaci¨®n FAES; tambi¨¦n se dio de baja por ser contrario a la invasi¨®n de Irak. Ahora Zapatero le "escucha", aunque en su cabeza no cabe volver a la actividad pol¨ªtica. En su tiempo se puso el embri¨®n del contrato temporal y se inici¨® una primera reforma de las pensiones que granje¨® un vendaval entre PSOE y UGT. Defiende la reforma laboral y el alargamiento de la edad de jubilaci¨®n, insta a profundizar en las reformas estructurales que precisamente impuls¨® con el denominado decreto Boyer de liberalizaci¨®n de horarios comerciales y actualizaci¨®n de alquileres. Cuando dej¨® de ser ministro en 1985, tras exigir sin ¨¦xito una vicepresidencia econ¨®mica, pas¨® a presidir el Banco Exterior. Posteriormente, presidi¨® CLH (la antigua Campsa) y trabaj¨® para FCC. Ahora colabora en el grupo Hispania de Jos¨¦ Ram¨®n Carabantes y es consejero de Reyal Urbis y Red El¨¦ctrica.
Pregunta. Quiera o no, su opini¨®n se tiene muy en cuenta en este pa¨ªs, ?c¨®mo se lo toma?
Respuesta. Creo que los acontecimientos de la ¨¦poca de la transici¨®n del franquismo a la democracia siguen muy vivos y que se nos recuerda a los que tuvimos alg¨²n papel en ella y, en particular, a los ministros del primer Gobierno socialista. Por otra parte, la actual crisis me ha inducido a escribir y dar conferencias, por si puede ser ¨²til mi experiencia, y eso me ha hecho reaparecer, modestamente.
P. Y desde esa modestia, ?qu¨¦ dice sobre la salida de la crisis?
Nos hemos endeudado por encima de nuestras posibilidades y de nuestras necesidades
R. Estados Unidos est¨¢ ya en un ritmo de crecimiento del PIB del 2,5%, casi normal, y los principales pa¨ªses europeos en torno a un 1%, que indica el comienzo de la recuperaci¨®n. Pero no se ha salido todav¨ªa de la crisis en cuanto al empleo y continuar¨¢n las altas tasas de paro, aunque hay signos alentadores recientes. En cuanto a Espa?a, tiene unos trimestres de retraso por el desplome casi total del sector inmobiliario y, tambi¨¦n, muy fuerte en el resto de la construcci¨®n. Como son actividades intensivas en mano de obra, su ca¨ªda ha generado una masa tremenda de parados, solo comparable a la de Irlanda, el otro pa¨ªs que hab¨ªa invertido excesivamente en aquellas: un 15% del PIB, frente al 9% de promedio en la eurozona.
P. ?Es m¨¢s dram¨¢tica esta crisis que las anteriores?
R. Depende de en qu¨¦ aspectos se enfoque la atenci¨®n. Si consideramos el PIB, en las crisis del petr¨®leo, casi no lleg¨® a caer, mientras que el a?o pasado hubo un descenso del -3,6% en Espa?a (por cierto, el segundo menos malo despu¨¦s del de Francia). Pero en empleo, durante las crisis del petr¨®leo (1974-1985), cay¨® 11 a?os consecutivos y en conjunto un 18%; mucho m¨¢s que en la recesi¨®n actual. Adem¨¢s, se hundi¨® una gran parte de la industria (acero, construcci¨®n naval, electrodom¨¦sticos, qu¨ªmica...) y un buen n¨²mero de entidades financieras. La inversi¨®n tuvo tasas negativas durante nueve a?os. As¨ª es que ambas crisis son tremendas, aunque creo que las de los setenta y ochenta fueron m¨¢s largas y penosas.
