Descifremos bien la yenka
El almirante Carrero le espet¨® al economista Fabi¨¢n Estap¨¦, quien trabajaba (con m¨²sica, ?menudo desaf¨ªo!) en el piso superior a su despacho en Castellana, 3, un reproche as¨ª: "No me venga con estad¨ªsticas, que son cosa de comunistas".
Charlotadas aparte, los datos econ¨®micos son material precioso, pero sensible. Porque subrayar uno u otro es tarea de objetividad dificil¨ªsima; porque las estad¨ªsticas publicadas ahora reflejan lo que pas¨® ayer, no lo que ocurre hoy o suceder¨¢ ma?ana; y porque algunos actores cambian las reglas de juego a media partida. Ejemplos de esto ¨²ltimo proliferaron durante el gran hurac¨¢n del primer semestre. Por ejemplo: analistas y agencias de calificaci¨®n se hartaban de denunciar los d¨¦ficits p¨²blicos excesivos; y una vez se adoptaban planes de austeridad para atajarlos, clamaban s¨²bitamente al cielo contra sus efectos depresivos.
Entre la mara?a de nuevos datos, algunos apuntan mejor, pero de forma todav¨ªa muy d¨¦bil
De modo que la interpretaci¨®n instant¨¢nea de los datos es tarea herc¨²lea. Sobre todo en momentos en que se empieza a dejar atr¨¢s una crisis, pero esta todav¨ªa est¨¢ instalada, se solapan vientos en una direcci¨®n, y en su contraria. Parece la yenka, aquel baile simpl¨®n que ora marcaba a izquierda-izquierda, ora a derecha-derecha, y acababa en delante-detr¨¢s, un- dos-tres. Sin rumbo subyacente.
Septiembre nos acoge con signos contradictorios. En el plano internacional, las Bolsas fueron ayer un frenes¨ª. Habr¨¢ que ver con cu¨¢nto recorrido. Vino por el crecimiento de la industria de EE UU durante 13 meses: pero era el recuelo positivo del disgusto del viernes por el mal dato del PIB del segundo trimestre (1,6%, en vez del 2,4%). A su lado, Alemania sorprendi¨®, con un 2,2% (el triple de lo que preve¨ªa Bruselas); y la econom¨ªa china superaba en tama?o a la japonesa, tras haber desplazado a la alemana como primera exportadora. Atenci¨®n, todo esto nada tiene que ver con las nuevas opciones de pol¨ªtica econ¨®mica de cada uno: ni la prevista austeridad presupuestaria alemana se aplica a¨²n, ni los est¨ªmulos estadounidenses se han ampliado todav¨ªa.
En el cap¨ªtulo espa?ol, el primer semestre vio al fin crecer el PIB. Aunque d¨¦bilmente, dos d¨¦cimas en el segundo trimestre, y con la inc¨®gnita de lo que ocurrir¨¢ tras el alza del IVA y el final de algunos est¨ªmulos, como los de la automoci¨®n. M¨¢s consolidada parece la posici¨®n en los mercados de deuda, donde Espa?a se aleja de la posici¨®n de farolillo rojo, por su buen hacer en las pruebas de resistencia de los bancos y porque la austeridad ya cotiza: el d¨¦ficit p¨²blico se redujo a la mitad (2,44%) en los primeros siete meses contra igual periodo de 2009. Aunque las agencias volver¨¢n a la carga.
Alg¨²n dato de la econom¨ªa real apunta bien, como la mayor velocidad de la locomotora industrial, Catalu?a, con alzas del 18% en exportaciones, del 7,4% en producci¨®n o del 3,8% en creaci¨®n de empresas. Pero faltan m¨¢s signos para un nuevo patr¨®n de crecimiento e inserci¨®n en la econom¨ªa mundial. Bien est¨¢ acercarse a China (y mejor si su automovil¨ªstica Chery se instala aqu¨ª) pero el cabecilla de los emergentes solo supone, todav¨ªa, el 1,4% de las exportaciones de Espa?a. O se apuesta al comercio exterior y al Este, o el crecimiento ser¨¢ blando, insuficiente. Y tanto m¨¢s dif¨ªcil convertir datos segmentados en secuencias inapelables.
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