Los brit¨¢nicos apoyan el duro ajuste econ¨®mico

La primera coalici¨®n que conduce las riendas de Reino Unido desde la II Guerra Mundial acaba de cumplir los 100 d¨ªas con buena nota por parte de una sociedad que parece resignada a la necesidad de dr¨¢sticas medidas de austeridad econ¨®mica. Un 46% de los brit¨¢nicos considera que el Ejecutivo salido de las urnas en mayo est¨¢ haciendo un buen trabajo, contra un 36% que opina lo contrario, constataba ayer un sondeo para el diario The Guardian, que, sin embargo, revela un veredicto desigual a la hora de enjuiciar a los dos socios integrantes. Mientras los conservadores y el primer ministro, David Cameron, a la cabeza disfrutan de una verdadera luna de miel con la opini¨®n p¨²blica, los liberales-dem¨®cratas ven resentirse el apoyo de sus bases. El partido de Nick Clegg paga el precio de ese pacto de gobierno.

"Nuestros cr¨ªticos solo buscan caracterizarnos como los responsables de los recortes en el gasto p¨²blico, pero este Gobierno persigue algo mucho m¨¢s importante: una econom¨ªa pr¨®spera y una sociedad m¨¢s justa", declar¨® ayer Clegg en calidad de primer ministro en funciones, mientras Cameron disfruta de unas cortas vacaciones. El l¨ªder liberal-dem¨®crata aprovechaba esa tribuna para matizar las cr¨ªticas que le llueven desde el centro-izquierda, donde su partido se arriesga a perder un buen n¨²mero de electores. Aunque su gesti¨®n como n¨²mero dos del Gabinete sigue cotizando alta (50%, al igual que Cameron), los encuestados solo conceden a los liberales-dem¨®cratas un 18%, frente al 35% de los tories.

Los diputados liberales-dem¨®cratas denotan un creciente malestar ante el paquete de recortes sociales que el canciller del Exchequer, George Osborne, tiene previsto anunciar el 20 de octubre. Medidas filtradas, como el coto a los subsidios de los jubilados, incluidas las ayudas para pagar la calefacci¨®n en invierno, o el incremento de la edad que da derecho al transporte p¨²blico gratuito (de 65 a 70 a?os), no van a ser f¨¢ciles de digerir. Y frustran los intentos del socio minoritario del Gobierno por convencer al p¨²blico de que mantiene una personalidad distintiva de sus aliados conservadores. La sentencia pronunciada por Clegg a principios de semana -"la inversi¨®n de ingentes sumas de dinero para renovar el programa nuclear Trident [24.250 millones de euros en los pr¨®ximos a?os] har¨¢ muy dif¨ªcil justificar el recorte del Estado de bienestar"- apuntaba hacia esa vocaci¨®n de diferenciarse. Su partido hizo campa?a contra esa decisi¨®n, pero a la postre ha sido adoptada por el Gobierno en el que participa.

En contraste con los l¨®gicos c¨¢lculos partidistas, la impresi¨®n mayoritaria del brit¨¢nico de a pie es que la maquinaria del Gobierno funciona con normalidad y fluidez. La primera prueba de fuego para ese matrimonio de conveniencia llegar¨¢ con el arranque del nuevo periodo parlamentario de sesiones y la intenci¨®n declarada de Osborne de equilibrar las cuentas del Estado en una legislatura. Si bien la propia oposici¨®n laborista reconoce lo imperativo de reducir el gasto p¨²blico, su discurso se centra en que un ajuste presupuestario radical puede ahogar la recuperaci¨®n econ¨®mica. Un sector de los liberales-dem¨®cratas coincide con esa opini¨®n y se rasga las vestiduras al comprobar c¨®mo el propio responsable de Econom¨ªa, la encarnaci¨®n del tijeretazo, cuenta con el aval del 42% de los brit¨¢nicos, mientras ellos languidecen en los sondeos.

La reforma de la sanidad p¨²blica, un plan que no figuraba en el acuerdo de coalici¨®n, es otro de los asuntos espinosos que aguarda a los socios de Gobierno. Pero ninguno como la modificaci¨®n del actual sistema electoral mayoritario, que ser¨¢ objeto de un refer¨¦ndum en primavera y en el que los dos partidos deber¨¢n enfrentarse: Cameron har¨¢ campa?a en contra y Clegg, quien definitivamente se la juega en esa votaci¨®n, se mostrar¨¢ favorable al cambio.