P. ?Cree que Espa?a ha vivido por encima de sus posibilidades?
Alemania ha hecho un gran negocio con un euro m¨¢s d¨¦bil que el viejo marco alem¨¢n
R. Yo no emplear¨ªa esa expresi¨®n. Si vivir por encima de nuestras posibilidades es consumir con exceso, digo que no. Las familias han gastado en consumo, en el periodo de auge 2003-2007, una proporci¨®n del PIB semejante a la de la eurozona (57%) y bastante menor a la de Estados Unidos (70%). Y hemos ahorrado un 22% del PIB -como la eurozona- y mucho m¨¢s que el 12% de Estados Unidos. Donde s¨ª cometimos un exceso fenomenal fue en la inversi¨®n: un 29% del PIB, a?o tras a?o, cuando en la Uni¨®n Monetaria fue un 21% y en Estados Unidos del 18%. La mitad fue a bienes de equipo y similares, y la otra mitad a la construcci¨®n. En esta se cometieron excesos perdonables en infraestructuras, pero completamente desmesurados a cuenta del ladrillo; pasamos de iniciar 300.000 viviendas en 1995 a 760.000 en 2006, y de emplear 1.100.000 trabajadores a 2.750.000 en 2008, para construir un n¨²mero gigantesco de casas, cuya mitad no se pod¨ªa vender, arrastrados por la burbuja especulativa. De modo que s¨ª hemos invertido -no consumido- endeud¨¢ndonos por encima de nuestras posibilidades y, lo que es a¨²n peor, mucho m¨¢s all¨¢ de nuestras necesidades. Hemos invertido demasiado y mal. A ello contribuyeron bancos y cajas de ahorros, dando cr¨¦dito f¨¢cil y apalancamientos enormes, y las agencias de calificaci¨®n -ahora tan rigurosas en apariencia- sobrevalorando las garant¨ªas para obtener cr¨¦ditos. Es una lecci¨®n que no debemos olvidar.
P. Estamos en plenas tensiones financieras, ?est¨¢ cumpliendo bien el BCE?
R. A principios de a?o todos los pa¨ªses nos prepar¨¢bamos para retirar paulatinamente los est¨ªmulos al crecimiento de la demanda y del empleo. Pero han irrumpido temores justificados e injustificados, tras el caso de Grecia, y los mercados financieros restringen los pr¨¦stamos a los pa¨ªses de tama?o peque?o, medio e, incluso, del tama?o de Espa?a -cuya econom¨ªa es solo un 20% menor que la italiana y la francesa-, adem¨¢s con unas primas de riesgo notablemente elevadas. En este punto de la crisis es absolutamente necesario mantener un flujo de cr¨¦dito y de liquidez que permita funcionar el sistema productivo y desarrollar un proceso de desendeudamiento pausado del Estado y de las empresas. Ese es el papel del Banco Central Europeo que, tras unas presiones err¨®neas del Bundesbank alem¨¢n, est¨¢ ya inyectando la liquidez suficiente.
P. ?Ve l¨®gicos los ataques a Espa?a y los rumores sobre un rescate financiero?
Zapatero y Salgado me escuchan. Cambiamos impresiones y les mando hojas sueltas
R. Son bulos interesados. Descarto un rescate. Espa?a est¨¢ iniciando ya un proceso de ajuste, del cual hay signos bastante claros: se est¨¢ desacelerando el crecimiento del gasto p¨²blico y creciendo de manera notable los ingresos, de modo que el d¨¦ficit de los primeros cinco meses del a?o es de un 6% inferior al del a?o pasado.
P. Viene a decir que la reacci¨®n de los mercados es irracional.
R. No, digo que es muy exagerada. Hay una sobrerreacci¨®n negativa, que es t¨ªpica de las inversiones financieras en situaciones de incertidumbre o de crisis; pero hay tambi¨¦n maniobras bajistas, interesadas en subir las primas de riesgo, propalando seudoan¨¢lisis excesivamente pesimistas.
P. Usted tuvo reticencias respecto al euro, ?las sigue teniendo respecto a la incorporaci¨®n de Espa?a a la eurozona?
Soy partidario de menos funcionarios; pero mejor pagados, para no da?ar la funci¨®n p¨²blica
R. Yo fui uno de los expertos independientes que junto a los 12 presidentes de los bancos centrales formamos el comit¨¦ Delors que dise?¨® la Uni¨®n Monetaria y el euro. Era y soy muy consciente de las fort¨ªsimas restricciones que suponen una moneda ¨²nica y un tipo de inter¨¦s ¨²nico. Y, adem¨¢s, tem¨ªa que Espa?a no estuviera preparada -por su tendencia a una inflaci¨®n mayor que las de Alemania y Francia- a integrarse en 1999. Me acordaba del gracioso, y alarmante, dicho de Paul Samuelson, dirigido a los pa¨ªses que iban a entrar en la UEM: "Van a meterse ustedes en la cama con un gorila, que es Alemania. Que tengan ustedes suerte". Desde luego ese pa¨ªs ha resultado bastante gorila. Ha hecho un gran negocio con un euro m¨¢s d¨¦bil que el viejo marco alem¨¢n: en 2008, sus exportaciones llegaron al 47% del PIB, mientras, las de Francia, Italia y Espa?a no pasaban del 26%. Pero cuando Alemania y Francia, m¨¢s sus sat¨¦lites del Benelux y Austria, decidieron formar la Uni¨®n Monetaria, me pareci¨® inevitable que Italia y Espa?a se sumaran, ya que quedarse fuera ten¨ªa m¨¢s riesgos pol¨ªticos y econ¨®micos.
