Ahmadineyad reta a Obama a debatir en p¨²blico el programa nuclear iran¨ª

A?os de negociaciones, sanciones econ¨®micas de Naciones Unidas, propuestas de mediaci¨®n de potencias emergentes (Brasil y Turqu¨ªa), castigos financieros y comerciales a?adidos de la Uni¨®n Europea y de Estados Unidos... Ninguna iniciativa ha logrado hasta la fecha detener el programa nuclear iran¨ª -con fines b¨¦licos, seg¨²n Occidente; con objetivos civiles, prometen las autoridades de Teher¨¢n-. No parece de momento que el Gobierno de Teher¨¢n vaya a doblegarse a la presi¨®n. Al contrario, el presidente Mahmud Ahmadineyad propuso ayer un cara a cara con su hom¨®logo estadounidense, Barack Obama, al tiempo que se burlaba de las sanciones.

"Hacia el fin del verano, esperamos estar en la Asamblea General de Naciones Unidas y estar¨¦ listo para un encuentro directo con el se?or Obama, frente a los medios [de comunicaci¨®n], por supuesto", afirm¨® el mandatario durante una conferencia con expatriados en la capital persa. "Ofreceremos nuestras soluciones para los asuntos mundiales y veremos de qui¨¦n son las mejores soluciones", a?adi¨® Ahmadineyad, quien ya lanz¨® una propuesta similar hace un a?o.

Aunque las cada vez m¨¢s duras sanciones comienzan a surtir efecto en la econom¨ªa iran¨ª -fuertemente dependiente de las importaciones de gasolina refinada, pese a ser el quinto productor de crudo del mundo-, Ahmadineyad se mof¨® de esos castigos. "Dicen que aplicar¨¢n sanciones. Que lo hagan. ?Cu¨¢ntas resoluciones han emitido hasta ahora? ?Cuatro? Que hagan 4.000", dijo desafiante el presidente.

En este prolongado tira y afloja, nada puede descartarse. El director general de la Agencia Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica, Yukiya Amano, aseguraba ayer que hab¨ªa recibido una "reacci¨®n positiva" de los Estados con poder de veto en la ONU (EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) m¨¢s Alemania, que negocian con Teher¨¢n, para volver a abordar un eventual canje del uranio enriquecido al 20% en Ir¨¢n a cambio de combustible at¨®mico.

La presi¨®n de las sanciones econ¨®micas no ha sido suficiente. La reticencia de China y Rusia a imponer castigos draconianos es conocida por todas las partes implicadas, que tienen intereses divergentes. Pek¨ªn no esconde su rechazo a las sanciones adoptadas por la UE y EE UU al margen de la ONU. Mientras, Washington teme que las empresas chinas inviertan en el sector energ¨¦tico iran¨ª y ayuden a mitigar el efecto de las sanciones.

Al complejo panorama se suma tambi¨¦n ahora la amenaza militar, aunque, como es natural, de manera muy difuminada. El jefe del Estado Mayor de EE UU, Michael Mullen, advirti¨® recientemente que ya est¨¢ preparado un plan para atacar Ir¨¢n en el caso de que este pa¨ªs logre fabricar la bomba nuclear. Es impensable que Israel no disponga de un plan semejante para bombardear las instalaciones at¨®micas iran¨ªes. Tampoco se mostr¨® atemorizado por las palabras de Mullen el presidente Ahmadineyad: "?Qui¨¦n cre¨¦is que nos va a atacar? ?El r¨¦gimen israel¨ª? No lo consideramos en nuestros c¨¢lculos, menos a¨²n que vayan a atacarnos".