El verano
Aqu¨ª a¨²n no han segado. El lunes llegaron unos campistas que se fueron el domingo dejando la huella de su estancia aqu¨ª: una trocha serpeante en el trigal, por la que iban y ven¨ªan, malcarados, renegando como piratas, cargados con la impedimenta, desde el coche que los trajo hasta el campamento que instalaron entre los ¨¢rboles. Tambi¨¦n dejaron no s¨¦ qu¨¦ cosa que brilla al sol. Esos brillos me intrigaban y al final he decidido salir de dudas. Me he encasquetado el sombrero de paja y me he dirigido hacia el campamento pirata. Al ingresar en el trigal y dar los primeros pasos el olor del trigo era tan intenso y seco que casi me he mareado. En realidad era un absolutismo sensacional: la memoria remota, activada por esta inmersi¨®n polifac¨¦tica -el olor, el color, el calor, la consistencia del aire, el ruido de mis pasos por las espigas tronchadas-, me ha devuelto el recuerdo de otro paseo veraniego, por la parte de Martorell, con mis primos y con una chica mayor, ya adolescente, que se llamaba Feli y que nos encantaba y no la pod¨ªamos ver tan a menudo como hubi¨¦ramos querido. Para los ni?os todo lo que no es rutina es vago e impredecible y Feli era como si viviera lej¨ªsimos. Era cojita, creo. Siempre estaba cantando. ?Qu¨¦ habr¨¢ sido de ella? Quiz¨¢s no le ha ido mal, por lo menos ten¨ªa una buena disposici¨®n para la felicidad, la postulaba en su nombre. A lo mejor est¨¢ viva, lee esto y se sonr¨ªe. A lo mejor piensa: "No, tonto, te confundes, la cojita ser¨ªa otra, yo siempre he tenido bien las piernas".
As¨ª que, como digo, esta no es la primera, sino la segunda vez que ando por un trigal. Lo bueno de las segundas veces es que... No se me ocurre qu¨¦ haya de bueno en ellas, salvo esa exaltaci¨®n de la memoria autom¨¢tica, pero s¨ª lo que tienen de malo: la idea de repetici¨®n, de pauta, y con ello la sospecha de un mecanismo, del simulacro. He recordado el espl¨¦ndido poema Los mares del Sur, donde el primo de Pavese, de regreso despu¨¦s de haber pasado unos a?os en la Polinesia, le cuenta que all¨ª se hab¨ªa aburrido bastante. Que todos los d¨ªas eran iguales. Yo ya hab¨ªa llegado cerca del campamento de los piratas y del extra?o brillo entre los ¨¢rboles, pero sin saber por qu¨¦ he preferido dar media vuelta.
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