El aguafiestas
hay uno en cada familia, tambi¨¦n los hay en los bares, los campos de f¨²tbol y las parroquias. Normalmente son personajes de aspecto sombr¨ªo, poco amantes de la broma y que finiquitan cada conversaci¨®n con un inevitable: "Esto va a acabar mal". Su presencia es necesaria para mantener el equilibrio vital que de otro modo nos llevar¨ªa al optimismo exacerbado. Para eso est¨¢n ellos (porque acostumbran a ser espec¨ªmenes masculinos), para capear el buen ¨¢nimo y convertirlo en algo pasajero, porque al fin y al cabo lo ¨²nico seguro es la muerte.
Pero dentro de esta raza hay algunos ejemplares excepcionales: son los pesimistas con causa, tipos que articulan pavorosos discursos con los que a uno le dan ganas de irse a casa, arrimar el armario a la puerta y no salir nunca m¨¢s. Michael Ruppert es uno de esos tipos.
Hijo de una cript¨®grafa y de un piloto de combate, Ruppert aprendi¨® desde bien peque?o a desarrollar lo que ¨¦l llama "pensamiento cr¨ªtico". En 1973 se licenci¨® el primero de su promoci¨®n en la academia de polic¨ªa de Los ?ngeles y empez¨® lo que promet¨ªa ser una fulgurante carrera como detective. La cosa se trunc¨® a principios de los a?os ochenta cuando declin¨® una oferta de la CIA para incorporarse a sus filas y ayudarles a entrar droga ilegalmente en el pa¨ªs... o eso afirma ¨¦l. Fue entonces cuando fue expulsado del departamento, perseguido, tiroteado y desacreditado sin que nada de ello pueda ser corroborado sin duda alguna excepto por la versi¨®n del propio Ruppert. Desde ese momento, el ex detective se obsesion¨® con los secretos y se especializ¨® en el periodismo de barricada. A principios de los noventa empez¨® a publicar From the wilderness, una especie de bolet¨ªn donde daba rienda suelta a sus teor¨ªas, mayormente financieras. Hasta aqu¨ª no hay nada en Ruppert que le separe de la saga de amantes de las conspiraciones que campan a sus anchas por el mundo. Sin embargo, en 2005, este amante de los perros y las largas caminatas por la playa empez¨® a escribir sobre el advenimiento de una terrible crisis financiera global. Ruppert predijo, punto por punto y con a?os de antelaci¨®n, el hundimiento de la econom¨ªa estadounidense: el final de las subprimes, la deriva de los productos derivados, y la quiebra de la banca y de los -en teor¨ªa invulnerables- grandes entramados burs¨¢tiles del pa¨ªs.
En 2008, Chris Smith (un director amante de la sobriedad, a las ant¨ªpodas -por ejemplo- de Michael Moore) propuso a Ruppert un documental sobre sus teor¨ªas, ya que seg¨²n el ex detective el aut¨¦ntico colapso financiero est¨¢ por llegar, en lo que ser¨¢ un Apocalipsis en toda regla, producido mayormente por el agotamiento del petr¨®leo. El documental, llamado simplemente Collapse, muestra a Ruppert mirando a c¨¢mara, fumando un cigarrillo tras otro, articulando un gui¨®n sencillo pero terror¨ªfico, aconsejando al espectador que compre oro y semillas porque pronto ser¨¢n la ¨²nica moneda de cambio que tendr¨¢ alg¨²n valor. Su convicci¨®n es aterradora, tanto como el hecho de que algunos de los s¨ªntomas que -seg¨²n Ruppert- se?alar¨¢n el inicio del cataclismo se est¨¦n produciendo ya. El documental se encarga tambi¨¦n de aclarar que Ruppert no tiene ni un d¨®lar, no puede pagar el alquiler y est¨¢ tratando de evitar ser desalojado de su propia casa, ninguneado d¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n.
En eso espa?oles y estadounidenses siempre hemos estado a la par: no nos gustan los aguafiestas, especialmente aquellos que se empe?an en decirnos cu¨¢ndo debemos dejar de bailar y empezar a recoger los trastos. ?Qu¨¦ se habr¨¢n cre¨ªdo?
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