Magia en el Bernab¨¦u
?zil, con un excelente repertorio, lidera la victoria ante el Ajax de un gran Madrid, brioso y atractivo
Salvo espejismo, este Madrid aprende r¨¢pido, muy r¨¢pido. A las primeras de cambio respondi¨® magn¨ªficamente al desagrado expresado por su hinchada ante Osasuna. Mensaje entendido. No se concedi¨® momentos para la molicie y frente al Ajax fue un trueno, un monocultivo en el ¨¢rea holandesa sin conceder un rasgu?o en el de Casillas. Su f¨²tbol, con ?zil y su infinita chistera, estuvo muy por encima del resultado, raqu¨ªtico para los m¨¦ritos locales. Pero el Madrid tuvo muchas virtudes. Una sobresaliente: al menos anoche, Mourinho tambi¨¦n entendi¨® que Chamart¨ªn no es San Siro. Ni con 2-0 se relaj¨® el equipo, que siempre fue voraz. En el calcio y en Londres, Mou hubiera bajado la persiana sin reprimendas del grader¨ªo. Madrid es otra plaza.
REAL MADRID 2 - AJAX 0
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Carvalho, Pepe, Marcelo; Xabi Alonso (Lass, m. 83), Khedira; Di Mar¨ªa (Pedro Le¨®n, m. 80), ?zil (Canales, m. 88), Cristiano; e Higua¨ªn. No utilizados: Ad¨¢n; Mateos, Granero y Benzema.
Ajax: Stekelenburg; Van der Wiel, Alderweireld, Ooijer, Anita; Enoh; De Zeeuw (Tainio, m. 69), De Jong, Emanuelson; El Hamdaoui y Sulejmani (Eriksen, m. 85). No utilizados: Verhoeven; Oleguer, Blind, Lindgren y Jozefzoon.
Goles: 1-0. M. 31. Saque de esquina que despeja Anita, el bal¨®n golpea en Higua¨ªn y acaba en gol. 2-0. M. 73. Higua¨ªn, dentro del ¨¢rea a pase de ?zil.
?rbitro: Damir Skomina (Eslovenia). Amonest¨® a De Zeeuw y a Xabi Alonso.
Santiago Bernab¨¦u: 80.000 espectadores.
El alem¨¢n es el arte de lo imprevisto. Falta le hac¨ªa al equipo plano de los ¨²ltimos tiempos
Mourinho entendi¨® que Chamart¨ªn no es San Siro. Ni con 2-0 se relaj¨® el equipo
Puede existir un buen Madrid a la vista, depender¨¢ de lo que estire la manta. El gui¨®n de Mourinho no es negociable, los ¨¦xitos que le preceden avalan su molde: sus equipos se vertebran para blindar al portero propio sin la pelota y con ella como hilo conductor asaltar de forma vertiginosa al adversario. Del equilibrio entre las dos v¨ªas se encargan los dos pivotes, ellos marcan la l¨ªnea, aunque el destape delante de Casillas suponga un sacrilegio. En realidad, el Madrid juega con dos mitades y, por m¨¢s que no sea lo m¨¢s sublime del mundo, si el equipo no abusa de una las dos partituras ser¨¢ un hueso para cualquiera, en ataque y en defensa. Lo fue para el Ajax, que vivi¨® la noche en tanga, la nader¨ªa en ataque y un iluminado Stekelenburg bajo los palos. Mucha culpa la tuvo el Madrid, un dique en la retaguardia y una manada ofensiva. El Ajax puso de su parte. No tiene el linaje de aquella reserva futbol¨ªstica que cautiv¨® al universo en los setenta y tuvo una brillante secuela mediados los noventa. Hoy, v¨ªctima del desenfrenado rastrillo mundial, nada queda de aquella subversiva escuela; este Ajax es la nader¨ªa.
