El avispero de Madrid

O te compro, o te mato". Son cosas de la pol¨ªtica.

El Partido Socialista de Madrid (PSM), deprimido en la oposici¨®n desde 1995, se ha enfrascado en una batalla interna , la en¨¦sima en su tumultuosa historia, de la que saldr¨¢n algunos cad¨¢veres pol¨ªticos.

As¨ª de cruenta se presenta la partida. Hay dos bandos enfrentados: la c¨²pula regional del PSM, por un lado; la direcci¨®n nacional del PSOE, por otro. Ambos buscan apoyos a la desesperada para ganar unas elecciones que decidir¨¢n qui¨¦n ser¨¢ el candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid. En esa b¨²squeda, todo est¨¢ permitido: "O te compro [con un cargo a cambio de tu voto], o te mato [quit¨¢ndote el cargo si no me votas]".

A Trinidad Jim¨¦nez no le apetec¨ªa demasiado embarcarse en una bronca interna de resultados inciertos

La historia arranca de un desencuentro anunciado. Tom¨¢s G¨®mez, de 42 a?os, alcalde de Parla entre 1999 y 2008 y secretario general del PSM desde 2007, no se ha plegado a los deseos del presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. El pasado 7 de agosto, el jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE cit¨® a G¨®mez para pedirle un esfuerzo: que cediera a la ministra Trinidad Jim¨¦nez el primer puesto en la candidatura auton¨®mica. Pero G¨®mez no le hizo el favor.

"Zapatero no sabe con qui¨¦n est¨¢ tratando", explica un colaborador del l¨ªder socialista madrile?o. "Si se hubiera preocupado de conocer a Tom¨¢s G¨®mez, no se habr¨ªa atrevido a humillarle de esa manera. Lleva tres a?os trabajando para encabezar la lista de la Comunidad de Madrid y ahora no se le puede despedir porque una encuesta que nadie le ha ense?ado dice que Trini es mejor. Si esperaban que se retirara en silencio, han pinchado en hueso. No le conocen".

Jaime Lissavetzky ser¨¢ el aspirante a la alcald¨ªa de Madrid tras rehusar Gregorio Peces-Barba la oferta de Tom¨¢s G¨®mez

G¨®mez tampoco conoc¨ªa muy bien al presidente del Gobierno hace solo un mes, cuando declar¨® a EL PA?S: "Es inconcebible que Zapatero ponga a otro candidato; no lo contemplo". Y, sin embargo, el movimiento estaba cantado; era un secreto a voces en las filas socialistas.

"Habr¨ªa sido una irresponsabilidad que el presidente dejara que G¨®mez fuera el candidato", se?ala un miembro de la Ejecutiva Federal. "Despu¨¦s de tres a?os de trabajo, apenas conocen a Tom¨¢s G¨®mez en Madrid y sus expectativas electorales son muy pobres. Hubiera sido un suicidio presentarle. Por responsabilidad, el partido debe intentar ganar en Madrid, y eso solo es posible con Trinidad Jim¨¦nez".

Este argumento provoca reacciones virulentas entre los partidarios del ex alcalde de Parla: "Resulta que han decidido dar una segunda oportunidad a Trini, que ya perdi¨® por mucho cuando se present¨® a la alcald¨ªa de Madrid, pero niegan la primera oportunidad a Tom¨¢s G¨®mez, que ha ganado el congreso del Partido Socialista de Madrid con el 90% de los votos".

"Si pierde la candidata de Zapatero, la derrota pasar¨¢ factura a este, que ser¨¢ un l¨ªder m¨¢s d¨¦bil", dice un veterano socialista

En la conversaci¨®n del pasado 7 de agosto, el secretario general del PSM se neg¨® a cumplir el deseo del presidente del Gobierno, pero le ofreci¨® una alternativa de paz: "Que Trini vaya de n¨²mero dos en mi lista". El entorno de Zapatero lo entendi¨® como una declaraci¨®n de guerra.

