Webber, el principal aspirante
El australiano muestra en Hungaroring todo el poder¨ªo de Red Bull mientras Fernando Alonso supera a un ansioso Vettel y acaba segundo
El enfado monumental de Mark Webber en el Gran Premio de Reino Unido, cuando Christian Horner, el director de Red Bull, le arrebat¨® el nuevo aler¨®n delantero de su coche para d¨¢rselo a su compa?ero de equipo, Sebastian Vettel, actu¨® finalmente como un reactivo indispensable para el piloto australiano. Webber se sinti¨® un segund¨®n y se revel¨® contra una situaci¨®n que consider¨® injusta. Gan¨® la carrera de Silverstone y, en la llegada, mostr¨® hasta qu¨¦ punto se sent¨ªa rebelde. "No est¨¢ mal para un n¨²mero dos", dijo por la radio. De all¨ª sali¨® con una mentalidad muy fortalecida. Y ayer, en Hungaroring, fue esa convicci¨®n en sus posibilidades la que le llev¨® fundamentalmente al triunfo. Gan¨® su sexta carrera en la f¨®rmula 1 y la cuarta de esta temporada y, a sus 33 a?os, se consolid¨® como l¨ªder y principal aspirante a la corona mundial.
A solo 20 puntos del l¨ªder, las posibilidades del espa?ol crecen en progresi¨®n geom¨¦trica
Nadie habr¨ªa apostado por Webber al comienzo, cuando se escor¨® hacia la izquierda para intentar evitar lo inevitable: que Alonso le superara en la salida. Partir desde la parte limpia result¨® una ventaja notable de la que un piloto experto como el espa?ol supo sacar rendimiento. El doble campe¨®n mundial (2005 y 2006) se meti¨® entre los dos Red Bull y se consolid¨® en la segunda posici¨®n, de la que ya nadie pudo apartarle. Un resultado tremendamente meritorio teniendo en cuenta el distinto potencial existente entre los Ferrari y los Red Bull, que les superaban en m¨¢s de un segundo por vuelta. Alonso se mantuvo firme en las ¨²ltimas 30, soportando la presi¨®n a que le someti¨® un ansioso Vettel que, al final, concluy¨® tercero tras sufrir una penalizaci¨®n por haberse mantenido a demasiada distancia del coche de seguridad.
La carrera, sin embargo, se decidi¨® muy pronto, en la 15? vuelta, cuando una pieza del coche de Liuzzi apareci¨® en la pista y forz¨® la entrada del safety car. En aquel momento, Vettel ten¨ªa una ventaja sobre Alonso, segundo, de m¨¢s de 10 segundos. La carrera estaba bajo su control. El alem¨¢n forz¨® incluso su entrada en el taller cuando vio aparecer el coche de seguridad. Y eso le permiti¨® mantenerse delante de Alonso y Hamilton, que se retir¨® en la 23? vuelta por la rotura del cambio. Pero lo que no consigui¨® Vettel fue seguir liderando la carrera. Viendo que deber¨ªa esperarse en el taller, Webber decidi¨® saltarse aquella parada y coger el liderato.
Era una apuesta arriesgada porque con el coche de seguridad en la pista no hab¨ªa distancias entre ¨¦l y los dem¨¢s, y se jugaba su carrera a una sola carta: la ventaja que le ofrec¨ªan los neum¨¢ticos blandos sobre los duros que hab¨ªan instalado los otros y su capacidad para preservarlos las m¨¢ximas vueltas posibles. Su acierto qued¨® demostrado en las siguientes, cuando Webber consegu¨ªa arrebatar un segundo por vuelta tanto a Vettel como a Alonso. Cuando Vettel fue avisado de que estaba siendo investigado por haberse distanciado demasiado del coche de seguridad, Webber le llevaba ya ocho segundos. Y cuando pas¨® por el taller y perdi¨® la segunda posici¨®n (31? vuelta) la distancia entre el australiano y Alonso rozaba los 17 segundos.
Lleg¨® a ser de 23,3s justo cuando el australiano decidi¨® entrar en el taller y colocar los neum¨¢ticos duros en la 40? vuelta. Entonces, la sorpresa de Alonso fue may¨²scula porque pudo comprobarse que, con aquellas gomas, Webber era capaz tambi¨¦n de marcar los mejores tiempos. Fue la evidencia m¨¢s clara de que la carrera hab¨ªa concluido. Webber gan¨®. Pero Alonso dej¨® el list¨®n alt¨ªsimo al conseguir mantener la segunda posici¨®n a pesar de la presi¨®n a que le someti¨® Vettel, con un coche evidentemente m¨¢s r¨¢pido, durante las ¨²ltimas 30 vueltas. Su persistencia obtuvo un premio. Ahora, el asturiano est¨¢ solo a 20 puntos del l¨ªder, Webber, y a 16 de Hamilton, el segundo clasificado. Sus aspiraciones al t¨ªtulo crecen en progresi¨®n geom¨¦trica. Pero ahora el rival parece claro que ser¨¢ un australiano de 33 a?os que circula con el mejor coche, el Red Bull.
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