La amenaza de intervenci¨®n militar francesa provoc¨® roces con Espa?a
Mauritania rechaz¨® la petici¨®n de Moratinos para liberar a un islamista
El ataque franco-mauritano contra un campamento de Al Qaeda en el norte de Mal¨ª, el 22 de julio, fue el momento m¨¢s inquietante del largo secuestro de Albert Vilalta y Roque Pascual, pero no fue el ¨²nico mal rato que pasaron aquellos que, de una forma o de otra, estuvieron involucrados en la negociaci¨®n para liberarles.
Ambos hab¨ªan sido secuestrados, junto con Alicia G¨¢mez, el 29 de noviembre pasado a 170 kil¨®metros al norte de Nuakchot, la capital de Mauritania, cuando circulaban a bordo de un convoy de la ONG Barcelona Acci¨® Solid¨¤ria camino de Senegal. G¨¢mez fue liberada el 9 de marzo, pero los dos varones tuvieron que esperar cinco meses m¨¢s.
La intervenci¨®n militar de las tropas de elite francesas no entusiasm¨® al Gobierno espa?ol, porque sab¨ªa que pon¨ªa en riesgo la vida de los dos cautivos catalanes. Cinco meses antes se produjo ya el primer roce con Francia, que se esforzaba entonces por obtener la liberaci¨®n del que fue su primer reh¨¦n en el Sahel, Pierre Camatte, un bot¨¢nico de 61 a?os.
El Gobierno baraj¨® hace dos meses cambiar de mediador
La vida de Camatte estuvo en peligro a principios de febrero. Abdelhamid Abu Zeid, que en 2009 asesin¨® al reh¨¦n brit¨¢nico Edwin Dyer, exig¨ªa no solo un pago, sino la excarcelaci¨®n de cuatro islamistas de la prisi¨®n de Kati, cerca de Bamako, la capital de Mal¨ª. Tardaba en obtener satisfacci¨®n.
El Gobierno franc¨¦s temi¨® entonces que Camatte fuese ejecutado, como lo hab¨ªa sido Dyer, e inform¨® a las autoridades espa?olas e italianas -en ese momento tambi¨¦n estaba secuestrado un matrimonio italiano- que en caso de "fatal desenlace" sus fuerzas de elite, que ya hab¨ªa enviado a la zona, atacar¨ªan a los terroristas. Al final, gracias a la colaboraci¨®n de Mal¨ª, los reos islamistas fueron excarcelados y Francia no intervino militarmente.
Al margen de las fricciones con Francia, el presidente mauritano, el general Mohamed Ould Abdelaziz, tambi¨¦n tard¨® en colaborar en el rescate. Al principio dificult¨® a¨²n m¨¢s las cosas enviando a un comando al norte de Mal¨ª, no muy lejos de donde acampan los terroristas, a capturar a Omar Ould Sidi Ahmed Ould Saharaui, apodado Omar Saharaui, el hombre que hab¨ªa organizado el secuestro de los espa?oles, seg¨²n sus abogados.
En mayo un tribunal mauritano conden¨® a muerte a los tres asesinos de cuatro turistas franceses, en la Nochebuena de 2007. M¨¢s tarde, en junio, rehus¨® liberar a Tagui Ould Yussef, un mauritano que durante un tiempo fue el brazo derecho del argelino Mokhtar Belmokhtar, en cuyo poder estaban Vilalta y Pascual. Belmokhtar exig¨ªa su excarcelaci¨®n y el director del CNI, F¨¦lix Sanz Rold¨¢n, y el ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, se la pidieron personalmente al presidente Abdelaziz en junio. No cedi¨®.
Al final Belmokhtar se conform¨® con la entrega a Mal¨ª de Omar Saharaui, pese a que no es un terrorista, sino un mercenario que acept¨® por 15.000 euros un encargo de Al Qaeda. Lleg¨® a Bamako el pasado fin de semana y ni siquiera ingres¨® en prisi¨®n. Abdelaziz lo entreg¨® a Mal¨ª porque no quer¨ªa ser ¨¦l quien tuviese que someterse a las exigencias de los terroristas, seg¨²n explic¨® a su entorno.
En opini¨®n de los funcionarios espa?oles involucrados en la soluci¨®n del secuestro hab¨ªa una raz¨®n a?adida a la inflexibilidad del presidente mauritano: la nacionalidad y la trayectoria pol¨ªtica del mediador en el secuestro. Adem¨¢s de ser consejero del presidente de Burkina Faso, Mustaf¨¢ Ould Limane Chafi, de nacionalidad mauritana, es un ac¨¦rrimo adversario de Abdelaziz, al que el presidente no estaba dispuesto a hacer ning¨²n favor liberando a presos. La prensa oficialista mauritana le describe incluso como "el consejero para la desestabilizaci¨®n de los pa¨ªses africanos".
"Las razones humanitarias deber¨ªan estar por encima de nuestro enfrentamiento pol¨ªtico", coment¨® en una ocasi¨®n Chafi a sus interlocutores espa?oles. En junio, cuando el secuestro estaba a punto de cumplir siete meses, Chafi se ofreci¨® a pasar el testigo de la mediaci¨®n a otra persona que le pareciera m¨¢s indicada al Centro Nacional de Inteligencia.
No se acept¨® su renuncia, pero Sanz Rold¨¢n, el director del CNI, explor¨® otras v¨ªas con discreci¨®n. Visit¨® Par¨ªs y Roma para examinar la posibilidad de echar mano de los mediadores que Francia e Italia hab¨ªan utilizado para resolver, en febrero y en abril, sus secuestros. Al final, desech¨® a esos posibles mediadores. Belmokhtar hab¨ªa elegido a Chafi y solo confiaba en ¨¦l para zanjar el asunto.
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