Todos quieren una moneda d¨¦bil
Las principales econom¨ªas conf¨ªan su recuperaci¨®n al auge de las exportaciones
El presidente del Banco Central Alem¨¢n, Axel Weber, provoc¨® un peque?o terremoto en los mercados el pasado d¨ªa 20 al advertir que el BCE deber¨ªa mantener la liquidez a los bancos m¨¢s tiempo del inicialmente previsto. Unas palabras que hicieron saltar las dudas sobre la solvencia del sistema financiero europeo. La reacci¨®n de los inversores no se hizo esperar, y el euro perdi¨® solo en esa jornada el 1,1% de su valor frente al d¨®lar, hasta su nivel m¨¢s bajo en cinco semanas y en siete semanas en su cambio con el yen. ?Puede alguien con la experiencia y los conocimientos de Weber hacer semejantes declaraciones de forma inconsciente o son fruto de una estrategia definida?
Lo cierto es que la reacci¨®n de los mercados no ha resultado una mala noticia para los exportadores europeos y muy especialmente para los alemanes. El PIB alem¨¢n creci¨® un inesperado 2,2% intertrimestral entre abril y junio, gracias a un aumento de la demanda interna -por el lado de la inversi¨®n-, pero, sobre todo, de las exportaciones, que representan el 50% del PIB del pa¨ªs. Y ello ha sido posible gracias a que en el segundo trimestre la moneda ¨²nica perdi¨® m¨¢s de un 6,5% en su cambio frente al d¨®lar.
Los tipos de cambio flexibles dificultan la manipulaci¨®n del mercado
Alemania es muy vulnerable, con un 50% del PIB ligado al exterior
Todas las divisas no pueden devaluarse a la vez, y eso anticipa tensiones
Sarkozy llevar¨¢ al G-20 el debate sobre la estabilidad de los tipos de cambio
Justo lo contrario de lo que sucedi¨® en los tres primeros meses del a?o. La divisa europea arranc¨® el a?o en torno a las 1,45 unidades por d¨®lar, lo que facilit¨® un repunte de las ventas al exterior de EE UU y, con ello, una recuperaci¨®n de la econom¨ªa m¨¢s fuerte de lo previsto entre enero y marzo. No es el caso de Jap¨®n, cuya divisa -el yen- se ha revalorizado un 15% este a?o hasta situarse en su nivel m¨¢s alto desde la crisis del tequila de 1994, cuando actu¨® como moneda refugio. Si la recuperaci¨®n de Jap¨®n es de por s¨ª dudosa, no cabe duda de que una divisa fuerte para una econom¨ªa donde solo tiene empuje el sector exterior es una mala noticia, aunque la deflaci¨®n que ha sufrido el pa¨ªs durante a?os suavice el impacto competitivo. Aunque al hablar de tipos de cambio, todas las miradas se vuelven a China, que el pasado 19 de junio anunci¨® una mayor flexibilizaci¨®n del tipo de cambio del yuan, pero que, hasta la fecha, apenas se ha dejado notar.
En general, los analistas suelen explicar que estas variaciones est¨¢n ligadas a las expectativas econ¨®micas y a la mayor o menor confianza que suscitan las distintas divisas, con el d¨®lar, el franco suizo y, en estos momentos, tambi¨¦n el yen como monedas refugio a las que acuden los inversores en momentos de incertidumbre. Es verdad, como apunta Jos¨¦ Carlos D¨ªez, economista jefe de Intermoney, que "en un sistema de tipos de cambios flexibles, la capacidad para manipular el tipo de cambio es limitada", y ciertamente nadie puede hablar de que los pa¨ªses est¨¦n llevando a cabo devaluaciones competitivas. Pero s¨ª que se pueden llevar a cabo "intervenciones verbales" con declaraciones que impriman un tono bajista al tipo de cambio. Los d¨ªas en los que el secretario del Tesoro de EE UU o el ministro de Finanzas alem¨¢n defend¨ªan una moneda fuerte ya son parte del pasado. La debilidad de la recuperaci¨®n -tanto que hay un riesgo creciente de reca¨ªda en la recesi¨®n- aumenta el atractivo de una moneda d¨¦bil para impulsar las exportaciones como base del crecimiento.
Como no todas las divisas pueden depreciarse al mismo tiempo, el horizonte se anticipa lleno de tensiones. Las devaluaciones competitivas y el proteccionismo agravaron a¨²n m¨¢s la crisis de los a?os treinta, pese a que Barry Eichengren y Jeffrey Sachs aseguraban en un informe de 1984 que esas medidas s¨ª fueron beneficiosas para los pa¨ªses que las pusieron en marcha, a costa de sus vecinos. El riesgo es que la historia se repita.
C. Fred Bergsten, del Instituto Peterson de econom¨ªa internacional, advert¨ªa en un reciente art¨ªculo que este baile de divisas puede provocar un aumento de los desequilibrios globales y, como consecuencia de ello, la aparici¨®n de medidas proteccionistas, especialmente en un entorno de elevado desempleo. "La ausencia virtual de una pol¨ªtica comercial de facto bajo la presidencia de Barack Obama ha generado un peligroso vac¨ªo en el que nuevas restricciones a la importaci¨®n, especialmente contra los tipos de cambio injustos, podr¨ªan imponerse".
El ¨²ltimo informe del BBVA sobre la coyuntura europea en el tercer trimestre asegura que "un euro devaluado seguir¨¢ favoreciendo a los exportadores. Seg¨²n nuestros c¨¢lculos, la depreciaci¨®n del euro desde principios de a?o implica un mayor crecimiento, del orden del 0,4% en 2010 y del 0,8% en 2011, debido a los efectos retardados". Sus c¨¢lculos -y el consenso del mercado- apuntan a que la divisa europea perder¨¢ a¨²n m¨¢s valor en lo que queda de a?o.
La preocupaci¨®n por la inestabilidad cambiaria es innegable. Tanto que el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha anunciado que llevar¨¢ el debate sobre la estabilidad en los tipos de cambio a la pr¨®xima reuni¨®n del G-20 en Se¨²l, y que har¨¢ de ello uno de los temas clave de su presidencia rotatoria del foro multilateral, que arranca en noviembre. Sobre todo porque hasta ahora ese tema se debat¨ªa en el seno del G-7, y la nueva realidad no puede excluir a China, que posee las mayores reservas de divisas del mundo. -
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