La nueva Heidi se llama Bob
Josema rebobina su vida. Popeye abre la lata de espinacas y se quiere comer el mundo.
-Ni?o, no te lo digo m¨¢s. Apaga la tele.
-?No, que ya estudio! Siete por dos, catorce. Siete por tres, veintiuno. Siete por cuatro?
Josema y los deberes. Un suplicio. Este fot¨®grafo gaditano de 36 a?os se recuerda de peque?o hipnotizado: "Me flipaba Mazinger Z, y sufr¨ªa mucho con Marco y Heidi. Por supuest¨ªsimo, ve¨ªa Los payasos de la tele, aunque sent¨ªa verg¨¹enza ajena cuando sacaban a los ni?os. Me encantaba el final, el teatrillo con el se?or Chinarro, que acababa siempre en carrera y cogotazos. Y luego estaban Pixie y Dixie, Bugs Bunny y el Pato Lucas. Pero el programa que segu¨ªa con m¨¢s fervor era La bola de cristal. Sent¨ªa devoci¨®n". Josema se atropella. Los felices a?os ochenta.
"Los adultos ven m¨¢s tele que sus hijos, con actividades extraescolares y agendas de ejecutivos agresivos"
'Torrebruno', 'Barrio S¨¦samo', 'Los payasos'? eran programas ingenuos. Hasta que lleg¨® 'La bola de cristal'
'Hannah Montana' es el prototipo de serie con adolescentes que sirven de modelo a los m¨¢s peque?os
Desde que en la Transici¨®n se sentaran las bases de una televisi¨®n plural, los ni?os se han hecho con el mando. El caso de Josema puede parecer de la prehistoria, pero fue entonces cuando se empez¨® a fraguar la cultura audiovisual de hoy. Un dato revelador: a finales de los setenta, Heidi encabezaba la lista de los programas m¨¢s valorados por los espa?oles, seg¨²n Radio Televisi¨®n Espa?ola. Un programa infantil elegido como ep¨ªtome da idea de la revoluci¨®n que supuso la tele en democracia para las generaciones del baby boom. Una nueva forma de ocio. Fueron los primeros espa?oles en crecer mirando una pantalla.
La vivaracha Sara, de ocho a?os, mira hoy varias. La tele (por supuesto), la consola, el ordenador. Las tres. A todas horas. Por las tardes ve Shin Chan, el descarado ni?o que ense?a sus atributos en cuanto uno menos se lo espera. Y se enchufa a Disney Channel: las canciones de Hannah Montana y los Jonas Brothers por aqu¨ª, los dibus Phineas y Ferb por all¨¢? Eso, entre que merienda un s¨¢ndwich con un pegote de Nutella, sube y baja por las escaleras de su casa, hace los deberes y juega con su vecina a la Nintendo. "Ve la tele de fondo, como si fuera un hilo musical", explica su madre, que quita los mu?ecotes y pone el telediario. "Yo creo que odia Disney Channel", suspira Sara.
Es precisamente esta cadena, dirigida espec¨ªficamente a los ni?os, una de las campeonas del nuevo panorama televisivo. El apag¨®n anal¨®gico. Con la llegada de la TDT, los canales se han multiplicado, se han especializado y se est¨¢n acostumbrando a que las cuotas de pantalla est¨¦n m¨¢s fragmentadas. Hist¨®ricamente ha sido Antena 3 la cadena l¨ªder en el grupo de los peque?os. Sin embargo, en lo que va de 2010, el ranking est¨¢ encabezado por Clan TV (la cadena infantil 24 horas de Televisi¨®n Espa?ola, con un 19,5% de cuota de pantalla), seguida de Disney Channel (14,4%), seg¨²n la consultora de audiencias Barlovento Comunicaci¨®n. Este a?o, el p¨²blico de 4 a 12 a?os consumi¨® 158 minutos diarios de tele, casi dos horas y media, y representa el 6% del total de la audiencia. El programa que m¨¢s ven es Bob Esponja (Clan TV), seguido muy de lejos por Los Simpson (Antena 3) y Patito Feo (Disney Channel).
