Los secretos de una guerra fallida
Los documentos de Wikileaks revelan la complicidad de los servicios secretos de Pakist¨¢n con los talibanes y los errores cometidos por EE UU y la OTAN en Afganist¨¢n
Los papeles del Pent¨¢gono de Afganist¨¢n, la colecci¨®n de miles de documentos secretos que corroboran la visi¨®n m¨¢s pesimista de esa guerra y aportan pruebas sobre el comportamiento sospechoso de Pakist¨¢n, agudizar¨¢n seguramente las dudas entre la opini¨®n p¨²blica de Estados Unidos y Europa sobre la necesidad de ese conflicto, pero es prematuro a¨²n pronosticar que obliguen a dar un giro significativo en la actual estrategia de la OTAN.
Los documentos, seg¨²n los tres medios de comunicaci¨®n que los han estudiado durante varias semanas, ilustran muy detalladamente la acumulaci¨®n de errores cometidos en Afganist¨¢n durante los seis a?os (de enero de 2004 a diciembre de 2009) sobre los que se aporta informaci¨®n: reiteradas muertes de civiles en acciones militares, continuas acciones secretas para la caza de insurgentes, fracasos sucesivos de los aviones sin tripulaci¨®n y, lo m¨¢s grave de todo, permanentes cruces de informaci¨®n -incluso colaboraci¨®n, seg¨²n algunas interpretaciones- entre los servicios secretos paquistan¨ªes y los dirigentes talibanes.
La Casa Blanca abre una investigaci¨®n para saber el origen de la filtraci¨®n
La publicaci¨®n de los documentos no precipitar¨¢ el final de la guerra
"Estos papeles muestran un mosaico detallado sobre por qu¨¦, despu¨¦s de que Estados Unidos se ha gastado casi 300.000 millones de d¨®lares en la guerra de Afganist¨¢n, los talibanes son m¨¢s fuertes que nunca", afirma The New York Times, uno de los peri¨®dicos a los que la p¨¢gina web Wikileaks entreg¨® para su estudio el material obtenido. El mismo peri¨®dico advierte, sin embargo, que "este es claramente un archivo incompleto de la guerra". "Faltan referencias a algunos episodios esenciales y no incluye informaci¨®n altamente secreta", afirman los periodistas que han trabajado en el caso.
El diario brit¨¢nico The Guardian, otro con acceso a los documentos (el tercero es el semanario alem¨¢n Der Spiegel), valora que "la mayor parte del material, aunque clasificado como secreto en su d¨ªa, no es ya delicado desde el punto de vista militar". Se trata, esencialmente, de comunicaciones desde el frente sobre determinadas operaciones en marcha, el resultado de otras ya ejecutadas o los preparativos de futuras acciones.
La Casa Blanca ha condenado esta filtraci¨®n y ha lamentado que quienes obtuvieron los informes no se pusieran en contacto con la Administraci¨®n antes de publicarlos. El consejero nacional de Seguridad, general James Jones, ha hecho p¨²blico un comunicado en el que advierte que la revelaci¨®n de estos datos "pone en peligro la vida de norteamericanos y de sus aliados". Los medios de comunicaci¨®n implicados aseguran, no obstante, que han estudiado cuidadosamente cada papel para garantizar que no publican nada en contra de la seguridad nacional de Estados Unidos y de los dem¨¢s pa¨ªses que combaten en Afganist¨¢n. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, anunci¨® ayer que hay en marcha una investigaci¨®n para conocer el origen de la filtraci¨®n.
Desde la perspectiva de The New York Times -en la que no coincide The Guardian-, lo m¨¢s relevante de los documentos analizados es la revelaci¨®n de que el servicio secreto paquistan¨ª (ISI), o parte de ¨¦l, trabaja para los talibanes, al mismo tiempo que colabora oficialmente con los norteamericanos. Aunque el peri¨®dico reconoce que no ha podido confirmar en fuentes independientes las filtraciones de Wikileaks, da credibilidad a los datos sobre varias reuniones secretas mantenidas por agentes del ISI con mandos talibanes para planificar ataques contra tropas de la OTAN.
El Gobierno de Pakist¨¢n ha desmentido esa informaci¨®n y Hamid Gul, antiguo jefe del ISI, ha negado las actuaciones de las que se le acusa en los papeles. Otras fuentes consultadas por The New York Times consideran lo revelado, sin embargo, como "consecuente con lo que se sabe por diversas fuentes de inteligencia".
Ese es, probablemente, el mayor valor de estos documentos: dejar en manos del p¨²blico lo que solo sab¨ªa el Gobierno, poner en negro sobre blanco las cr¨ªticas m¨¢s comunes sobre la guerra de Afganist¨¢n y las dudas m¨¢s frecuentes sobre la conveniencia de continuarla. Aunque Gibbs insisti¨® en su rueda de prensa de ayer en que Estados Unidos est¨¢ en Afganist¨¢n por los ataques del 11-S, cuando es necesario recordar con tanta frecuencia los motivos de una guerra es porque esta ha perdido sentido.
Eso no significa que estos documentos precipiten el final de la guerra. Ni siquiera Los Papeles del Pent¨¢gono, con los que este episodio es comparable, consiguieron revertir el curso de la guerra de Vietnam. Richard Nixon gan¨® la reelecci¨®n y envi¨® m¨¢s soldados a Vietnam despu¨¦s de que Daniel Ellsberg pusiera en manos de The New York Times documentos mucho m¨¢s valiosos que los que ahora se han conocido sobre Afganist¨¢n.
Esta serie de documentos, adem¨¢s, concluyen al final de 2009, justo en el momento en el que Barack Obama anunci¨® su nueva estrategia para Afganist¨¢n. Es decir, la Administraci¨®n norteamericana puede sentirse relativamente distante de la situaci¨®n que describen los papeles. Desde esa fecha hasta hoy, ha aumentado en varias decenas de miles el n¨²mero de soldados en Afganist¨¢n y han mejorado considerablemente las relaciones entre Washington e Islamabad. "Los desaf¨ªos en Afganist¨¢n y en Pakist¨¢n son hoy los mismos que hace una semana", declar¨® el portavoz de la presidencia estadounidense.
Estas revelaciones pueden tener, sin embargo, un impacto considerable en varios frentes. Primero, en cuanto al grado de cohesi¨®n que actualmente existe en el Pent¨¢gono sobre Afganist¨¢n. Gibbs admiti¨® que la filtraci¨®n de m¨¢s de 90.000 documentos es, en s¨ª mismo, "un hecho alarmante". Segundo, dan la raz¨®n al Gobierno de Afganist¨¢n en cuanto al rol incierto que juega Pakist¨¢n. Y tercero y m¨¢s importante: estos papeles son un altavoz para las denuncias sobre las atrocidades de la guerra. Aunque ya se conoc¨ªan las continuas p¨¦rdidas de vidas inocentes en las acciones de la OTAN, estos papeles las hacen mucho m¨¢s extensas de lo que se cre¨ªa y debilitan a¨²n m¨¢s la causa por la que se combate.
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