Una p¨¦sima idea
La neutralidad en una red significa que ning¨²n nodo es m¨¢s importante que otro, que ning¨²n nodo puede censurar ni privilegiar tus conexiones, ninguna voz tiene el poder de silenciar a los que opinan diferente ni de favorecer los contenidos de los due?os de la infraestructura. Es la neutralidad de la Red, la caracter¨ªstica fundamental de Internet, la que ha convertido a la web en el catalizador de la innovaci¨®n y la tierra prometida de los emprendedores. Si Internet ha sido el gran territorio social de la abundancia y la libertad desde hace ya dos d¨¦cadas, ha sido gracias a su car¨¢cter neutral.
Las implicaciones que sobre la libertad de comunicaci¨®n tendr¨ªa la eliminaci¨®n de esta libre interconexi¨®n son dr¨¢sticas: la Internet a la que acudimos cada d¨ªa en busca de noticias es diversa. Y por eso la usamos. Pero es diversa porque es neutra, y no hay diversidad sin neutralidad. No existe riqueza de informaci¨®n. Ni libertad de comunicaci¨®n sin neutralidad.
Desde hace a?os, la neutralidad de la Red se ha visto amenazada por el inter¨¦s de las operadoras de telefon¨ªa en segmentar las facturas de sus usuarios. Desde 1998 a 2009, el tr¨¢fico de datos pas¨® de ser una peque?a parte del volumen a suponer m¨¢s del 50% del total. Sin embargo, las operadoras siguen obteniendo la mayor parte de sus beneficios de las llamadas de voz convencionales. Tienen que remodelar su modelo de negocio. Y acabar con la neutralidad parece la soluci¨®n m¨¢s f¨¢cil, la menos imaginativa. L¨¢stima que sea tambi¨¦n la m¨¢s contraproducente.
Los operadores desear¨ªan que la tarifa plana deje de serlo. Si lo consiguen, para acceder a un servicio por Internet habr¨ªa que pagar una cuota adicional a la suscripci¨®n mensual b¨¢sica. Es decir, tras pagar los ya nada despreciables 40 euros que ahora supone nuestra tarifa plana, tendr¨ªamos que pagar una suscripci¨®n adicional para acceder a cada sitio web diferente como YouTube, Gmail, Facebook, o incluso nuestro propio blog o p¨¢gina personal.
Eliminar la neutralidad de la Red es convertir Internet en la aut¨¦ntica Televisi¨®n 2.0, donde nada ser¨ªa publicable si no es previamente aceptado por las operadoras. El milagro de Internet son las miles de peque?as empresas que han surgido y crecido al amparo de la neutralidad de la Red, y que no podr¨ªan competir en igualdad con las grandes corporaciones, que negociar¨ªan con los operadores condiciones generales de acceso a sus servicios.
El sue?o de nuevos googles o facebooks en EE UU o de nuevos tuentis e idealistas en Espa?a se tornar¨ªa en nost¨¢lgicos recuerdos en un tiempo donde los operadores de telefon¨ªa excluir¨ªan a los servicios de la tarificaci¨®n normal a partir de ciertos vol¨²menes de tr¨¢fico. Eso s¨ª, las compa?¨ªas telef¨®nicas ver¨ªan hecho realidad su gran sue?o: cobrar dos veces (una al proveedor y otra al usuario) por el mismo servicio: servir una conexi¨®n de Internet.
Bajo la excusa de permitir la negociaci¨®n bilateral entre los operadores y los prestadores de servicios a trav¨¦s de Internet, lo que se pretende es limitar la competencia a aquellos jugadores con mayor m¨²sculo financiero.
Eliminar la neutralidad de la Red no supondr¨ªa mayor libertad de mercado, al contrario, destruir¨ªa el mercado competitivo y meritocr¨¢tico que es la Red hoy. Es cierto que es una limitaci¨®n para las operadoras, pero solo para el ejercicio de un poder monopolista. Por otro lado, la lucha por la neutralidad de la Red, que durante a?os ha sido respaldada en los tribunales, tiene uno de sus mayores retos en la llegada de Internet al m¨®vil, donde la cultura de pago segmentado est¨¢ mucho m¨¢s enraizada. Esta llegada a la inversa (no es Internet que conquista al m¨®vil, es el m¨®vil el que conquista Internet) est¨¢ personificada en las tiendas de aplicaciones para m¨®viles, que suponen dejar de lado la abundancia y diversidad creadora de la web para pasar a canales de consumo absolutamente cerrados.
Esta nueva visi¨®n de Internet como un ¨¢mbito donde la diversidad est¨¢ limitada, donde la formaci¨®n de monopolios de comunicaci¨®n se ve favorecida y la libre competencia reservada para solo unos pocos poderosos, es el verdadero peligro para la neutralidad de la Red en los pr¨®ximos a?os.
Desde los oligopolios establecidos (grandes empresas de Internet y proveedores de acceso) no faltar¨¢n apoyos y justificaciones, a menudo falaces, a esta peligrosa revisi¨®n de Internet. Por eso es tan importante apoyar decididamente a los que apuestan y reclaman una Red neutra. Solo la neutralidad nos garantiza las libertades y el entorno m¨ªnimo necesario para que exista el tipo de competencia que nos encamina hacia la innovaci¨®n. Perderla es algo que no nos podemos permitir. Mucho menos en tiempos como estos, en que todo lo que nos aparte —siquiera m¨ªnimamente— de la innovaci¨®n es una p¨¦sima idea.
Jos¨¦ F. Alc¨¢ntara y David de Ugarte son socios consultores del Grupo Cooperativo de las Indias y autores de los libros La Sociedad de Control y El poder de las redes.
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