As¨ª las cosas, ambos se han retado a unas elecciones primarias que dejar¨¢n malherido al que pierda. En la d¨¦cada prodigiosa de Zapatero al frente del PSOE, Tom¨¢s G¨®mez se ha convertido en el primer dirigente regional que le desaf¨ªa a un duelo electoral interno.

"Unas primarias son la fiesta de la democracia, pero tambi¨¦n son un campo sembrado de minas", advierte un socialista veterano que ha participado en varias disputas internas. Y lo explica as¨ª: "Si Trinidad Jim¨¦nez pierde, la derrota pasar¨¢ factura a Zapatero, que a partir de entonces ser¨¢ un l¨ªder mucho m¨¢s d¨¦bil y cuestionado que ahora dentro del partido. Si Tom¨¢s G¨®mez gana, ser¨¢ el candidato que no quiere la direcci¨®n nacional del partido, una p¨¦sima situaci¨®n para afrontar una campa?a electoral tan dif¨ªcil como la de Madrid. Le dar¨¢n bazas a Esperanza Aguirre, que dir¨¢ en los m¨ªtines que a G¨®mez no le quieren ni en su propio partido".

A Trinidad Jim¨¦nez no le apetec¨ªa demasiado embarcarse en una bronca interna de resultados inciertos para encabezar una candidatura que tampoco le garantiza el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Hace solo unos meses contestaba con evasivas cuando alguien le preguntaba por esa posibilidad. Nunca, hasta el pasado lunes, hab¨ªa hecho p¨²blico o comentado su deseo de ser candidata a la presidencia regional madrile?a.

Zapatero tampoco parec¨ªa muy animado hace varios meses, obsesionado como estaba con escapar de la crisis econ¨®mica y con la cabeza alejada de los compromisos electorales. Su equipo m¨¢s pr¨®ximo le ha ido convenciendo en las ¨²ltimas semanas.

En mayo pasado, en pleno proceso europeo de rescate de Grecia, con los especuladores apuntando sus ca?ones hacia Espa?a, el presidente reflexionaba en el palacio de la Moncloa sobre las posibilidades de apear a G¨®mez de la carrera electoral: "Me tienen que demostrar que con otro candidato hay posibilidades reales de ganar la Comunidad de Madrid, porque de lo contrario no me voy a meter en un l¨ªo interno".

Se lo han demostrado, supuestamente, con una encuesta que arroja un resultado demoledor para G¨®mez, porque Trinidad Jim¨¦nez le supera con creces en todos los registros y se acerca a Esperanza Aguirre, la probable candidata del PP. A la pregunta de a qui¨¦n prefiere para presidir la Comunidad de Madrid, Jim¨¦nez se acerca a solo tres puntos de Esperanza Aguirre, mientras que G¨®mez se queda a 16. Entre los votantes socialistas, tres de cada cuatro prefieren a Jim¨¦nez. "Incluso entre los votantes del PP, hay un 20% a los que no les importar¨ªa votar a Trini", se?ala un dirigente nacional que conoce la encuesta.

Con esos n¨²meros tan elocuentes, el presidente del Gobierno ha decidido agitar el avispero del PSM. No es la primera vez que lo hace, aunque es la primera vez que recibe un picotazo: "Zapatero no se esperaba la reacci¨®n de Tom¨¢s G¨®mez", se?ala un diputado nacional.