Encienda el televisor cualquier tarde. Las cl¨¢sicas cadenas generalistas ofrecen telenovelas, aquelarres p¨²blicos en programas de cotilleo y otros contenidos para adultos. Hace a?os que desaparecieron las tardes con las que disfrutaba Josema. Peio Sarasola, director de programaci¨®n del grupo Antena 3, tiene alma de soci¨®logo: "Las generalistas buscan el m¨¢ximo universo al que dirigirse. Los ni?os viven con unos adultos que ven mucha m¨¢s televisi¨®n que ellos: 254 minutos, m¨¢s de cuatro horas. La raz¨®n es sencilla: los ni?os, con sus actividades extraescolares, tienen agendas casi de ejecutivos agresivos. En t¨¦rminos cuantitativos, las generalistas no les hacen mucho caso, pero s¨ª de forma cualitativa. A partir de los ocho a?os, los chavales captan lo nuevo. Si un programa de prime time le gusta a los ni?os, la audiencia adulta sube. Son capaces de enganchar al resto de los habitantes de la casa. Los protegidos y El orfanato recuperan un formato que se hab¨ªa perdido. Con ni?os. Como M¨¦dico de familia, pero actualizado.
Los peque?os, una especie de lobby silencioso. Por eso las cadenas se fijan en las curvas de consumo y organizan focus groups, donde sientan a p¨¢rvulos delante de sus series antes de lanzarlas. "Sorprende la cantidad de ni?os que llegan dormidos a clase por la ma?ana. Se suman cada vez antes a la televisi¨®n adulta y sus late shows", recalca Jaume Copons, creativo de programas infantiles y antiguo guionista de Barrio S¨¦samo. La competencia es brutal por las noches. En la ¨¦poca en que Josema era un escolar eso no exist¨ªa. Televisi¨®n Espa?ola era lo que hab¨ªa. "Cualquier producto acababa en ¨¦xito, con independencia de si era bueno o malo", resume Copons. "Formatos que funcionaban en los setenta, hoy tendr¨ªan problemas". Antes el tono era m¨¢s narrativo y lento. Ahora, acostumbrados los ojos a los videoclips, los videojuegos y el bombardeo audiovisual, el ritmo es trepidante.
Torrebruno, Los Chiripitifl¨¢uticos, Barrio S¨¦samo, Los payasos de la tele? Eran programas ingenuos en los estertores del franquismo. En 1984 lleg¨® un terremoto: La bola de cristal. Lolo Rico, su directora, explica c¨®mo era: "Yo quer¨ªa hacer un programa que no mantuviera a los ni?os en la realidad televisiva, sino que les ayudara a formar su propia realidad, que les abriera horizontes y les motivara en lo intelectual. Fue el primer programa con un ritmo r¨¢pido y una carga de iron¨ªa importante. A los ni?os no hay que tratarlos como imb¨¦ciles. Fue un oasis si miramos tanto hacia atr¨¢s como hacia delante", reivindica Lolo. "No ha habido otro". ?Y eso? "Quiz¨¢ se quiera convertir a los ni?os en seres d¨®ciles con una visi¨®n est¨¢ndar del mundo". Josema se emociona: "Era el mayor acontecimiento televisivo al que he asistido. Gracias".
Esa misma Televisi¨®n Espa?ola ha mutado. Hoy tiene un canal espec¨ªficamente infantil, Clan TV, donde se ven dibujos y series de ficci¨®n. A Amparo Sol¨ªs, realizadora de Planeta imaginario en la Televisi¨®n Espa?ola de los ochenta, le da pena: "Nosotros junt¨¢bamos pelis de terror, espect¨¢culos de La Fura dels Baus, grupos de teatro, ilustradores que hac¨ªan c¨®mics? Educ¨¢bamos a los ni?os en el gusto y abon¨¢bamos su sensibilidad e imaginaci¨®n". Jos¨¦ Antonio Ant¨®n, director de antena del Ente P¨²blico, expone que hoy se prima la producci¨®n nacional y europea. "Buscamos lo mejor. No todo nos vale. Los m¨¢s peque?os buscan el atractivo visual de Pocoy¨®, y luego, la magia, la aventura y la acci¨®n. Equilibramos la diversi¨®n y la educaci¨®n en valores. No tenemos Los Simpson, pero s¨ª Bob Esponja, con un humor no tan subversivo, pero s¨ª inteligente".
