?Est¨¢ moribunda la seguridad social de EE UU?
Acaban de cumplirse 75 a?os de la promulgaci¨®n de la ley de pensiones de la seguridad social, el programa m¨¢s popular en Estados Unidos: basado en la idea de que el Estado debe garantizar la jubilaci¨®n de todos los trabajadores, beneficia hoy a 43 millones de personas. Este programa est¨¢ amenazado por un desequilibrio financiero futuro pero, a¨²n m¨¢s, por un nuevo intento de privatizarlo si los republicanos, aupados por el movimiento ultraconservador Tea Party, ganan la mayor¨ªa del Congreso en noviembre.
El informe de la Junta de Gobernadores de la seguridad social de 2010 ratifica que no hay una crisis inminente aunque, por primera vez desde 1983, este a?o el costo de las pensiones superar¨¢ al ingreso por cotizaciones, debido a la recesi¨®n.
Si los neoliberales ganan las elecciones de noviembre, peligra el sistema p¨²blico de pensiones
En 2008 los fondos privados de pensiones perdieron en Chile un tercio por la crisis burs¨¢til
La Junta proyecta que la situaci¨®n mejorar¨¢ en 2011-2014, pero empeorar¨¢ m¨¢s tarde por el retiro de la generaci¨®n de baby boomers, que reducir¨¢ el ingreso por contribuciones y aumentar¨¢ los gastos (en 2040 habr¨¢ solo dos cotizantes por cada pensionado). Los d¨¦ficits ser¨¢n cubiertos por los intereses del fondo hasta 2024 y luego usando las reservas hasta que se acaben en 2037; despu¨¦s, las cotizaciones cubrir¨¢n el 75% de las pensiones hasta 2084.
Cuanto m¨¢s se demore la reforma m¨¢s costosa ser¨¢ una soluci¨®n que envuelva varias medidas susceptibles de combinaci¨®n. Una es subir el tope salarial anual de 85.000 euros para la cotizaci¨®n que favorece al grupo de altos ingresos; la segunda es incrementar el porcentaje de cotizaci¨®n sobre la n¨®mina (un aumento de 1,6% en la cotizaci¨®n actual har¨ªa solvente el programa hasta 2084); la tercera es aumentar la edad de jubilaci¨®n de acuerdo con el ascenso en la esperanza de vida en el momento del retiro, pero ya se est¨¢ extendiendo gradualmente a 67 a?os; la cuarta es reducir las prestaciones (la que enfrenta mayor oposici¨®n), y una externa al sistema ser¨ªa legalizar a los inmigrantes que se convertir¨ªan en cotizantes, como ocurri¨® en Espa?a.
Las elecciones primarias reci¨¦n efectuadas no muestran un claro patr¨®n, pero el Tea Party se ha anotado algunas victorias y los expertos vaticinan un baj¨®n en el voto dem¨®crata en noviembre. Ir¨®nicamente, las causas son heredadas de la Administraci¨®n Bush: la crisis que amenaza con regresar, el alto desempleo que no ceja, una ca¨ªda en la compra de las viviendas y las guerras, a pesar de la retirada planeada por Obama. En vez de apoyar una reforma consensuada bipartidista del sistema p¨²blico de seguridad social, varios candidatos republicanos ya est¨¢n desempolvando planes de privatizaci¨®n.
Bush la intent¨® en 2005, influenciado por el gur¨² neoliberal Jos¨¦ Pi?era, autor de la refor
-ma bajo Pinochet, y de think tanks conservadores en EE UU, como el Instituto Cato.
Sabiendo que ser¨ªa imposible una privatizaci¨®n total, Bush propuso traspasar parte de la cotizaci¨®n sobre la n¨®mina (exceptuando a los trabajadores m¨¢s viejos) hacia dep¨®sitos en cuentas individuales de retiro, como las que existen en nueve pa¨ªses latinoamericanos. Aunque el plan era vago, dicho traspaso provocar¨ªa la p¨¦rdida de un tercio del ingreso del sistema p¨²blico, adelantando su desequilibrio y forzando al Gobierno a financiar el d¨¦ficit. El intento fue derrotado.
Pero la soluci¨®n radical, deseada por los ultraneoliberales, es el cierre total del sistema p¨²blico de pensiones, como hicieron Chile, Bolivia, El Salvador, M¨¦xico y la Rep¨²blica Dominicana en 1981-2003, generando alt¨ªsimos costos fiscales. Tras 30 a?os de privatizaci¨®n en Chile todav¨ªa dicho costo es superior al 4% del PIB y se predice ser¨¢ m¨¢s del 3% en 2040, 60 a?os despu¨¦s de la reforma. Ello se debe a que al cerrar el sistema p¨²blico este se queda sin cotizaciones pero con todas las pensiones en curso de pago y con las obligaciones futuras, lo que provoca un d¨¦ficit inmediato. El Estado carga con ese costo y, adem¨¢s, con la garant¨ªa de las pensiones m¨ªnimas en el sistema privado y el financiamiento del valor de las cotizaciones aportadas al sistema p¨²blico por los afiliados que se pasan al privado.
Chile pali¨® el costo fiscal con dos decenios de crecimiento econ¨®mico sostenido y una prudente pol¨ªtica fiscal que gener¨® super¨¢vit presupuestario, a m¨¢s de la inversi¨®n de una minor¨ªa del fondo privado en t¨ªtulos de deuda p¨²blica. Pero otros pa¨ªses latinoamericanos no adoptaron esas pol¨ªticas, sufrieron d¨¦ficit presupuestario y presionaron a las administradoras privadas de pensiones para que invirtieran la gran mayor¨ªa del fondo en papeles de deuda p¨²blica, quedando a expensas del Gobierno. As¨ª ocurri¨® en Argentina que, para ayudar al pago de la deuda exterior, cerr¨® el sistema privado en 2008 y pas¨® sus 9,5 millones de afiliados y 24.000 millones de euros al sistema p¨²blico, sin adecuadas garant¨ªas.
Otro problema de la privatizaci¨®n es que transfiere la responsabilidad del Estado a la persona, porque los fondos en las cuentas individuales se invierten en la Bolsa de valores y quedan sometidos a los vaivenes del mercado. En 2008, el peor a?o de la crisis financiera global, el valor del fondo privado de Chile cay¨® un tercio, debido a que buena parte de la cartera estaba invertida en acciones nacionales y emisiones extranjeras, las m¨¢s afectadas por el desplome burs¨¢til. El fondo chileno ya recuper¨® lo perdido e incluso excedi¨® el valor precrisis, pero los que se retiraron durante la crisis recibieron una pensi¨®n disminuida. Otros pa¨ªses no han sido tan exitosos y la amenazante segunda recesi¨®n provocar¨ªa otra ca¨ªda del fondo y de las pensiones.
Obama ha advertido a los privatizadores: "Luchar¨¦ con todas mis fuerzas para parar a los que quieren jugar en Wall Street con vuestras pensiones". Tambi¨¦n ha prometido resolver el desequilibrio futuro de la seguridad social sin privatizaci¨®n, pero para ello necesita en noviembre mantener la mayor¨ªa en el Congreso y ganar un segundo mandato. Si el Tea Party y el neoliberalismo triunfasen, ser¨ªa la "cr¨®nica de una muerte anunciada" de la seguridad social.
Carmelo Mesa-Lago es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Pittsburgh (EE UU).
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