En 2002, cuando todav¨ªa estaba en la oposici¨®n, Zapatero apost¨® por Trinidad Jim¨¦nez para que compitiera por la alcald¨ªa de Madrid. Llevaba dos a?os al frente de la Secretar¨ªa General del PSOE y no ten¨ªa el control del partido que hoy tiene tras ganar dos elecciones generales. Su atrevimiento recibi¨® contestaci¨®n. El entonces presidente de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a, Pedro Sabando, declar¨® p¨²blicamente su disgusto por la osad¨ªa de Zapatero: "Quiz¨¢ en la Ejecutiva Federal no se conoce la extraordinaria sensibilidad de esta federaci¨®n cuando se habla de nombres y de candidatos que quieren ser propuestos desde fuera". El ex presidente auton¨®mico Joaqu¨ªn Leguina, aparentemente retirado de la pol¨ªtica madrile?a, reapareci¨® para anunciar su candidatura frente a Jim¨¦nez. Zapatero se reuni¨® con ¨¦l, algo que hoy resultar¨ªa imposible, y aunque no le convenci¨®, Leguina renunci¨® a presentarse para evitar un conflicto interno en el PSM. Jim¨¦nez fue candidata sin oposici¨®n interna, pese a los escarceos previos.

La jugada de Zapatero oblig¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en plena borrachera de ¨¦xito, a cambiar sus planes: jubil¨® al que era alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano; sac¨® a Alberto Ruiz-Gallard¨®n de la Comunidad, donde gobernaba con una c¨®moda mayor¨ªa absoluta, y le puso en la lista del Ayuntamiento de Madrid. Gan¨® con amplio margen, m¨¢s de 14 puntos.

Sin embargo, la maniobra de Aznar, forzado por Zapatero, a punto estuvo de costarle al PP el Gobierno de la Comunidad de Madrid en mayo de 2003, porque con la nueva candidata, Esperanza Aguirre, perdi¨® la mayor¨ªa absoluta. Dos tr¨¢nsfugas socialistas, Eduardo Tamayo y Mar¨ªa Teresa S¨¢ez, pertenecientes al grupo de Renovadores por la Base que vot¨® a Zapatero en el congreso extraordinario que le aup¨® a la secretar¨ªa general del partido, evitaron un Gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid. Tras el llamado tamayazo, en octubre de 2003 se repitieron las elecciones y Aguirre ara?¨® los dos esca?os que le faltaron en la primera convocatoria para garantizarse la mayor¨ªa absoluta y el Gobierno regional.

La nueva batalla de Madrid que enfrenta ya a los socialistas para elegir el pr¨®ximo 3 de octubre a su candidato auton¨®mico dejar¨¢ irremediablemente vencedores y vencidos. Una vieja historia que se repite pr¨¢cticamente desde siempre en esta formaci¨®n pol¨ªtica.

En 1979, cuando los socialistas se hicieron con la alcald¨ªa de Madrid (ostentada por Enrique Tierno Galv¨¢n) y gobernaban en decenas de municipios de la periferia, una situaci¨®n aparentemente ideal en el arranque del actual periodo democr¨¢tico, se desencaden¨® en la Federaci¨®n Socialista Madrile?a una crisis de envergadura que acab¨® con la salida del secretario general, Alonso Puerta, que apenas llevaba dos a?os en el cargo. Le sustituy¨® Joaqu¨ªn Leguina. Ambos eran concejales en la capital.

Solo dos a?os despu¨¦s de aquel golpe de tim¨®n en el socialismo madrile?o, Puerta, segundo teniente de alcalde, desencaden¨® uno de los mayores esc¨¢ndalos que se recuerdan en el Ayuntamiento, cuando denunci¨® corrupci¨®n en la adjudicaci¨®n de contratas de limpieza acusando a compa?eros de su Gobierno. Leguina estall¨® indignado y el partido suspendi¨® a Alonso Puerta de militancia.

Tom¨¢s G¨®mez apenas ten¨ªa 11 a?os cuando la familia socialista madrile?a ya andaba metida en estas grescas internas. Cuando cumpli¨® 31, G¨®mez se present¨® a unas primarias en el PSOE para ser candidato a alcalde de Parla y aprob¨® con nota. Gan¨® las elecciones de 1999 con mayor¨ªa simple (41% de votos y 11 de los 25 concejales) y apabull¨® en los siguientes comicios de 2003 con el 75% de los sufragios y 20 de los 25 ediles. A los 39 a?os lleg¨® a la secretar¨ªa general por culpa de la derrota del PSM en las elecciones auton¨®micas de 2007 y gracias a las personas que m¨¢s cerca est¨¢n de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en el palacio de la Moncloa.