Riiiiiiiing. La franja despertador. A las 7.45, Shin Chan, un ni?o cabez¨®n, se pasea en pelotas mirando el cuerpo de las mujeres en Neox, la cadena juvenil de Antena 3. Por la tarde vendr¨¢n El pr¨ªncipe de Bel Air, American Dad y Los Simpson. En la sobremesa de Antena 3, m¨¢s Simpson. Personajes deslenguados de actitud punk. Sarasola da la raz¨®n. "Estoy encantado con que mis hijos las vean. Los ni?os se fijan en los colores y luego entran en el contenido. Los Simpson son ca?eros, pero tambi¨¦n entra?ables. Es una caricatura de la realidad y una serie nada dogm¨¢tica. Los dibujos de mi ¨¦poca eran simplistas, moralistas y demag¨®gicos. Tengo mis serias dudas de que fueran apropiados para un cr¨ªo". Sarasola tiene 45 a?os y nada de nostalgia.
Algunas asociaciones de consumidores ponen el grito en el cielo. La Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones de Amas de Casa y Usuarios (CEACCU) public¨® en 2008 un informe dirigido por la Universidad Complutense de Madrid. En ¨¦l conclu¨ªa que se hab¨ªa rebajado la protecci¨®n del menor en el horario infantil. El grupo de comunicaci¨®n e infancia de la Universidad de Alicante denuncia que la programaci¨®n no est¨¢ enfocada a las peculiaridades de cada edad. "Los ni?os quieren hacerse mayores antes", explican. "Les estamos ayudando a que tengan prisa por consumir y tomen decisiones".
Hannah Montana suelta sus gorgoritos, da un golpe de cadera y las cr¨ªas se emboban. Pasa lo mismo con los Jonas Brothers en Camp Rock. Sara imita los pasos de su hero¨ªna y tararea sus canciones, aunque dice que el baile le sale mejor a su hermana. "Yo lo hago m¨¢s de graciosa", r¨ªe con verg¨¹enza. Hannah y Los magos de Waverly Place (ambas de Disney Channel) y El internado (Antena 3) son los prototipos de series protagonizadas por adolescentes que sirven de modelo a los m¨¢s peque?os. El tir¨®n de la ficci¨®n.
"Mam¨¢, qu¨¦ guay. ?Aqu¨ª trabajas t¨²?", le pregunta a In¨¦s Ramos, la directora de programaci¨®n de Disney para Iberia, su hija. La sede de Disney Channel para Espa?a y Portugal parece m¨¢s, por sus colores, una guarder¨ªa que una oficina. Ramos est¨¢ segura de lo que funciona: "Las buenas historias, los buenos personajes y un toque de magia". Apunta que, junto a la diversi¨®n, el mayor activo de Disney es la confianza de los padres. Para no ser carcas, dibujos como Phineas y Ferb tienen gui?os ir¨®nicos, giros inesperados y absurdos. "Pero sin pasar el l¨ªmite". Vincent Sourdeau, su h¨®mologo en Cartoon Network, muestra su f¨®rmula: "Mezcla de de acci¨®n y comedia". Ah¨ª est¨¢ Ben 10, un ni?o-alien¨ªgena que lucha contra monstruos. Misma base que la de Boing, el nuevo canal de Telecinco que, con programas de la factor¨ªa Cartoon Network, se ha lanzado recientemente a la piscina.
Pero Internet puede ser el enemigo. La Asociaci¨®n Europea de Publicidad Interactiva (EIAA) revela en la ¨²ltima edici¨®n de su estudio Mediascope Europe que los espa?oles ya prefieren la Red (13,6 horas semanales) a la televisi¨®n (13 horas semanales). Por eso hay que cambiar la estrategia. "La televisi¨®n ya no es un electrodom¨¦stico", cierra filas Sarasola. "Es un contenido que se distribuye por cualquier pantalla para que se incorpore, por ejemplo, a las redes sociales". Un consumo mucho m¨¢s interactivo y complejo. Sara tiene los ojos como platos mientras ve en la web de Antena 3 un cap¨ªtulo de Los protegidos que se hab¨ªa perdido en su momento. Josema busca un episodio de Mad Men, la serie a la que est¨¢ enganchado. Ambos con el ordenador. Clic. Televisi¨®n a la carta.
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