'Surplace' en los Pirineos
Andy Schleck y Contador dedican el primer d¨ªa de alta monta?a a un juego de orgullo y sangre fr¨ªa del que los dos se declaran ganadores
Seguro que los viejos aficionados que vieran ayer la etapa se exaltar¨ªan incontrolablemente un par de veces, se levantar¨ªan del sof¨¢ blandiendo un pu?o hacia el televisor y gritar¨ªan roncos ?sacrilegio!, ?sacrilegio! No merecen reproche menor, por supuesto, las im¨¢genes de Cadel Evans bebiendo un bote de Coca-Cola durante la ascensi¨®n al horno de Pailh¨¨res. La CocaCola, un l¨ªquido que algunos directores a¨²n proh¨ªben a sus corredores -a otros les da por prohibir las aceitunas negras, no as¨ª las verdes- sin m¨¢s raz¨®n cient¨ªfica que la historia de uno al que le sentaron mal las burbujas o las olivas. A Evans, en efecto, le sent¨® tan mal la CocaCola que inmediatamente comenz¨® a descolgarse, el codo izquierdo vendado, enmallado, r¨ªgido, para satisfacci¨®n de los anatemizadores, amantes tambi¨¦n del tranquilizador ya lo dec¨ªa yo que unos cuantos kil¨®metros m¨¢s tarde, cuando el pelot¨®n, mucho m¨¢s ralo entonces, ya estaba subiendo las suaves cuestas que llevan a la estaci¨®n de Bonascre.
"No era un puerto tan duro para soltarlo, se pod¨ªa ir c¨®modo a rueda", dijo el espa?ol
"Contador debe de estar frustrado, no ha podido ponerse l¨ªder", opin¨® el luxemburgu¨¦s
Gan¨® el franc¨¦s Riblon, otro hombre de vel¨®dromo disfrutando de las monta?as
?Sacrilegio!, ?sacrilegio!, volver¨ªan a gritar al ver a dos pipiolos -aunque uno tenga ya 27 a?os, y dos Tours, un Giro y una Vuelta en el armario de su casa en Pinto, y el otro, ligeramente m¨¢s jovencito, 25, conozca los podios de Giro y Tour-, a Andy y a Contador jugando al surplace en las pendientes del puerto, para luego recuperar la satisfacci¨®n al verlos castigados a tener que perder el culo para que los que se tomaron el juego de los l¨ªderes, uno de amarillo, otro de azul, como una oportunidad para saltar la banca no se rieran de ellos incluso en la meta. A jugar, al vel¨®dromo, les gritar¨ªan los viejos, que esto es el Tour, que esto es leyenda y sangre, dolor y sufrimiento, que esto es serio, que vest¨ªs y quer¨¦is llevar el maillot amarillo.
Cuando Perico Delgado, un d¨ªa en los Pirineos de la Vuelta de 1992, vio que el esforzado Montoya, de amarillo l¨ªder entonces, se hab¨ªa convertido en su sombra y feliz que estaba de pasarse el d¨ªa pegado a su rueda, le puso a prueba par¨¢ndose a orinar. El segoviano procedi¨® con naturalidad, pero observ¨® que el murciano permanec¨ªa impasible. ?Qu¨¦ pasa, si no tienes ganas para qu¨¦ paras?, le pregunt¨® Perico. Es que M¨ªnguez, el director, me ha dicho que me pegue a tu rueda y no me separe en todo el d¨ªa.
Perico logr¨® con la maniobra que Montoya le dejara tranquilo por fin, pero Contador ayer ni tuvo tiempo ni oportunidad ni, quiz¨¢s reflejos, para someter a Andy -pegado a su rueda todo el d¨ªa con loctite que le prestar¨ªa un mec¨¢nico, freudianamente buscando en el espa?ol al hermano ca¨ªdo y roto, a Frank, al que tanto echa de menos en la monta?a-, por lo menos, a la prueba del pis, recurri¨® al juego del surplace. Hab¨ªa un hist¨®rico, Antonio Maspes, que se sub¨ªa a la bici de pi?¨®n fijo en el vel¨®dromo de Vigorelli y ped¨ªa que le sirvieran un caf¨¦ y luego se tiraba media hora leyendo La Gazzetta en equilibrio sobre las dos ruedas. Era el rey del surplace, la t¨¦cnica de los sprinters de quedarse clavados sobre la carretera para forzar al que le sigue a tomar la delantera y arrancar el primero, chup¨¢ndose m¨¢s viento, por lo tanto, gastando m¨¢s energ¨ªa, perdiendo.
Contador es casi tan hist¨®rico, pero no es chico de pista, sino de cols y monta?as. Sin embargo, cansado de su sombra amarilla, cansado de haberle atacado dos veces -"pero no era un puerto lo suficientemente duro para soltarlo: se pod¨ªa ir c¨®modo a rueda", dijo Contador- y no conseguir espantarlo, se clav¨® dos veces sobre la bici. Dej¨® que la carrera siguiera por delante -el grupo de los que pelean por los puestos de honor, at¨®nitos, casi ni sab¨ªan qu¨¦ hacer, hu¨¦rfanos; el ¨²ltimo hombre de la fuga del d¨ªa, el admirable franc¨¦s Riblon, otro hombre de vel¨®dromo disfrutando en las monta?as, aplaudiendo con las orejas: los parones atr¨¢s aumentaban las posibilidades de una victoria que finalmente consigui¨®- y le mir¨®: ?y ahora qu¨¦? A ver qui¨¦n aguanta m¨¢s. La primera vez se movi¨® Contador. La segunda, respondida por los dem¨¢s, a instancias de Menchov, el cuarto de la general, y Samuel, el tercero, con un a ver qui¨¦n corre m¨¢s, Andy, que no pod¨ªa permitirse dejar que se fueran todos por delante. "Creo que ve¨ªa que pod¨ªa correr peligro su segundo puesto en Par¨ªs", dijo Contador, muy satisfecho con la experiencia. Casi tanto como Andy, que dijo: "Ha sido una guerra psicol¨®gica de la que salgo con m¨¢s confianza. Contador debe de estar frustrado porque quer¨ªa ponerse hoy de l¨ªder y no ha podido".
Quedan tres d¨ªas de Pirineos. El jueves, el final en el Tourmalet.
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