El fracaso socialista forz¨® la dimisi¨®n del candidato a presidente, Rafael Simancas, y la apertura de una nueva etapa en el PSM. A Zapatero le contaron unos d¨ªas despu¨¦s del abandono de Simancas que hab¨ªa un joven en Parla que llevaba ocho a?os de alcalde, que ten¨ªa un apoyo popular del 75%, el m¨¢s alto de Espa?a, y que pod¨ªa ser el candidato ideal para tomar las riendas de Madrid. "Le llegaron a ense?ar un reportaje que se hab¨ªa publicado por aquellas fechas en El Pa¨ªs Semanal con su foto en portada junto al tranv¨ªa que hab¨ªa inaugurado en Parla", cuenta un dirigente socialista. Y Zapatero, que apenas conoc¨ªa a G¨®mez, no se lo pens¨®.

Aunque a Jos¨¦ Blanco, entonces secretario de organizaci¨®n del PSOE, no le gustaba demasiado el elegido, se aplic¨® para garantizar que los deseos de su jefe se hicieran realidad. El n¨²mero dos del PSOE llam¨® a Simancas y este, con los resortes del poder que todav¨ªa manten¨ªa en el PSM, puso a trabajar a su gente a favor de G¨®mez. Fue una sucesi¨®n tranquila en una federaci¨®n acostumbrada a vivir de crisis en crisis. Tom¨¢s G¨®mez cosech¨® el 91% de los votos en el congreso extraordinario. Tres a?os despu¨¦s, hay algunos arrepentidos de aquel apoyo impulsado por Zapatero.

"Tom¨¢s me lleg¨® a enviar un SMS agradeci¨¦ndome la ayuda. Todav¨ªa lo tengo guardado", cuenta uno de los colaboradores de Simancas. "Pero solo unos meses despu¨¦s empez¨® a machacarnos y a laminarnos. Si no ha habido una rebeli¨®n contra G¨®mez en el PSM ha sido porque la direcci¨®n federal nos pidi¨® que no abri¨¦ramos una crisis en el partido", agrega.

G¨®mez cuenta otra versi¨®n de los hechos: "Cog¨ª una organizaci¨®n deprimida y fracturada en diversas familias con la intenci¨®n de voto por los suelos. Ahora est¨¢ cohesionada e ilusionada. Me apoya el 95% y hay paz".

"Es la paz de los cementerios", replica un parlamentario auton¨®mico. "Si te muestras cr¨ªtico con alg¨²n aspecto de la gesti¨®n de G¨®mez o de la marcha del PSM, entonces te recuerdan que dentro de unos meses toca renovar el cargo. Es todo muy sutil, pero en el fondo te est¨¢n diciendo: 'O te compro, o te mato".

La direcci¨®n federal, consciente de la dificultad de enfrentarse a un aparato regional que controla cada uno de los rincones donde se esconden los militantes con voto que decidir¨¢n este duelo, tambi¨¦n utiliza argumentos parecidos. "Hay muchos que creen que G¨®mez tiene en su mano el futuro de todo el mundo porque hace las listas, pero deber¨ªan saber que para las candidaturas de la Comunidad, el Ayuntamiento de Madrid y los municipios de m¨¢s de 50.000 habitantes, la Ejecutiva Federal puede tener la ¨²ltima palabra". Lo dicho: "O te compro, o te mato".

Hay 18.000 militantes en el Partido Socialista de Madrid con derecho a voto. De ellos, solo 1.000 hacen "vida org¨¢nica", lo que quiere decir que tienen alg¨²n cargo en las agrupaciones a las que pertenecen, o acuden habitualmente a los actos que se organizan, o trabajan en las instituciones representando al partido. "Estos 1.000 militantes son importantes, porque pueden tener capacidad de llegar a los otros 17.000, pero es ah¨ª donde est¨¢ la clave de estas primarias", se?alan desde el equipo de Trinidad Jim¨¦nez.