P. Usted trabaj¨® para Gonz¨¢lez, despu¨¦s se le acerc¨® Aznar, ?le ha pedido consejo Zapatero?
R. Durante cinco a?os de Gobierno de Zapatero no hab¨ªa tenido relaci¨®n con ¨¦l, aunque nos conocimos en una conferencia en la Academia de la Historia, creo que en 2002. A final del a?o pasado, escrib¨ª unos art¨ªculos en EL PA?S, que interesaron al presidente y a Elena Salgado [vicepresidenta y ministra de Econom¨ªa], a la que conozco desde mucho antes y por la que tengo gran estima profesional y personal. Desde entonces hemos hablado, espor¨¢dicamente Zapatero y yo, y con mayor frecuencia Salgado y yo. Cambiamos impresiones y les mando hojas sueltas por si les sirven para algo. Har¨ªa lo mismo con otro Gobierno en coyuntura semejante, y que tuviera inter¨¦s por mis opiniones.
P. O sea, que le consultan.
R. M¨¢s bien, me escuchan, creo que con inter¨¦s. Ser¨¢ por condescendencia con un veterano, ya que tienen un excelente equipo en el Ministerio de Econom¨ªa.
P. ?La situaci¨®n es tan grave como para hablar de un Gobierno de coalici¨®n?
R. No lo creo, salvo que todos los grupos de la oposici¨®n se concertaran para rechazar las propuestas de ley del Gobierno. Pero eso parece improbable, cuando se trata de leyes muy importantes para superar la crisis, y el sentido com¨²n c¨ªvico de los partidos les recomendar¨¢ no bloquear la acci¨®n del Gobierno. Lo que corresponde en esta situaci¨®n es que las oposiciones presenten sus propuestas y lleguen a acuerdos con el Gobierno. Los Pactos de la Moncloa, por ejemplo, no dieron lugar a un Gobierno de coalici¨®n, sino a una serie de acuerdos sobre asuntos muy importantes, entre el Gobierno y la oposici¨®n. El PSOE, que estaba en la oposici¨®n, no reclam¨® ministros, y se volc¨® para apoyar los acuerdos. A m¨ª me mandaron a defender los pactos en la cuenca minera asturiana: no fue f¨¢cil ni agradable.
P. ?Hace falta profundizar en reformas estructurales?
R. Ciertamente, hace falta en la liberalizaci¨®n de sectores de servicios y su adaptaci¨®n a las directrices europeas. Por otra parte, hay que frenar la contrataci¨®n de funcionarios, en el Gobierno central y en los auton¨®micos, e incluso dar marcha atr¨¢s. El peso en el PIB de la remuneraci¨®n de los asalariados p¨²blicos es el 12% en Espa?a, mientras que en Alemania -pa¨ªs federal y descentralizado- es del 7,5%. Soy partidario de menos funcionarios en todos los niveles del Estado; pero mejor pagados para evitar la degradaci¨®n de la funci¨®n p¨²blica. Siguiendo con los problemas estructurales, existe una situaci¨®n complicada en el sector de la energ¨ªa, en el que se ha cometido un error promoviendo la t¨¦cnica fotovoltaica antes de lograrse una situaci¨®n competitiva, como ha ocurrido en la e¨®lica. Por otra parte, aunque somos grandes defensores de la lucha contra el cambio clim¨¢tico, seguimos usando carb¨®n, que es lo m¨¢s nefasto en cuanto a emisiones de CO2.
P. No dice nada de la reforma educativa.
R. Su efecto es m¨¢s a medio y largo plazo, aunque hay que empezarla cuanto antes. La mejora m¨¢s inmediata de la formaci¨®n profesional vendr¨¢ a trav¨¦s de la reforma laboral, mediante la formaci¨®n de los trabajadores en la empresa. Eso debe mejorar notablemente la productividad. Desde luego, la educaci¨®n necesita impulsos y reformas porque, contrariamente a los otros pa¨ªses europeos continentales, tenemos un porcentaje insuficiente de j¨®venes que terminan la ense?anza secundaria, que es la formaci¨®n m¨¢s b¨¢sica y necesaria.
P. ?Qu¨¦ opina de la reforma laboral?
R. El decreto ley del 16 de junio es un avance muy positivo en el camino de fomentar la contrataci¨®n indefinida, especialmente para los j¨®venes, que podr¨¢n tener una estabilidad que les permita formarse en las empresas. Se enfoca en el contrato llamado de fomento de la contrataci¨®n indefinida, ampliando mucho el colectivo que puede beneficiarse de ¨¦l, aunque se mantiene todav¨ªa una casu¨ªstica innecesaria (parados de tres meses, mujeres entre 30 y 45 a?os, trabajadores con anteriores contratos temporales, etc¨¦tera). ?Por qu¨¦ no extenderlo a todos los trabajadores a los que se les ofrezca y que quieran aceptarlo?
