Sentencia de muerte para el carb¨®n
Las minas espa?olas, abocadas al cierre por el fin de las ayudas p¨²blicas
Espa?a ten¨ªa hace 25 a?os 52.910 mineros del carb¨®n. Hoy hay 7.967. El 15 de octubre de 2014 no quedar¨¢ ninguno.
Si prospera la decisi¨®n comunitaria, anunciada el 20 de julio pasado de que en 2014 s¨®lo puedan permanecer abiertas las explotaciones carboneras que no precisen ayudas p¨²blicas, el sector espa?ol de la hulla, la antracita y el lignito estar¨¢ abocado al cierre. Hasta entonces, los auxilios estatales (320 millones anuales en subvenci¨®n directa) deber¨¢n ser decrecientes, con recortes de al menos el 33% cada 15 meses. El sector en Espa?a lo forman 15 compa?¨ªas, en Asturias (3.875 empleos), Castilla y Le¨®n, Teruel, Ciudad Real y C¨®rdoba.
Pero adem¨¢s de la condena a muerte a plazo fijo sobre el sector pende una amenaza mayor y m¨¢s urgente. La resistencia comunitaria a aprobar los incentivos p¨²blicos al consumo de mineral nacional por las centrales t¨¦rmicas espa?olas ha colocado al carb¨®n ya al borde del colapso. El mineral nacional es m¨¢s caro que el de importaci¨®n y las el¨¦ctricas s¨®lo lo consumen si el Estado les subvenciona su adquisici¨®n.
Bruselas quiere que en 2014 se acaben las subvenciones a la explotaci¨®n
Este mes se decide si se mantiene el apoyo a la compra de mineral nacional
Los mineros se han encerrado en Teruel y Palencia por el impago de salarios
Espa?a invoca la garant¨ªa del suministro para mantener subsidios
En la esperanza de poder desbloquear la situaci¨®n este mes (la Comisi¨®n de la Competencia, en manos del socialista espa?ol Joaqu¨ªn Almunia, es favorable a la autorizaci¨®n, pero no otros miembros del ejecutivo europeo), el Gobierno ha vuelto a encomendar a la empresa estatal Hunosa, como soluci¨®n transitoria, la compra masiva del stock de carb¨®n de las compa?¨ªas privadas para que puedan mantener su actividad. Pese a esta intervenci¨®n p¨²blica, algunas empresas carboneras han suspendido el pago de salarios como medida de presi¨®n. Los mineros, que han emprendido encierros (en Teruel y Palencia) y cortes de carreteras, amenazan con una escalada de movilizaciones.
Para justificar las ayudas a las el¨¦ctricas, el Gobierno espa?ol invoca el riesgo para la seguridad del suministro, que contempla la legislaci¨®n comunitaria. Pero hay sectores en la UE que niegan que Espa?a est¨¦ en este supuesto.
Si finalmente la UE autorizase la reanudaci¨®n de las ayudas a las t¨¦rmicas para el consumo de mineral nacional, el carb¨®n espa?ol podr¨¢ normalizar su actividad. Pero s¨®lo hasta 2014.
Sin subvenciones estatales, la industria carbonera nacional ser¨¢ inviable. La historia del carb¨®n espa?ol es la de un sector cr¨®nicamente auxiliado. Primero lo fue porque no era capaz de competir en precio a fines del XIX y primer tercio del XX con el mineral brit¨¢nico, ni ahora con el de los grandes productores, en su mayor parte pa¨ªses emergentes. Un problema estructural de competitividad que abocaba a una muerte pronosticada al menos desde 1933.
Desde entonces, la fuerte capacidad organizativa de los sindicatos mineros, las alianzas de empresarios y trabajadores, la presi¨®n de las compa?¨ªas y el respaldo de las fuerzas sociales y pol¨ªticas de los territorios afectados han sido capaces de postergar el desmantelamiento, aunque no han podido evitar un ajuste acelerado, sobre todo desde las reconversiones de los a?os 80.
Pero la decisi¨®n de Bruselas de que las ayudas p¨²blicas s¨®lo se pueden prorrogar hasta 2014 ha puesto fecha de liquidaci¨®n al sector. Y esta vez sin vuelta atr¨¢s. "La contundencia con que se expres¨® Almunia deja poco margen de esperanza", se?al¨® el presidente de una carbonera.
Almunia dijo en julio que el objetivo es "garantizar el cierre definitivo de las minas no competitivas antes del 15 de octubre de 2014". "No debe haber ninguna duda al respecto". Seg¨²n el ejecutivo comunitario, "las empresas tienen que ser viables sin subvenciones". "No es s¨®lo una cuesti¨®n de justicia para los competidores que operan sin ayudas estatales, sino que tambi¨¦n revierte en el inter¨¦s de los contribuyentes y de unas finanzas p¨²blicas que se encuentran en un contexto de austeridad". "El camino a seguir", se?al¨®, "es el de las energ¨ªas renovables y limpias".
Esta posici¨®n supone un endurecimiento s¨²bito del borrador de reglamento que manejaba Bruselas y que apuntaba al mantenimiento hasta 2022 de las subvenciones a la explotaci¨®n y hasta 2030 de las ayudas al cierre y las medidas sociales.
La patronal carbonera Carbuni¨®n y los sindicatos se declaran desconcertados y sorprendidos por una decisi¨®n que anticipa el cierre de las minas deficitarias en ocho a?os y que, a juicio del sector, vulnera el esp¨ªritu y la letra de la decisi¨®n comunitaria de 2003 que estableci¨® el concepto de "reserva estrat¨¦gica" (mantenimiento de un tama?o m¨ªnimo de producci¨®n aut¨®ctona) y mediante la que se autoriz¨®, "por motivos de seguridad del suministro", que los Estados miembros pudieran dar prioridad a las fuentes de combusti¨®n de energ¨ªa primaria aut¨®ctona en una proporci¨®n que no supere cada a?o el 15% de la energ¨ªa necesaria para producir la electricidad que se consume anualmente en el pa¨ªs.
La patronal minera afirma adem¨¢s que muchas empresas han realizado inversiones que ahora no podr¨¢n amortizar y denuncian que Espa?a no puede competir en costes con los bajos salarios y escasas medidas de seguridad de otros pa¨ªses. Y empresas y sindicatos juzgan como un "desprop¨®sito" que Espa?a renuncie a su propio carb¨®n cuando ya depende del exterior en el 85% de la energ¨ªa primaria que consume.
Almunia ataca el argumento de la "reserva estrat¨¦gica" y esgrime que el carb¨®n europeo apenas representa el 1,4% del abastecimiento de consumo energ¨¦tico de la UE. Pero las empresas replican que las ayudas oficiales al carb¨®n (2.900 millones en 2008 en la UE) son muy poco relevantes en comparaci¨®n con las que obtienen algunas energ¨ªas renovables. "?Puede competir la industria de Europa con pa¨ªses que no asumen los costes de Kioto y a los que adem¨¢s les vamos a comprar su carb¨®n porque es m¨¢s barato que el nuestro por sus menores salarios y sus ¨ªnfimas medidas de seguridad?", se pregunta un representante de los intereses empresariales hulleros.
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