En esta batalla crucial para el futuro del socialismo madrile?o, Tom¨¢s G¨®mez sac¨® m¨²sculo el mismo d¨ªa que la ministra de Sanidad, a las puertas de su ministerio, anunciaba su candidatura.

Frente al apoyo de Zapatero y de la inmensa mayor¨ªa de la direcci¨®n nacional del PSOE a Jim¨¦nez, 106 de los 146 secretarios generales de agrupaciones socialistas en la Comunidad de Madrid firmaban -es un decir, muchos dieron su consentimiento por tel¨¦fono o contestando a un correo el¨¦ctronico- un manifiesto a favor de G¨®mez.

"Son el 70% del total", se apresuraron a resaltar desde el equipo de G¨®mez. "Solo se representan a ellos mismos", replicaron los partidarios de Jim¨¦nez.

El partido cohesionado al que se refiere G¨®mez cuando habla del PSM tiene varias familias cuyos miembros se reparten los cargos p¨²blicos disponibles con desigual fortuna. Los grupos reconocidos, seg¨²n distintos dirigentes madrile?os consultados por EL PA?S para elaborar este reportaje, son los que siguen:

Samarkanda. Alcaldes o ex alcaldes del sur y diputados auton¨®micos con cierto peso en la Asamblea de Madrid que se reun¨ªan en un restaurante que da nombre al grupo, situado dentro de la estaci¨®n de Atocha, con vistas al jard¨ªn tropical. Tom¨¢s G¨®mez particip¨® en alguno de esos almuerzos.

Acostistas. Hace tiempo sumaban, junto a los guerristas de Madrid, casi el 40% del PSM. Ahora tienen menos peso y hay dos subgrupos en esta familia. Uno dirigido por Jorge G¨®mez, que controla una de las agrupaciones m¨¢s importantes, la de Chamart¨ªn, y otro liderado por Jos¨¦ Cepeda, con mayor¨ªa en las agrupaciones de Latina y Chinch¨®n. Apoyan, en principio, al actual secretario general del PSM.

JASP. J¨®venes concejales socialistas de distintas localidades que se separaron de las Juventudes Socialistas de Madrid y que apoyan a Tom¨¢s G¨®mez.

Juventudes Socialistas de Madrid. Cr¨ªticos con el actual secretario general del PSM.

Nueva Izquierda. Entre ellos, el ex eurodiputado Carlos Carnero, que se ha pronunciado a favor de Trinidad Jim¨¦nez desde el primer momento.

Socialistas por el Cambio. Sector cr¨ªtico liderado por diputados auton¨®micos y concejales de la capital, donde se encuentran muchos de los principales colaboradores del anterior secretario general del PSM, Rafael Simancas, y que apoyar¨¢n a Trinidad Jim¨¦nez en las primarias.

"Cuidar a las distintas familias es importante, pero solo representan a un porcentaje m¨ªnimo de la militancia que decidir¨¢ el resultado", insiste un dirigente regional.

El equipo de G¨®mez considera que el plan de ajuste econ¨®mico y la reforma laboral aprobados por el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero ha cabreado a amplias capas de la poblaci¨®n. "Nuestra militancia est¨¢ compuesta, mayoritariamente, por funcionarios y afiliados a UGT y CC OO, y ahora les toca votar en unas primarias. Puede ser que aprovechen la ocasi¨®n para castigar a Zapatero por sus pol¨ªticas sociales", se?ala.