El Madrid tuvo br¨ªo, chicha, disposici¨®n y momentos brillantes. Le sobr¨® desatino ante la diana y que Cristiano, obsesionado con el gol, las pitadas y otras menudencias, fuera m¨¢s corporativo. S¨ª lo fue ?zil, que ofreci¨® un repertorio fabuloso: paredes, taquitos, desmarques, asistencias, sutilezas. Fren¨® y arranc¨® en los momentos justos. No se detiene de forma brusca, sino que sus paradas tienen muy mala intenci¨®n, lo hace habitualmente mientras pisa la pelota y la deja discurrir en otra direcci¨®n, casi siempre, al menos anoche, en la adecuada. Y cuando mete el turbo lleva todas las cuadr¨ªculas del campo en la cabeza, a su alrededor todos est¨¢n registrados. Cuando irrumpe en el balc¨®n del ¨¢rea, donde la mayor¨ªa solo ve telara?as, ¨¦l se ilumina. Fue el socio de todos y cit¨® una docena de veces con el gol a CR, Higua¨ªn y Di Mar¨ªa. Con Canales al quite, Kak¨¢ puede llegar a ser una pesadilla. Si ?zil no deriva en un robinhazo, aquel brasile?o que debut¨® en C¨¢diz con aires de Garrincha, el Madrid ha encontrado una veta extraordinaria. ?zil es el arte de lo imprevisto. Si no se esfuma, una alegr¨ªa para el f¨²tbol. Falta le hac¨ªa al Madrid plano de los ¨²ltimos tiempos.
Con Casillas, Arbeloa, Pepe y Carvalho liberados -hasta un remate al poste de Emanuelson ya con 2-0-, el Madrid fue un fest¨ªn atacante. Marcelo, mejor a?o a a?o, fue un extremo da?ino y frecuente, como le gusta. La presencia de Arbeloa, mucho m¨¢s contenido, por el otro costado le da otro horizonte. No necesita, como cuando est¨¢ Sergio Ramos, dar relevos. Con Arbeloa, aunque ¨¦l percuta, el Madrid siempre mantiene el sost¨¦n con cuatro defensas. Desde la cueva remaba Marcelo y Xabi Alonso daba vuelo el juego largo. Que el tolosarra y Khedira jueguen demasiado en paralelo alivia a Mourinho, pero no contribuye a la partitura de ?zil, que necesita militantes del juego corto. Alonso es el mejor predispuesto para ello; Khedira es una viga para las dos ¨¢reas. La costura no es su mayor virtud.
El dominio del Madrid fue abrumador de principio a fin. Di Mar¨ªa, por la derecha, a pierna cambiada, y CR por la izquierda, escoltado por Marcelo, anidaron una y otra vez ante Stekelenburg, lo mismo que Higua¨ªn, al que el larguero escupi¨® un disparo arqueado poco antes del confuso primer gol madridista. Xabi Alonso lanz¨® un c¨®rner con la pelota bien enroscada y sali¨® trompicada tras una carambola entre Higua¨ªn y Anita. Entre tanto y tanto del Pipita, el Madrid fue un regimiento ofensivo capaz de ejecutar ?36 disparos! El portero internacional holand¨¦s mereci¨® un monolito; Cristiano, autor de 11 disparos, una sesi¨®n en el div¨¢n.
El caso de Di Mar¨ªa tambi¨¦n ser¨¢ digno de estudio para Mourinho. Es tan zurdo, tan zurdo, que desde la derecha es absolutamente previsible. Siempre se descuelga hacia el interior. Tiene recursos para ganarse las habichuelas en esa posici¨®n, pero todo le resulta m¨¢s forzado. Peque?os matices l¨®gicos de principio de curso, un curso que el Madrid ha empezado con armadura, sin encajar un gol en los tres primeros partidos oficiales y con una joya como ?zil. Qui¨¦n sabe si no ser¨¢ el gal¨¢ctico inesperado. Trazo tiene y no siempre lo m¨¢s caro es lo mejor. El Madrid de Mourinho, si no vuelve a su versi¨®n de Osasuna, tambi¨¦n.
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