P. ?Usted que dice?
R. El contrato tiene una indemnizaci¨®n de 33 d¨ªas de salario por a?o y 8 d¨ªas son subvencionados por el Fondo de Garant¨ªa Salarial. Se ha dicho err¨®neamente que "se subsidia el despido", como si los empresarios fueran obsesos deseando despedir a sus empleados. Los empresarios deber¨ªan hacer el uso m¨¢ximo de este instrumento ampliado, por mor de mejorar la formaci¨®n de los empleados estables y la productividad. A ello contribuyen los retoques del contrato temporal, introduciendo el rigor en precisar qu¨¦ obra o servicio y en qu¨¦ tiempo se va a desarrollar para evitar los abusos.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. La situaci¨®n actual y la l¨®gica econ¨®mica impiden un solo contrato indefinido. Hay 15 millones de trabajadores con contratos indefinidos con indemnizaci¨®n de 45 d¨ªas cuyos derechos adquiridos no pueden suprimirse jur¨ªdica ni ¨¦ticamente. Y tampoco se puede prescindir del contrato temporal -esencial en la construcci¨®n y en el turismo-, ni de los contratos por tiempo determinado, etc¨¦tera. Pero si es efectivo el rigor sobre los contratos temporales, lo l¨®gico es que los empresarios usen al m¨¢ximo el contrato de fomento. Poco se ha avanzado, en cambio, en precisar cu¨¢ndo un despido colectivo es procedente, ni se ha facilitado el descuelgue de empresas que no puedan llegar a los m¨ªnimos salariales que fijan los convenios colectivos de ¨¢mbito superior (de rama, etc¨¦tera). Por tanto, no se flexibiliza la negociaci¨®n salarial haci¨¦ndola m¨¢s pr¨®xima a las necesidades de las empresas.
P. ?D¨®nde van a encontrar empleo todas las personas que se han quedado en el paro por el desplome del ladrillo?
R. Ese es para m¨ª el problema m¨¢s dif¨ªcil de la econom¨ªa espa?ola. Est¨¢ claro que una parte importante de los inmigrantes que han venido a Espa?a encontraron trabajo en la construcci¨®n y que una parte muy considerable de ellos no van a volver a encontrarlo en dicho sector. Muchos de los que vinieron y, quiz¨¢, algunos espa?oles van a tener que buscar empleo en los otros pa¨ªses europeos. La esperanza es que haya un desarrollo muy importante de los servicios, que es el sector que va a crear empleo m¨¢s din¨¢micamente.
P. ?Y de la reforma de las pensiones?
R. Se ha trasladado razonablemente al Pacto de Toledo. El alargamiento de la vida laboral es inevitable tanto por razones de sostenibilidad econ¨®mica como por razones humanas. Ahora que la vida alcanza una media de 85 a?os o m¨¢s, ?es soportable estar mano sobre mano 20 a?os salvo en el caso de trabajos muy duros?
P. ?Hay motivos para una huelga general?
R. En absoluto. El ajuste es inexorable y, si no se hace, la situaci¨®n empeorar¨ªa. Es comprensible humanamente, pero es in¨²til pol¨ªtica y econ¨®micamente.
P. ?Se ve con Felipe Gonz¨¢lez?
R. Con cierta frecuencia, solemos cenar. Hemos sido muy amigos desde los a?os sesenta del siglo pasado. A pesar de alg¨²n desencuentro de anta?o, que lamento, tengo una gran admiraci¨®n y un gran afecto por ¨¦l, que ha sido un dirigente pol¨ªtico extraordinario. Poder charlar de los avatares de la pol¨ªtica y de la econom¨ªa espa?olas, con ¨¦l y con viejos amigos como Carlos Solchaga, Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y Guillermo de la Dehesa es un placer inacabable y rejuvenecedor. Me produce mucha satisfacci¨®n sentir que nos apreciamos unos y otros, y recordar las cosas que pudimos hacer para contribuir a vivir en democracia. Y soy tambi¨¦n afortunado por tener un contrapeso a la deriva pol¨ªtica en mis amigos de la historia, de la filosof¨ªa, de la ciencia, Jes¨²s Moster¨ªn, Manuel S¨¢nchez Ron y Cayetano L¨®pez.
P. ?Qu¨¦ le parece el Estatuto catal¨¢n?
R. Que est¨¢bamos m¨¢s contentos con el Estatuto de Sau [aprobado en 1979 y vigente hasta 2006].
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