"G¨®mez est¨¢ vendiendo a sus afines que su victoria en estas primarias puede ser el comienzo del poszapaterismo, en el que pretende desempe?ar un papel esencial si el presidente del Gobierno cae. Es intolerable", se?ala uno de los socialistas que colabora con el equipo de campa?a de Trinidad Jim¨¦nez. Y a?ade: "G¨®mez se ha rodeado o ha buscado el apoyo de dirigentes cabreados con Zapatero, como Joaqu¨ªn Leguina o Gregorio Peces-Barba; o de socialistas que participan en tertulias de ultraderecha y r¨ªen las gracias de periodistas que insultan a Zapatero. Es con esa familia anti-Zapatero con la que G¨®mez pretende hacer su campa?a".

Varias familias compartiendo una misma casa siempre suponen un problema porque los roces son permanentes y pueden acabar en ruptura.

Las familias amargaron el mandato de Leguina al frente de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a. Ha sido el dirigente socialista que m¨¢s tiempo ha ocupado la secretar¨ªa general, de 1979 a 1990. En esos 11 a?os tuvo que convivir con renovadores, renovadores por la base, guerristas, acostistas o Izquierda Socialista, y superar algunas crisis mayores apoy¨¢ndose en unas familias o en otras. Y eso que era presidente de la Comunidad, lo que le otorgaba un poder casi absoluto y una capacidad ilimitada para repartir prebendas en forma de cargos p¨²blicos. Su convivencia con el sector acostista-guerrista, con un tercio de apoyos entre la militancia, le acarre¨® algunos inconvenientes. Gobernaba el partido desde la "mesa camilla" en la que se sentaban Jos¨¦ Acosta, l¨ªder del acostismo y presidente del partido, y Juan Barranco, alcalde de Madrid desde 1986 hasta 1989.

Fueron a?os en que no hab¨ªa primarias ni problemas aparentes para elegir a los principales candidatos. La direcci¨®n nacional apenas interven¨ªa porque los socialistas madrile?os ganaban las elecciones con holgura. Nadie ped¨ªa elecciones internas. Todos los problemas se reduc¨ªan a las cuotas que, en ¨¦poca electoral, cada familia reivindicaba en las distintas listas.

De vez en cuando, la Federaci¨®n Socialista Madrile?a se convert¨ªa en la conciencia cr¨ªtica del PSOE y aprobaba resoluciones que supon¨ªan un tir¨®n de orejas a determinadas pol¨ªticas del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. Hab¨ªa ministros que militaban en la Federaci¨®n Socialista Madrile?a y que, junto a Leguina, crearon un grupo denominado clan de Chamart¨ªn que se rebel¨® contra el poder org¨¢nico que impon¨ªa Alfonso Guerra en el PSOE.

En los noventa, la bronca interna en el PSM dio lugar a un acontecimiento pintoresco. Te¨®filo Serrano, hoy presidente de Renfe y entonces secretario de Estado de Administraciones P¨²blicas, se convirti¨® en el mirlo blanco para imponer la paz en la Federaci¨®n Socialista Madrile?a. Era guerrista, fue elegido secretario general y durante su mandato se acerc¨® tanto a los renovadores de Joaqu¨ªn Leguina que los socialistas madrile?os de su sensibilidad le hicieron la vida imposible. Renunci¨® a seguir en 1994, cansado de tantas batallas. Para entonces, el partido se desangraba. Hab¨ªa perdido el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, algunos municipios del sur se inclinaban cada vez m¨¢s por dar su confianza al PP y, en la Comunidad de Madrid, Leguina resist¨ªa a duras penas hasta que perdi¨® el Gobierno en 1995 con el resultado m¨¢s pobre de su historia.

En ese contexto, empezaron a llegar los paracaidistas al PSM. Primero fue Cristina Almeida, que aterriz¨® en la candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid en 1999 de la mano de la Ejecutiva Federal que controlaba por entonces Joaqu¨ªn Almunia. Dirigentes del Partido Democr¨¢tico de la Nueva Izquierda (Diego L¨®pez Garrido, Isabel Vilallonga, Cristina Almeida...) desembarcaron en el PSOE y ocuparon buenos puestos en distintas listas.

