Preciosa carta de Scorsese a Kazan
El ¨²nico momento en lo que llevamos de festival en el que he sentido que aparec¨ªa el gran cine ha sido parad¨®jicamente en un documental que solo dura una hora. As¨ª est¨¢n las cosas. Se titula Una carta a Elia y viene firmado por Martin Scorsese y Kent Jones. Se supone que el egocentrismo de un genio como Scorsese le impondr¨ªa que dedicara exclusivamente el tiempo a su propia obra, a encadenar pel¨ªculas que lleven su sello. Pero la memoria de Scorsese es tan agradecida y tan generosa que tambi¨¦n se dedica a rendir memorables tributos y actos de amor mediante el formato del documental a las cosas que hicieron m¨¢s feliz su vida. Homenaje¨® a m¨²sicos como Bob Dy-lan, los Rolling Stone y The Band. Su homenaje a los cl¨¢sicos del cine norteamericano y del cine italiano tambi¨¦n son memorables. Ahora vuelca su privilegiada mirada en un complejo individuo de Anatolia, escritor notable y extraordinario director de cine llamado Elia Kazan.
'La pasi¨®n' tiene personajes pintorescos y 'gags' bastante graciosos
Scorsese se pregunta obsesivamente qu¨¦ rasgos de car¨¢cter se precisan para ser un aut¨¦ntico director de cine. En la personalidad de Kazan encuentra algunas respuestas. Y no olvida que su ¨ªdolo fue un turbio delator en la caza de brujas, que ayud¨® a causar la ruina, el desempleo, el destierro o la c¨¢rcel de bastantes de sus amigos y colegas profesionales. Pero tambi¨¦n est¨¢ convencido de que a ra¨ªz de esa felon¨ªa y del desgarro interior que le caus¨®, naci¨® su mejor cine.
En Scorsese pudo m¨¢s la admiraci¨®n que el moralismo y se prest¨® a entregarle al simult¨¢neamente aplaudido y abucheado Kazan el Oscar a su obra que le concedi¨® la Academia de Hollywood. Lo hizo para darle las gracias por las impagables sensaciones que el cine de este le provoc¨® desde que era un ni?o, la vocaci¨®n que le despert¨® para contar sus propias historias a trav¨¦s de una c¨¢mara.
El autor de Uno de los nuestros narra con lenguaje hermoso, l¨²cido, documentado y l¨ªrico las emociones, la identificaci¨®n, la respuesta art¨ªstica a muchas preguntas existenciales, el refugio mental que le proporcionaron cuando era un cr¨ªo dos pel¨ªculas tituladas La ley del silencio y Al este del Ed¨¦n. A?os m¨¢s tarde, Scorsese investig¨® c¨®mo Kazan logr¨® despertarle tantas sensaciones, su capacidad para extraer lo mejor de los actores, las herramientas de su arte, el proceso para montar unas im¨¢genes y unos di¨¢logos que fueron capaces de removerle el alma al Scorsese adolescente. Se conmueve y nos conmueve eligiendo miradas, secuencias, momentos, climas, personajes y conversaciones inmarchitables de esas dos pel¨ªculas. Por ejemplo: el desolado lamento en el taxi del perdedor Brando ante la perpetua traici¨®n del hermano mayor que deb¨ªa haberle protegido, o los desesperados intentos de James Dean por demostrarle su amor a su puritano padre. Tambi¨¦n aparecen variados y emblem¨¢ticos momentos del cine de Kazan en los que aparecen todas sus esencias. Pero la lucidez de Scorsese dedica especial atenci¨®n a dos obras maestras llamadas R¨ªo salvaje y Am¨¦rica, Am¨¦rica. La segunda era la preferida del propio Kazan. No es extra?o. En ese atormentado inmigrante que deja tantas cosas en el camino para lograr su sue?o de llegar a la Tierra Prometida y triunfar en ella, Kazan estaba hablando de sus entra?as. Y pocas veces se ha contado con tanta sutileza, elegancia e intensidad una historia de amor como la que viven Montgomery Clift y Lee Remick en R¨ªo salvaje. Scorsese hace justicia en esta preciosa carta al enorme talento y la dolorosa sensibilidad de un director tan poderoso como genuino.
Afortunadamente, dos comedias exhibidas en la secci¨®n oficial han logrado que aparecieran algunas risas en una Mostra con vocaci¨®n de funeral. La italiana La pasi¨®n, centrada en un fracasado director de cine a quien le ofrecen montar la pasi¨®n de Cristo en un pueblo, tiene personajes pintorescos y gags bastante graciosos. Es un universo que te recuerda el tono de las primeras pel¨ªculas de Berlanga. La francesa Potiche, dirigida por Fran?oise Ozon, autor de la lamentable comedia 8 Mujeres, comienza alarmantemente con el mismo estilo cursi y envarado que esta, pero se va arreglando poco a poco y termina siendo una c¨ªnica y aceptable farsa.
Esas sonrisas nos alivian ligeramente de un inenarrable engendro ruso titulado Silent Souls, que cuenta el sombr¨ªo y psicoanalizable viaje que hacen dos hombres con el cad¨¢ver de la mujer de uno de ellos, y de otra cretinez francesa titulada Happy few, que retrata con insufrible monoton¨ªa los intercambios sexuales entre dos matrimonios que juegan a la liberaci¨®n. Imagino que el asunto acaba mal, pero mi aburrimiento se sinti¨® incapaz de constatarlo.
Babelia
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