"Esto es como una pesadilla sin fin"
Vecinos de Collado Villalba desalojan sus pisos por unas grietas
La pesadilla comenz¨® el s¨¢bado pasado, alrededor de las dos de la madrugada. Trabajadores del Ayuntamiento tocaron a su puerta y les dieron la mala noticia: ten¨ªan que dejar el edificio en el que viven porque ten¨ªa grietas, provocadas por la ruptura de una tuber¨ªa, y hab¨ªa peligro de que se vinieran abajo. Menos de 15 minutos para salir. No hubo tiempo para hacer maletas ni guardar los documentos importantes ni encontrar las fotograf¨ªas familiares. No hubo tiempo ni de entender qu¨¦ pasaba. Las 16 familias desalojadas de los edificios marcados con los n¨²meros 17 y 19 de la calle del Maestro Serrano, en Collado Villalba, salieron como pudieron y con lo que tuvieron a la mano, la ropa que tengan puesta, algo de dinero, y nada m¨¢s.
Se habilit¨® un gimnasio para que durmieran los que no ten¨ªan otro sitio
Ayer a¨²n no hab¨ªan podido regresar. Y no les dan esperanzas. Los t¨¦cnicos contratados por el Ayuntamiento, de tres empresas distintas, creen que nadie puede salvar los edificios. Es tan peligrosa su reparaci¨®n, dicen, que lo mejor es demolerlo. Hoy se sabr¨¢ el veredicto final.
Ese s¨¢bado en la madrugada ni el alcalde de la localidad, Jos¨¦ Pablo Gonz¨¢lez, pudo dormir. Se traslad¨® al lugar para comprobar la profundidad de las grietas encontradas en los bajos de los inmuebles con sus propios ojos y as¨ª ordenar el desalojo sin dudas. Unas grietas que se hicieron inmensas en cuesti¨®n de d¨ªas, en menos de un mes hicieron los edificios inhabitables, aseguran los vecinos. Casi como en una pel¨ªcula de ciencia-ficci¨®n. Tras tomar la dif¨ªcil decisi¨®n, in¨¦dita en Villalba, el alcalde dispuso un gimnasio de un colegio cercano como albergue temporal. Pero la falta de aire acondicionado hizo que los vecinos prefirieran buscar refugio con amigos, vecinos o hasta en su auto. "Eso parec¨ªa un asador. Nos dieron un bocadillo y unas cuantas botellas de agua calientes", asegura uno de los afectados.
Desde el desalojo, los vecinos se acercan a las inmediaciones de los edificios, construidos a principios de la d¨¦cada de los setenta, que permanecen protegidos por la Polic¨ªa Local. No les dejan entrar a sus viviendas. Es muy peligroso. "Tengo el gato arriba. ?Se va a morir ah¨ª dentro!", dec¨ªa uno. Todos hablan de seguros, de abogados para contratar. Tratan de no flaquear. "No vas a perder la hipoteca, lo que has dado mes con mes el banco te lo tiene que hacer valer, para eso est¨¢n los seguros", le dec¨ªa ayer Isabel Ruiz a Yolina Serna, quien fuera su vecina hasta el s¨¢bado. Isabel no se cansa de repetir lo que ve claro: "Si hubieran apuntalado el edifico el s¨¢bado, cuando vinieron los bomberos, no hablar¨ªan de demolici¨®n". Cuando el arquitecto municipal la llama para que recoja algunas cosas, regresa llorando. Su piso ya est¨¢ destrozado. "Habr¨ªa sido mejor no verlo", a?ade entre sollozos al salir. Los vecinos aseguran que desde que aparecieron las grietas dieron aviso a las autoridades, y nadie les hizo caso. El Ayuntamiento lo niega.
Ayer, el lugar fue un entrar y salir de arquitectos, t¨¦cnicos y aparejadores con cascos de construcci¨®n. Todos buscaban la soluci¨®n que cause el menor da?o. Pero los especialistas fueron tajantes: lo mejor era demoler los edificios. "He dejado mi vida adentro. Esto es como una pesadilla sin fin", afirmaba Yolina.
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