Ese a?o, el PSM vivi¨® su primera experiencia de primarias para la candidatura a la alcald¨ªa de Madrid, que termin¨® con acusaciones de juego sucio por parte de los dos bandos. Se enfrentaban el ex ministro Fernando Mor¨¢n y el ex presidente Joaqu¨ªn Leguina. Por un pu?ado de votos, Mor¨¢n venci¨®, y Leguina insult¨® a los renovadores por la base, un grupo de militantes que cambiaba sus simpat¨ªas de mes en mes en funci¨®n de lo que le ofrec¨ªa cada bando y que luego provocar¨ªa la mayor tragedia pol¨ªtica en el PSOE.

Durante ese periodo, Jaime Lissavetzky gobern¨® el PSM. Consejero de Educaci¨®n de la Comunidad de Madrid durante 10 a?os, lleg¨® a la direcci¨®n del partido en uno de sus peores momentos, coincidiendo con la p¨¦rdida del Gobierno regional y la derrota en las elecciones generales de 1996. Fue una traves¨ªa del desierto que Lissavetzky transit¨® sin grandes tragedias dentro del PSM pese al infierno electoral en el que estaba metida la organizaci¨®n. Aguant¨® hasta 2000 y durante los seis a?os de mandato nunca reivindic¨® encabezar la lista a las elecciones auton¨®micas en su calidad de secretario general. Primero dej¨® que Leguina, su jefe en el Gobierno regional, intentara revalidar el cargo en 1995 y despu¨¦s acept¨® la apuesta por Cristina Almeida en 1999.

Ahora vuelve a Madrid como candidato a la alcald¨ªa con el aval de Rodr¨ªguez Zapatero, que ensalz¨® a Lissavetzky como "uno de los mejores". La idea de impulsar la candidatura de Lissavetzky no surgi¨® de su jefe directo, el ministro de Deportes Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero; ni de su amigo de toda la vida, el todopoderoso ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba; ni del jefe en el partido y ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco. Surgi¨® del propio Jaime Lissavetzky, un pol¨ªtico que lleva trabajando para Madrid un cuarto de siglo (de los casi 30 a?os con cargo p¨²blico, 24 los ha dedicado a Madrid desde la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, la secretar¨ªa general de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a o un esca?o en el Congreso por esta provincia).

Tras seis a?os en los que ha viajado por todo el mundo acompa?ando a deportistas espa?oles en sus ¨¦xitos, Lissavetzky coment¨® a dirigentes socialistas madrile?os su inter¨¦s por optar a la alcald¨ªa de la capital. Los dirigentes nacionales vieron con buenos ojos a Lissavetzky para formar equipo con Trinidad Jim¨¦nez. Y con ese t¨¢ndem pretenden vencer la resistencia de la direcci¨®n regional del partido.

Tom¨¢s G¨®mez no se lo pondr¨¢ f¨¢cil. Sonde¨® a Gregorio Peces-Barba a trav¨¦s de uno de sus hombres, Enrique Cascallana, alcalde de Alcorc¨®n, para disputar tambi¨¦n a la direcci¨®n nacional la candidatura a la alcald¨ªa de Madrid, pero no tuvo ¨¦xito.

Todav¨ªa quedan dos semanas para cerrar las candidaturas y un mes para hacer campa?a. El potente equipo de G¨®mez se sigue moviendo. Cuenta con el apoyo de la inmensa mayor¨ªa de l¨ªderes locales del partido en la Comunidad de Madrid cuyo futuro en las instituciones puede depender en parte del ¨¦xito de G¨®mez en estas primarias. "A todo el mundo le promete un puesto entre los 15 primeros de la lista", asegura un adversario del secretario general del PSM. "Y ya lleva ofrecidos m¨¢s de 30", recalca.

"O te compro, o te mato". Son cosas de la pol¨ªtica.